Las implicancias del coronavirus en América Latina y el Caribe son gran una preocupación, no sólo para gobernantes, el pueblo y el enorme aparato productivo de cada nación a lo largo y lo ancho del territorio.

Así fue que en un llamado conjunto sin precedentes de líderes regionales para la cooperación internacional y el liderazgo democrático, entre ellos, Ernesto Zedillo, Juan Manuel Santos, Ricardo Lagos y Fernando Henrique Cardoso, describen los pasos y las políticas que la región de América Latina y el Caribe debe tomar para mitigar lo peor de Covid-19.

El informe publicado en El País y replicado alrededor del mundo indica que la pandemia de Covid-19 es una conmoción de magnitud sin precedentes, de duración incierta y consecuencias catastróficas que, si no se abordan adecuadamente, podrían conducir a uno de los episodios más trágicos en la historia de América Latina y el Caribe.

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La misiva indica que la crisis requiere una acción rápida y decisiva, pero las respuestas políticas en la región han sido desiguales. Varios gobiernos han reaccionado rápidamente, (como en el caso de Argentina), haciendo de la protección de la salud pública su principal objetivo.

Los suscribientes indican que lamentablemente, otros han tendido a minimizar los riesgos de la pandemia, informando mal a los ciudadanos y haciendo caso omiso tanto de la evidencia científica como del consejo de sus propios expertos. En lugar de movilizar todas las capacidades a su disposición, algunos líderes han optado por jugar a la política populista y divisiva en medio de esta tragedia.

En este sentido, añaden que para apoyar los empleos y los ingresos de la fuerza laboral, la ayuda a las empresas también es esencial, tanto para permitirles hacer frente durante el período de distanciamiento social generalizado, como para garantizar que se recuperen después.

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Indican que los subsidios para ayudar a las empresas a pagar su factura salarial, que dependen del mantenimiento del empleo, protegen tanto a las empresas como a los trabajadores durante la crisis y son cruciales para un rápido repunte de la economía cuando las condiciones se normalicen.

Sostuvieron además que si no se evitan las quiebras generalizadas, la próxima víctima de la crisis podría ser el sistema bancario. En ese punto, el sistema de pagos, y de hecho toda la economía, correría el riesgo de colapsar. Muchas empresas, particularmente las pequeñas y medianas, sufrirán importantes pérdidas de ingresos mientras dure la crisis.

Añaden que sin apoyo, la falta de liquidez pronto se convertirá en un problema de solvencia: los aplazamientos de impuestos, reinversiones de préstamos y créditos subsidiados no serán suficientes.

Sobre el punto de las bancas nacionales subrayaron que esta emergencia requiere garantías de crédito sin precedentes proporcionadas por los gobiernos para garantizar que los bancos mantengan los préstamos, así como también cambios temporales en la regulación para promover incentivos para la expansión del crédito.

Para los suscribientes, el estímulo fiscal también será necesario durante la fase de recuperación. Los gobiernos necesitarán estimular el empleo y la actividad económica sin exacerbar los riesgos relacionados con la salud, indican.

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Todo esto plantea un desafío excepcional: si bien los requisitos fiscales ahora son mucho mayores que durante la crisis financiera mundial, el espacio político en las economías latinoamericanas es más limitado. Los costos fiscales deben compensarse con ajustes presupuestarios en áreas de baja prioridad. En tanto, un compromiso de nuestros poderes Ejecutivo y Legislativo para corregir el déficit fiscal resultante más grande dentro de un período de tiempo razonable serviría para mitigar el riesgo de una rebaja de crédito que ahora amenaza a varios de nuestros países.

En esta línea, explican que se necesita una coordinación global más fuerte entre las autoridades de salud para mejorar la capacidad de realizar pruebas, tratar y aislar a los pacientes.

El texto indica que las compañías farmacéuticas deberían ayudar a los países con materiales reactivos a ampliar las pruebas y con acceso abierto a la tecnología para producirlos.

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En tanto en el ámbito financiero sostienen además los siguientes puntos:

  1. Reguladores, las agencias de calificación crediticia y las instituciones de normas contables deben adaptar sus criterios para hacer frente a las circunstancias sistémicas excepcionalmente adversas.
  2. El apoyo externo para las cuentas fiscales y la balanza de pagos es indispensable en esta crisis, especialmente para los países más pequeños y menos desarrollados de América Latina.
  3. Para muchas economías de la región, un apoyo externo oficial sustancialmente mayor será la única forma de hacer frente a esta combinación sin precedentes de shocks adversos, señalando al FMI como organismo esencial.
  4. Sobre el prestamista mundial, dijeron que debería aumentar significativamente el acceso a las instalaciones con desembolsos más rápidos y menor condicionalidad, como el RFI, o crear nuevas líneas de pandemia.
  5. Los principales bancos centrales pueden ayudar aún más a reducir las tensiones de liquidez cambiaria.
  6. Bancos multilaterales de desarrollo (BMD) como el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y CAF deberían duplicar la cantidad de préstamos netos a la región y aprovechar los mercados de capital global altamente líquidos para proporcionar un mayor apoyo presupuestario a los países más necesitados.

Concluyen, entre otras medidas que en circunstancias excepcionales y en países sin acceso a los mercados, la suspensión de la deuda podría complementar los préstamos oficiales.

El documento está firmado por Fernando Henrique Cardoso, presidente de Brasil (1995-2002).

Ricardo Lagos, Presidente de Chile (2000-2006).

Juan Manuel Santos, Presidente de Colombia (2010-2018).

Ernesto Zedillo Ponce de León, presidente de México (1994-2000); Universidad de Yale.

Mauricio Cárdenas, Ministro de Hacienda de Colombia (2012-2018); Centro de Política Energética Global, SIPA, Universidad de Columbia.

Roberto Chang, distinguido profesor de economía, Universidad de Rutgers, Estados Unidos.

José De Gregorio, Ministro de Economía, Minería y Energía de Chile (2000-2001), Presidente del Banco Central de Chile (2007-2011). Decano, Escuela Económica y de Negocios, Universidad de Chile.

Ilan Goldfajn, presidente del Banco Central de Brasil (2016-2019); Director y fundador, Centro de Debates de Politicas Publicas (CDPP).

Ricardo Hausmann, Ministro de Planificación de Venezuela (1992-1993); Profesor, Kennedy School of Government, Universidad de Harvard.

Eduardo Levy Yeyati, Decano, Escuela de Gobierno, Universidad Torcuato Di Tella, Argentina.

Federico Sturzenegger, Presidente del Banco Central de Argentina (2015-2018); Profesor de la Universidad de San Andrés, Argentina.

Rodrigo Valdés, Ministro de Hacienda de Chile (2015-2017); Escuela de Gobierno, Universidad Católica de Chile.

Andrés Velasco, Ministro de Hacienda de Chile (2006-2010); Decano, Escuela de Políticas Públicas, London School of Economics.

 

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