Por: Jesús Deloya

De manera afortunada empezamos a ver, aparentemente, la luz al final del túnel en temas de pandemia y el control del COVID-19. Con el regreso a la “normalidad” habremos de retomar “viejas costumbres”, las cuales no son del todo erróneas o desechables; no obstante, surge una  disyuntiva o cuestionamiento clave: ¿por qué dejar de lado el camino ganado en torno al manejo de las competencias digitales, las nuevas estrategias didácticas y la implementación de procesos creativos en el salón de clases y en el aula virtual que con tanto esfuerzo se desarrollaron en estos últimos dos años derivados de la crisis sanitaria y el asilamiento necesario?

Los docentes y estudiantes están regresando a las aulas y el porcentaje de uso de las plataformas educativas ha bajado en el último trimestre hasta en 20% de acuerdo con estadísticas generadas semana a semana por algunas instituciones educativas. Este decremento se debe en mucho al retorno a la actividad presencial y a argumentos como: “las plataformas virtuales ya no son necesarias porque hemos vuelto a las clases presenciales”, “las plataformas son accesorias, lo importante es lo enseñado en los salones”, etc.

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Estos argumentos son muy preocupantes para el futuro de los modelos educativos, pues como he compartido en ocasiones anteriores las tendencias indican que los sistemas educativos que más éxito vislumbran para el desarrollo de las diferentes competencias requeridas por el mercado laboral son los modelos híbridos con gestión de plataformas y contenidos en línea, esto debido a que tal tipo de sistema ofrece el perfeccionamiento de las siguientes competencias:

Competencias digitales

STEAM

Trabajo colaborativo

Trabajo independiente 

Administración del tiempo

Creatividad

Pensamiento critico

De acuerdo con el reporte “Tecnología educativa en América Latina y el Caribe”, elaborado por el Banco Interamericano de Desarrollo y Holon IQ, se concluyen seis puntos relevantes en relación con lo que la pandemia deja a favor del progreso de la tecnología educativa, a saber:

1. La pandemia acrecentó la brecha educativa en esta zona del mundo, lo cual representa una gran coyuntura para cubrir ciertas áreas de oportunidad con el apoyo de la tecnología educativa.

2. El uso de las EdTech ha apoyado en gran medida el desarrollo de una gran cantidad de competencias y resultados de aprendizaje; dejar de potenciarlas e impulsarlas sería dar pasos críticos hacia atrás en los procesos de mejora, innovación y atención de estudiantes en las diferentes zonas de la región.

3. La pandemia derivó en un crecimiento exponencial del ecosistema que atiende el tema de tecnología educativa y esto a su vez incrementó la demanda en la formación de competencias digitales valoradas por el mercado laboral, por lo cual resulta fundamental continuar con el desarrollo e incremento de estas.

4. Se ha incrementado en 300% la inversión en la expansión de compañías EdTech entre el 2020 y el 2021, lo cual representa un campo fértil de crecimiento para estudiantes y docentes para mejorar sus prácticas y encontrar un nicho de mercado en el cual desplegar nuevas habilidades.

5. Se identifica como un claro desafío la madurez digital de la región y, sobre todo, la resistencia al cambio, la cual, apalancada al regreso a la normalidad, agudiza el riesgo de perder lo avanzado. Aquí, el apoyo que el sector gobierno dé para incentivar el avance de la EdTech será fundamental para el progreso.

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6. Los líderes mundiales del tema consideran que la colaboración entre los diferentes actores del modelo será la clave y el detonante del éxito, y cuando se hace referencia a los distintos actores no solo se trata de las empresa y los inversionistas, sino también de los alumnos, quienes mediante el uso del sistema mejorarán las experiencias; o los docentes, quienes por medio de una mejor y más completa capacitación serán los principales promotores de tales tecnologías, y los administrativos serán lo que se verán beneficiados con el logro de los objetivos de aprendizaje por parte de los educandos, una mejor reputación y atracción de prospectos, así como la retención de los que ya forman parte de la comunidad.

Con todo lo anterior, no hay lugar a duda que las instituciones educativas, en colaboración con el sector empresarial y Gobierno, deben trabajar en el desarrollo de este ecosistema y preparar a nuestros colegiales y docentes para enfrentar los retos actuales y futuros, pero sobre todo no debemos echar en saco roto lo mucho que se avanzó en estos últimos dos años y tomarlo como trampolín para alcanzar nuevos objetivos, desarrollar nuevos modelos, e implementar nuevas tecnologías en favor de nuestra comunidad estudiantil y profesores, con el propósito de mejorar la experiencia educativa y desarrollar el talento base que el mercado laboral requiere.

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Contacto:

Jesús Deloya, Director de Innovación Educativa de Aliat Universidades

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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