Por Alberto De la Fuente

La relocalización de empresas en México es el tema del momento. Se trata de un asunto que ha estado permanentemente en la agenda del debate público nacional durante los últimos años y que ha puesto nuevamente sobre la mesa ideas y propuestas sobre temas que, si bien estuvieron empolvados durante algún tiempo, hoy son centrales para posicionar a México como un destino atractivo para la inversión.    

Es momento de hacer un balance del estado actual de esta oportunidad histórica para nuestro país, ¿qué inversiones están llegando a raíz de este fenómeno?, ¿se está aprovechando al máximo?, ¿en dónde están las oportunidades para encausar un desarrollo económico más incluyente? 

De acuerdo con el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), en términos generales, una inversión califica como Nearshoring si deriva de una decisión en la que se elige a México, o a algún otro territorio, como destino por encima de otros países que no poseen una cercanía geográfica, comercial y/o política, aun cuando otras latitudes cuenten con atractivos similares en términos de población, mano de obra, costos u otros elementos.

Tomando como base esta definición, me gustaría revisar la numeralia disponible al momento y, desde luego, hacer una breve revisión de lo que tenemos y lo que nos hace falta, como país y como región de Norteamérica, para fortalecer nuestra posición en el escenario económico mundial. 

Algunas empresas globales que integran este Consejo han hecho importantes anuncios de inversión: DHL invertirá 120 millones de dólares en la ampliación y automatización de su HUB Aéreo Doméstico ubicado en el Aeropuerto Internacional de Querétaro; Schneider Electric está invirtiendo 1,300 millones de pesos en 2023 para consolidar el crecimiento de sus plantas de producción ubicadas en los estados de Tlaxcala, Nuevo León y la Ciudad de México; General Motors destinará más de 1,000 millones de dólares para la producción de vehículos eléctricos y motores eléctricos para vehículos eléctricos, y, Bosch ha anunciado inversiones por 18,500 millones de pesos en los últimos dos años, por citar algunos ejemplos. 

Sobra decir que en los próximos meses más empresas de nuestro organismo estarán anunciando importantes inversiones en el país.

Ahora bien, si abordamos este fenómeno desde la perspectiva de los potenciales puestos de trabajo que puede generar o que ya está generando, creo que vale mucho la pena tomar en cuenta las proyecciones que en este tenor ha hecho Manpower.

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Según esta compañía, 47% de las empresas mexicanas abrirá procesos de contratación ante el creciente fenómeno, y las empresas que se verán más beneficiadas por ello serán las de logística y las de manufactura. En este sentido, Mónica Flores Barragán, presidenta de ManpowerGroup Latinoamérica, considera que se podrían generar entre 250 y 300 mil empleos formales durante el tercer trimestre en México, y a finales de año se espera que se hayan generado cerca de 700 mil.

Somos optimistas respecto a lo que estamos observando, la relocalización de empresas en nuestro país va por el rumbo correcto. En días recientes, la Secretaría de Hacienda anunció que la demanda en construcción de naves industriales en varias entidades del norte del país ha ido en aumento, precisamente por la inminente llegada de nuevas empresas. Por su parte, la Secretaría de Economía está impulsando los Polos de Desarrollo para el Bienestar del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec. 

Es cierto que muchos inversionistas y empresas están poniendo el foco en México y esa es una excelente noticia. Por eso es importante insistir en la importancia que tiene que como país y como región atendamos de manera urgente e inmediata aquellas áreas de oportunidad que pueden detonar con mayor rapidez e impacto nuestras ventajas como destino de inversión.

Como ya lo hemos señalado en otros espacios, sobre todo a raíz de la divulgación de nuestra estrategia de Nearshoring, nos parece que la hoja de ruta que debemos seguir en la actual coyuntura debe enfocarse en los siguientes aspectos: educación y formación de capital humano, infraestructura y conectividad, sistema energético sustentable, investigación e innovación, desarrollo y encadenamiento del sector empresarial local, seguridad y Estado de Derecho.

De igual manera, es muy importante que en esta estrategia de relocalización se contemple la justicia, la equidad social y el acceso a más y mejores oportunidades para todas las personas, con el objetivo de evitar que se repitan inequidades sociales propiciadas por el desarrollo que ha privilegiado a unas regiones sobre otras o que no ha atendido de manera oportuna demandas, derechos laborales o infraestructura social adecuada, que han derivado en conflictos sociales de diversa índole.

Como comunidad empresarial debemos reconocer nuestra corresponsabilidad para mejorar el bienestar de las familias mexicanas y poner al centro de nuestros modelos de negocio los problemas sociales. Nuestro papel como empresas no debe limitarse a generar empleos, también debe enfocarse en la generación de valor compartido, es decir, en la creación de un ciclo positivo de prosperidad para la empresa y la comunidad. Junto con el gobierno, fortalecer programas que contribuyan a mejorar la seguridad pública, incorporar a jóvenes, apoyar a madres trabajadoras, etc. 

Por otro lado, y como bien lo ha señalado Oxford Economics, la necesidad de una mayor integración entre Estados Unidos, México y Canadá es urgente, por ello se requiere activar cuanto antes aquellos mecanismos institucionales que refuercen la relación de los tres países más allá del ámbito comercial, que nos hagan vecinos mucho más cercanos. Algunas oportunidades en este sentido están en el otorgamiento de visas de trabajo, la homologación de trámites o la modernización y coordinación en la infraestructura fronteriza, solo por mencionar algunas acciones.

Otro aspecto que debemos tomar en cuenta son las oportunidades que ofrece el sureste mexicano, proyectos como el corredor transístmico pueden tener la capacidad de transformar la realidad de una región que durante décadas ha padecido atraso y rezago en lo económico y social, y desde luego también puede ser un polo muy atractivo para la captación de nuevas inversiones.

Es un hecho que el país ya está viviendo los efectos positivos de la relocalización. Lo que toca ahora desde la trinchera de la iniciativa privada y del sector público es seguir trabajando para cerrar las brechas que persisten y aprovechar mejor nuestras fortalezas, estoy convencido de que podemos hacerlo bien y que ello le puede deparar un gran porvenir a nuestro país.

México es un país de oportunidades y tiene la inercia suficiente para atraer más y mejores inversiones, sin embargo, tenemos que construir una agenda colaborativa que mitigue las restricciones que puedan limitar su potencial de crecimiento.

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Contacto:

Alberto De la Fuente, presidente del Consejo de Empresas Globales en México

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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