Paralelamente al desarrollo de una vacuna, científicos en todo el mundo están investigando si sustancias ya existentes también pueden ayudar a combatir el SARS-CoV-2 (Covid-19). Resochin, un medicamento contra la malaria, había despertado gran entusiasmo en las últimas semanas. Su ingrediente activo, la cloroquina, y su derivado, la hidroxicloroquina, se han utilizado durante decenios para prevenir y tratar el paludismo.

En estudios de laboratorio, y en dos ensayos clínicos realizados en China y Francia –aunque el número de casos es pequeño–  la cloroquina habría demostrado en cultivos celulares que inhibe la proliferación del nuevo coronavirus, lo que reduce la carga viral de los pacientes con un desarrollo más grave de la enfermedad. Por lo tanto, la sustancia activa también podría ser utilizada como antiviral, concluyeron los investigadores.

A pesar de algunas preocupaciones sobre los posibles efectos secundarios, en muchos lugares se llevan a cabo ensayos clínicos con dicha sustancia.

Mortal ensayo médico en Brasil

Pero un ensayo en fase II en Brasil terminó con la muerte de once pacientes por arritmia y daños coronarios causados por la aplicación de cloroquina. Este ejemplo muestra lo arriesgado que puede ser el tratamiento con altas dosis de cloroquina en pacientes con Covid-19, especialmente en combinación con el antibiótico azitromicina u otros fármacos.

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El estudio, financiado por el gobierno brasileño y cuyos resultados preliminares se publicaron en el portal científico “MedRxiv“, involucró a 81 pacientes hospitalizados. En realidad, se suponía que 440 pacientes participarían en la fase IIb del estudio “CloroCovid-19“.

El equipo dirigido por Marcus Lacerda del Instituto Tropical de Manaos, en el estado brasileño de Amazonas, administró una dosis de 450 miligramos de cloroquina dos veces al día durante cinco días (dosis total de 2.7 gramos) a cerca de la mitad de los pacientes. A los demás pacientes se les prescribió una dosis de más de 600 miligramos (dosis total de 12 gramos) durante diez días. No hubo un grupo de placebo.

¿Dosis demasiado altas?

Normalmente, los medicamentos contra el paludismo solo se utilizan en una dosis más baja y solo durante unos pocos días. En Brasil, la dosis fue incluso más alta que la sugerida por las autoridades chinas y el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC).

La autoridad sanitaria de la provincia china de Guangdong había recomendado un tratamiento con 500 mg dos veces al día durante diez días (cantidad total de 10 gramos). El CDC recomendó una dosis inicial de 600 mg más otros 300 mg después de 12 horas, seguidos de 300 mg dos veces al día en los días dos a cinco (dosis total de 3.3 gramos).

La ciencia de los intervalos en los latidos del corazón

En Brasil, los médicos notaron arritmia (extensión significativa del intervalo QT) entre dos o tres días en pacientes que recibían la dosis alta. En el sexto día del ensayo murieron once pacientes y el ensayo en fase II se detuvo inmediatamente.

En la cardiología, el intervalo QT es la medida del tiempo entre el comienzo de la onda Q y el final de la onda T en el electrocardiograma. Si se encuentra anormalmente prolongado puede tratarse de una arritmia ventricular. El intervalo QT es dependiente de la frecuencia cardíaca (a mayor frecuencia, menor es el intervalo), y tiene que ser ajustado a dicha frecuencia para su interpretación. La corrección estándar usa la fórmula de Bazett, calculando el intervalo Qt corregido QTc.

¿Se ignoraron las advertencias?

La semana pasada, internistas de la Asociación Médica Canadiense habían advertido sobre los peligros de la prolongación de los intervalos de QTc, registrados en el ECG, tras la utilización de cloroquina e hidroxicloroquina, especialmente en combinación con el antibiótico azitromicina.

Según el informe, la combinación podría provocar hipoglucemia (niveles de azúcar en sangre anormalmente bajos), así como inquietud, confusión y delirios, además de arritmia cardíaca. Una sobredosis podría provocar ataques epilépticos, coma y paro cardíaco.

Desastroso cóctel de drogas

Muchos de los pacientes de COVID-19 suelen ser significativamente mayores que los pacientes de malaria, y a menudo padecen de enfermedades preexistentes. En ese grupo de riesgo, es presumible que un tratamiento de dosis altas con cloroquina tenga muchas más probabilidades de provocar daños en el músculo cardíaco y arritmias cardíacas graves.

Como no hubo un grupo de placebo en el estudio de Manaus, es difícil ver exactamente qué proporción de las muertes fueron causadas por la cloroquina. Esto se debe a que todos los pacientes fueron tratados adicionalmente con el antibiótico azitromicina, que también extiende el intervalo QTc. Algunos pacientes también habían tomado oseltamivir (Tamiflu), que también puede tener un efecto negativo en el ritmo cardíaco.

¿Humanos: conejillos de Indias?

En principio, las sustancias básicas activas cloroquina/hidroxicloroquina son bien toleradas y seguras. Resochin, un medicamento desarrollado por el grupo químico y farmacéutico alemán Bayer, se ha utilizado con éxito como medicamento contra la malaria o como profilaxis desde la década de 1930.

Sin embargo, los riesgos y los efectos secundarios se conocen desde hace mucho tiempo. Incluso estos medicamentos de probada eficacia pueden causar graves daños, si se ingieren –o son aplicados– en dosis extremadamente altas, si se toman con una automedicación incorrecta o si los toman ciertos grupos de personas.

Las investigaciones deben dilucidar ahora si en el ensayo clínico en Brasil se aplicaron sobredosis negligentemente o se ignoraron las advertencias.

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