La complicada situación económica tras la pandemia de coronavirus provocará que varios micronegocios formales de la Ciudad de México opten por unirse al sector informal, puesto que no tendrán la solvencia para cubrir gastos y deudas, aseguró Daniel Contreras Pérez, presidente de la a Cámara de Comercio Servicios y Turismo en Pequeño (Canacope) en la CDMX.

En entrevista para Forbes México indicó que si los comerciantes no reciben un apoyo económico gubernamental para reiniciar actividades, es probable que muchos se den de baja ante el seguro social y el Servicio de Administración Tributaria (SAT) por la falta de recursos para realizar las contribuciones.

“Estamos hablando de papeleras, hoteles, bares, tiendas de abarrotes y ferreterías. Todos los negocios de la Ciudad de México han sido tocados por esta situación”, apuntó.

Aseveró que la crisis económica no sólo repercutió en los comercios que tuvieron que cerrar, puesto que los que se mantuvieron activos registraron bajas en las ventas de hasta un 70%.

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En ese sentido, Contreras Pérez hizo un llamado a la autoridades locales a generar un esquema de apoyo económica a los pequeños negocios, puesto que para estos entes económicos les costaría entre 70,000 y 350,000 pesos reiniciar actividades.

“Se están recuperando con carencias como sueldos caídos, gastos operativos, servicios, material de limpieza y adeudos por préstamos durante la pandemia porque estuvieron cerrados y sin ingresos”.

De acuerdo con datos de la Canacope, el 10% de las pequeñas empresas tienen ahorros para hacerle frente a sus gastos; además se calcula una pérdida de 112 millones de pesos durante los meses que lleva la emergencia sanitaria, la cual puede incrementar con el tiempo.

“Estamos pidiendo una segunda ronda de apoyos donde el microcrédito sea más elevado, que los microcréditos sean de entre 30 y 40 mil pesos para la inversión en la nueva normalidad”.

Detalló que se los comerciantes necesitan reconfigurar su local con las medidas sanitarias, además de comprar equipo de protección o contratar un servicio de sanitización, lo cual eleva el monto de inversión.

De igual manera, pidió que las obligaciones fiscales se pudieran diluir en 12 meses a partir del siguiente año, así como generar esquemas de apoyo en los pagos de agua y luz.

Refirió que de los 345,000 micronegocios que mantiene la CDMX, el 45% no abriría sus puertas, mientras que otros cambiarían de giro o migraría al sector informal.

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“Muchos de los negocios como restaurantes tenían stock comida y bebida que tuvieron que sacar casi regalado para que no se echara a perder, ahora hay que invertir para ese stock para trabajar”.

Por su parte, el experto en economía y política pública, Darío Ibarra Zavala, explicó sobre la necesidad de apoyar a este sector productivo, sin embargo los apoyos se deberían generar con base en el tiempo de vida que tengan.

Datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) señalan que una empresa que emplea a dos personas como máximo tiene un promedio de vida de 6.7 años.

Ante ello, Ibarra Zavala sugirió que los apoyos gubernamentales se otorguen a los micronegocios que hayan superado los dos años de vida, para asegurarse de su inversión sea viable.

En caso de que se otorgue dicho financiamiento a un comercio que no sobrevivió, el también académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) indicó esto sería un beneficio para el dueño de la empresa, por lo que sería mejor generar un esquema de ingreso básico universal para todos los consumidores.

“Es probable que el sector formal pase a la informalidad, pero depende de cómos defina la informalidad: el Inegi dice que consiste en otorgar seguridad social, para otros cumplir con regulaciones de la economía, pero son tantas que es poco probable que las empresas lo cumplan al 100%”.

Refirió que si se considera informalidad a los puestos en las calles o tianguis, este sector incrementará en los siguientes meses, puesto que es una válvula de escape para sobrevivir, sobre todo después de una crisis económica.

Sin embargo, subrayó que varios microempresarios no quieren dar el siguiente paso en su negocio al no quererse afiliar a una cámara o asociación, así como registrarse ante el seguro social o la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, por el gasto que implica; aunque una representación gremial es una buena oportunidad para hacerse escuchar en tiempos adversos.

 

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