En lo que es una señal de exuberancia inversionista en medio de la pandemia, Royalty Pharma, especializada en adquirir regalías de licencias y patentes (royalty streams), vendió 2.18 mil millones de dólares de sus acciones en la mayor oferta pública inicial en el mercado de valores de EU de 2020, con lo que sus títulos ganaron 60% al iniciar su operación.

La colocación en el Nasdaq señala la exitosa transición en las operaciones de inversión del billionaire mexicano Pablo Legorreta Creel: desde un modelo muy opaco de capital privado a una entidad con venta de acciones al público y que cotiza en el Nasdaq. La firma vendió 77.7 millones de acciones a un precio de salida de 28 dólares por cada una, con lo que el valor de mercado de Royalty Pharma llegó a los 16,700 millones de dólares (mdd).

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Al iniciar sus cotizaciones el martes 16 de junio de 2020, las acciones de Royalty Pharma se cotizaron en 45 dólares, con lo que la empresa alcanzó un valor de 26,800 mdd.

Con esta operación, hay cálculos que señalan que Legorreta Creel, que se quedó con 10.5% del papel de Royalty Pharma, tendría una fortuna de más de 2,810 millones de dólares, suficiente para ocupar el octavo lugar en el ranking de multimillonarios que Forbes México presentó en la edición de abril de 2020, por encima de las fortunas de las familias Servitje Montull (2,600 mdd) y Robinson Bours (2,570 mdd)

Legorreta, un exbanquero de inversiones, es un pionero que reforzó la idea de invertir en royalty streams de productos farmacéuticos. Fundó Royalty Pharma en 1996 como un vehículo de capital privado que compra partes de las regalías de medicamentos innovadores como Humira, Lyrica e Imbruvica, años antes de que estos productos alcanzaran sus picos en ventas.

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Estos medicamentos, que generaron miles de millones de dólares cada año, se comercializaron por grandes firmas farmacéuticas como Pfizer, AbbVie y Johnson and Johnson. Sin embargo, Royalty Pharma también se llevó su tajada porque había adquirido participaciones en royalty streams de entre 1.5% a 18% en docenas de medicamentos. En años recientes, Royalty Pharma también adquirió royalty streams de medicamentos que se encontraban bajo desarrollo clínico, con lo que en sí se convirtió en una fuente directa de capital para innovación.

La mayor parte del dinero que obtuvo en la OPI se utilizará para que Royalty Pharma invierta en más royalty streams de medicinas. Sin embargo, algunos de los inversionistas de largo plazo de Legorreta también consiguieron vender 17.7 millones de acciones en la OPI. De hecho, la OPI representa el mayor evento en liquidez en una operación bursátil en la que lo que se busca es comprar y no vender activos en los últimos 24 años.

Con esta operación, Legorreta también obtendrá un vehículo de capital permanente en operaciones públicas para inyectar recursos en la que ya es la mayor firma adquirente de royalty streams de productos de biofarma del mundo.

Legorreta tendrá que que enfrentar el reto de convencer a los corredores que Royalty Pharma debería tener una valuación tan elevada como las de las firmas de biotecnología y no como la de un vehículo de inversión.

La colocación en el Nasdaq generó un valor de menos de 16,900 millones de dólares, lo cual señala un cálculo justo de sus activos de inversión. Sin embargo, las primeras operaciones de compraventa de la firma indican que Legorreta avanza en el camino correcto. RP Management, el asesor financiero que controla Legorreta, continuará pagando 1% de los activos que supervisa anualmente y una prima de desempeño de 6.5% en recibos ajustados en efectivo.

Legorreta estudió ingeniería industrial en la Universidad Iberoamericana en Ciudad de México para luego entrar al famoso banco de inversiones Lazard Frères, donde realizó fusiones y adquisiciones en París y Nueva York.

Fundó Royalty Pharma en 1996 y la consolidó como la firma líder en la adquisición de propiedad intelectual en productos médicos y de biotecnología. 

Asimismo, es fundador y presidente de Alianza Médica para la Salud, una organización sin fines de lucro que capacita a doctores y trabajadores de la salud en América Latina a fin de mejorar la atención médica en la región. 

Por Nathan Vardi y con información de Forbes Staff

 

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