La compañía Repsol, dueña y operadora de la refinería La Pampilla en Perú, aseguró que no es responsable del derrame de 6,000 barrilles de petróleo causado el sábado pasado por la tarde en sus instalaciones y que ha generado un desastre ecológico en 1,739,000 metros cuadrados del mar al norte de Lima, según informó este miércoles el Organismo Estatal de Fiscalización Ambiental (OEFA).

La nueva cifra de la OEFA es altamente superior a la que se informó previamente. De hecho, hasta el martes, las autoridades estimaban que la afectación alcanzaba a 18,000 metros cuadrados del litoral de la capital peruana. La entidad fiscalizadora también señaló que la zona impactada podría expandirse en los siguientes días.

Por su parte, la compañía española Repsol negó ser la responsable del desastre ecológico. “Nosotros no ocasionamos el desastre ecológico. No puedo decirte quién es el responsable”, respondió la gerenta de comunicaciones de Repsol, Tine van den Wall Bake, a un periodista de la emisora RPP al ser consultada a quiénes atribuían el derrame. “¿Quién es el responsable?”, preguntó el periodista a la ejecutiva durante la primera entrevista otorgada a la prensa por un representante de Repsol tras el derrame de petróleo.

El derrame de petróleo de Repsol en el mar peruano se produjo a las 5:00 p.m. del sábado 16 de enero pasado, precisó la ejecutiva, tras apuntar que a las 2:46 p.m. (poco menos de tres horas antes), la empresa operadora de La Pampilla se había contactado con la unidad de Tráfico Marítimo (Tramar) de la Marina de Guerra del Perú para “para ver si había alerta de tsunami”.

Según agregó Van Den Wall Bake, la Marina confirmó a Repsol que no había alerta de tsunami para el litoral peruano y que podrían “proseguir con la descarga [de petróleo] del buque”.

Vale notar que en un primer comunicado la refinería La Pampilla atribuyó el derrame a “mareas inusitadas” generadas por la erupción del volcán submarino Tonga en el Pacífico.

Momento del derrame

La ejecutiva de Repsol dio más detalles a RPP sobre el momento del derrame mientras descargaban el crudo desde un barco de bandera italiana.

“En ese momento que llega la ola, rompe los cabos de estribor y tira el buque contra nuestra instalación [terminal 2]. Se aplica inmediatamente todo el protocolo, se paraliza la descarga, la bomba de descarga queda totalmente desactivada y se aplica el plan de contingencia. Se llama a buzos, se sacan las barreras flotantes y luego se avisa a las autoridades competentes, Se avisa a Dicapi (Dirección General de Capitanías y Guardacostas), a OEFA, a Osinergmin (Organismo Supervisor de la Inversión en Energía y Minería)”, dijo a la emisora.

Tras el aviso, explicó que la autoridad marítima del Perú se acercó a la refinería a realizar una inspección. “A medianoche, a las 00.08 a.m., llega la autoridad marítima del Perú, hace una inspección y emite un acta a las 2:20 a.m., confirmando que se ha desplegado correctamente el plan de contingencia”, indicó.

Justamente, en la tarde del miércoles, durante una conferencia de prensa, la presidenta del Consejo de Ministros del Perú, Mirtha Vásquez, comentó que la empresa “al parecer” no poseía un plan de contingencia.  

Estimaciones iniciales incorrectas

Consultada por el periodista sobre la diferencia entre la estimación del derrame brindada inicialmente por Repsol a las autoridades peruanas (0.16 barriles) y la estimación actual (6,000 barriles de petróleo), Van Den Wall Bake explicó que, durante las primeras horas del desastre visualizaron iridiscencia (reflejos de colores, por lo general del arco iris) en el mar peruano.

“Lo primero que se veía era algo de iridiscencia en el mar. No se veía ningún derrame”, dijo y explicó que el oleaje anómalo causado por la erupción volcánica transportó el vertido “lejísimo”.  

“Si fuese un derrame normal, el crudo hubiese aflorado en el sitio, pero como había estas olas se lo llevó a otro sitio. No se vio, lo único que se vio fue iridiscencia en el mar”, dijo.

Según dijo, advirtieron el derrame por la tarde del domingo pasado.

“Ahí se hace de noche [el sábado pasado], nosotros llamamos inmediatamente a los buzos, ponemos las barreras de contención, y a las 5 de la mañana del día siguiente [del domingo 16 de enero pasado] salen patrullas a explorar tanto a las playas aledañas por tierra, por mar se van lanchas, se saca un dron a volar y no se detecta nada más. Es solamente por la tarde del día siguiente, en la tarde domingo, cuando ya han pasado 24 horas, que se ve [el derrame]”, anotó.

“En cuanto nosotros hemos sabido [del derrame], hemos hablado con con la capitanía (entidad a cargo de la Marina) inmediatamente. De hecho, hemos tratado de entrar esa misma noche [del domingo pasado] para empezar a tratar de limpiar, pero la playa estaba bloqueada por gente que estaba tomando”, dijo.

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Más tarde, al ser repreguntada sobre la brecha entre la estimación inicial de la firma y la oficial, reiteró: “Nosotros pensábamos que no había salido más [petróleo]. Pensábamos que era una cosa leve. El producto viajó por el fondo del mar y luego salió al día siguiente. En el instante que lo sabemos, ponemos todo en marcha”, dijo.  

Según fuentes consultadas por Forbes, los impactos ambientales y económicos del derrame son muy intensos. Según entidades estatales, el desastre ecológico está afectando dos reservas naturales protegidas que sumadas tienen un tamaño de 512 hectáreas (474 canchas de futbol). Además, el petróleo ya ha matado ya a diversos animales que habitan en las costas de Lima y Callao. A nivel económico, la catástrofe también golpeará al turismo, la pesca artesanal y a los restaurantes marinos.

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