Por segunda vez, trabajadores y empresarios de restaurantes de la Ciudad de México golpearon sus cacerolas para exigirle al gobierno local que les permita la apertura en interiores con aforo del 40%.

Decenas de personas, con cartulinas, cucharas y cazuelas, se colocaron al pie del Monumento a la Revolución con la solicitud de que también los dejen operar hasta las 22 horas.

En calles de Polanco, empleados de restaurantes también protagonizaron un “cacerolazo”.

Presente en el Monumento a la Revolución, Adrián Colín, vocero del movimiento Abrimos o Morimos, afirmó que el 40% de los establecimientos de comida en la ciudad no han podido operar debido a que no cuentan con espacios al aire libre o terrazas para instalar sus mesas.

Lo anterior, luego de que el gobierno de la CDMX permitió la operación sólo en terrazas y lugares al aire libre como parte del programa “Reactivar sin arriesgar”.

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La razón de ello, según la administración de Claudia Sheinbaum, es que en lugares cerrados y con poca ventilación hay un mayor riesgo de contagio de Covid-19.

Colín alertó de una caída del 70% en los ingresos de sus establecimientos en comparación con las percepciones de 2019.

Insistió en que los restaurantes de la capital continúan con el pago de nóminas y de servicios para mantener sus locales, sin embargo, remarcó que la apertura en espacios abiertos no les genera lo suficiente para cubrir dichos gastos.

El portavoz indicó que continúan las mesas de diálogo con el gobierno de la capital, además que les han externado su preocupación por la complicada situación económica, por lo que decidieron manifestarse esta mañana para insistir en tener menos restricciones en su operación.

También advirtió que con la pandemia, 13,500 establecimientos de comida en la zona metropolitana del Valle de México han tenido que cerrar sus puertas definitivamente debido a la emergencia sanitaria.

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Aunado a ello, trabajadores del restaurante El Bajío externaron a Forbes México su pesar por que durante la emergencia sanitaria, sus percepciones se vieron disminuidas hasta en 50%.

“No nos alcanza ni para los camiones”, refirió Manuel, un empleado del lugar.

Además, refirió que la venta de comida para llevar no les ha generado las mismas ganancias que cuando los clientes consumen en el lugar.

Para concluir la protesta, los integrantes del movimiento Abrimos o Morimos colocaron en una tina diversas cucharas, cazuelas, carteles, y artículos de restaurantes, a fin de rendir homenaje a los más de 13,500 establecimientos que se vieron obligados a cerrar sus puertas de manera definitiva.

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