Por Gabriela Rocha* El Mes de la Mujer se fue en un parpadeo. Fue rápido e intenso, y nos dio la oportunidad tanto de celebrar los avances importantes en la lucha por la equidad, como de darnos cuenta de todo lo que aún falta para lograr una sociedad realmente equitativa. En mi pasada columna escribí que deberíamos conmemorar la lucha de las mujeres no sólo en marzo, sino siempre. No tenemos el lujo de dejar pasar otros 11 meses hasta volver a dar voz e importancia a la causa, porque la consecuencia de vivir en una sociedad desigual se siente en la piel todos los días. En un país donde hay 10 feminicidios al día, sólo 1/3 de las mujeres tienen independencia económica y más del 90% de delitos no son ni siquiera denunciados, el problema es alarmante y las soluciones nada sencillas. Lograr una sociedad equitativa tendrá que ser un esfuerzo colectivo y constante con acciones de cada individuo, gobierno y empresas. No faltan oportunidades desde el sector privado para impulsar una economía más diversa, con equipos de trabajo heterogéneos a todo nivel, y prácticas que fomentan mayor inclusión. Desde Laboratoria, trabajamos para eso. Nuestra visión es que, a través de equipos más diversos, la economía digital en América Latina pueda ser más competitiva. Sabemos que, de acuerdo con McKinsey, las mujeres contribuimos con el 37% del PIB global, a pesar de no tener las mismas oportunidades profesionales que los hombres. Ese dato no contabiliza el impacto en el aumento del consumo, o en la velocidad de la innovación, su aumentáramos la participación de las mujeres en el mercado laboral. El gobierno debe ejercer políticas que protejan los derechos de las mujeres, su seguridad, acceso a las mismas oportunidades, como ciudadanas ante la ley; creando condiciones necesarias para fomentar mayor equidad en el hogar y trabajo. Algunos ejemplos son las políticas de paternidad, incentivos para eliminar la brecha salarial, o la valoración de todo trabajo de la mujer, incluyendo el hogar. Pero hay aún más que podemos (y debemos) hacer. La inequidad es también resultado de una mentalidad arraigada sobre el rol y valor de la mujer en la sociedad, cuya lógica nos inculcan desde niños y replicamos en el tiempo. Si queremos un futuro equitativo, habremos de cambiar esa mentalidad y transformar radicalmente la forma como nos relacionamos. Mónica Rincón, periodista chilena dijo recientemente: “la revolución será doméstica, o no será”. Es en el rincón más íntimo de nuestras vidas donde tendremos mayor posibilidad de efectuar un cambio real. El hogar es donde gran parte de la violencia contra la mujer existe. Invisibilizamos su labor como administradora del hogar al no remunerarla; perdonamos al no castigar los abusos domésticos y limitamos su libertad cuando las encasillamos en un rol. Tenemos que retar esos roles, porque al asignar un rol a la mujer, estamos asignando también uno al hombre, así como una idea sobre masculinidad que discrimina contra la mujer e impide la plena realización del hombre. Y al permitir eso, perdemos todos. Al final, todo está relacionado. Lo que hagamos en la política y sector privado tiene un impacto enorme en nuestras vidas personales y viceversa. En su artículo de enero en The Atlantic, Peter Beinart, presentó una correlación entre países donde las mujeres y los hombres comparten las responsabilidades de la casa de forma equitativa y la representación de mujeres en el poder. Cuanto mayor la representación en el Gobierno, mayor la equidad en la casa. Cambios de mentalidad y de cultura toman décadas. Pero cada generación debe cuestionar el pasado y el presente para contribuir a moldear la sociedad en la que queremos vivir. Una sociedad equitativa no es sólo una aspiración moral y correcta, sino también está en el mejor interés de todos. Es el camino a seguir y depende de cada uno de nosotros. No esperemos hasta marzo para empezar a construirlo. *Socia VP of Growth de Laboratoria.   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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