La mayoría de los medios estadounidenses creen que, con la suspensión del financiamiento a la Organización Mundial de la Salud (OMS), el presidente de EU, Donald Trump, quiere distraer de su propio fracaso para hacer frente a la epidemia de coronavirus: tras negar el peligro desde febrero hasta mediados de marzo, Trump estaría ahora buscando culpar nuevamente al enemigo externo, China.

Su aversión general al multilateralismo y las organizaciones internacionales también puede desempeñar un papel. Trump ha amenazado anteriormente con no abonar la membresía de Estados Unidos en Naciones Unidas y hasta con abandonar la OTAN. Además, especula el Wall Street Journal, la administración Trump estaría intentando aumentar el número de trabajadores estadounidenses en las organizaciones internacionales a las cuales el país contribuye.

¿Cuáles son las reacciones a la amenaza de Trump?

La crítica mundial es fuerte. “El 26 de marzo, tras la reunión del G20, Donald Trump firmó un comunicado, en virtud del cual se fortalecería el mandato de la OMS, se aumentaría el financiamiento para la respuesta a desastres, y se dedicaría más dinero a desarrollar una nueva vacuna y abordar los problemas de los países en desarrollo. Este no es un paso lógico del presidente. Es un acto de autodestrucción porque, si queremos protegernos localmente en Alemania o en Estados Unidos, tenemos que actuar globalmente”, dijo a DW el exprimer ministro británico Gordon Brown, que pide algún tipo de gobierno mundial para combatir el coronavirus. Si se dejara ahora solos a los países africanos con sus sistemas de salud subdesarrollados, por ejemplo, según Brown, el virus regresaría en una segunda o tercera ola.

“Dejar de financiar a la Organización Mundial de la Salud durante una crisis de salud mundial es tan peligroso como parece. Su trabajo está ralentizando la propagación de COVID-19 y si ese trabajo se detiene, ninguna otra organización puede reemplazarlos. El mundo necesita a la OMS más que nunca”, escribió en Twitter Bill Gates, uno de los mayores donantes privados de la OMS”.

Este no es un paso lógico del presidente. Es un acto de autodestrucción

“Lamentamos profundamente la decisión de Estados Unidos de dejar de financiar a la OMS. No hay justificación para esta decisión, en un momento en el que se necesita su trabajo más que nunca para ayudar a contener y mitigar la pandemia de coronavirus. Solo uniendo fuerzas podremos superar esta crisis que no conoce fronteras”, tuiteó asimismo el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell. 

El ministro de Exteriores alemán, Heiko Maas, opina igualmente que culpar no ayuda: “Una de las mejores inversiones es fortalecer a las Naciones Unidas, y especialmente a la subfinanciada OMS, por ejemplo, en el desarrollo y distribución de test y vacunas”. Críticas similares provienen de organizaciones médicas y de investigación de todo el mundo.

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¿Tendrá la OMS que dejar de trabajar por esta amenaza?

Es poco probable que la amenaza estadounidense tenga un impacto inmediato en el trabajo de la OMS. Al menos la cuota de membresía de los países participantes debe pagarse el 1 de enero de cada año, algo que ya debe haber ocurrido. Lo que no está claro es cómo lucirá entonces el panorama de las contribuciones voluntarias para 2020. Pero una campaña de ayuda de emergencia de donantes privados y estatales podría llenar temporalmente el vacío que dejará esta crisis del coronavirus.

El mundo necesita a la OMS más que nunca

Bill Gates

¿Cómo se financia la OMS?

La Organización Mundial de la Salud se financia con:

  • contribuciones obligatorias de los países miembros, que se calculan sobre la base del desempeño económico; 
  • contribuciones voluntarias de los Estados;
  • y donaciones del sector privado o de organizaciones no gubernamentales. 

Solo alrededor del 20% del presupuesto proviene de las cuotas de membresía, congeladas durante años sin compensación por inflación. El presupuesto total de la organización para 2020 es de alrededor de 4,400 millones de dólares, aproximadamente equivalente al presupuesto de la Clínica Universitaria en Ginebra, donde se aloja la OMS. 

El 80% del presupuesto proviene de contribuciones voluntarias. Uno de los mayores donantes privados es la Fundación Bill Gates, con 8% por ciento. Gran Bretaña ocupa el primer lugar entre los países miembros, seguido por la Unión Europea con 6% y Alemania con 5. Estas contribuciones suman alrededor de 3,400 millones del presupuesto de la OMS. Y la organización siempre ha sufrido por retrasos en los pagos.

Estados Unidos siempre es nombrado como el mayor contribuyente en este panorama. Y es cierto, pues su contribución obligatoria de alrededor de 235 millones de dólares, junto a unos 200 millones en contribuciones voluntarias, representan cerca del 10% del presupuesto total de la OMS. Sin embargo, estas sumas son bastante pequeñas para una organización con tareas tan extensas. Mientras, otro gigante económico, China, aporta solo 86 millones de contribución obligatoria y la lamentable suma de 10 millones en contribuciones voluntarias. Quizás esta disparidad también haya desatado la ira de Donald Trump.

¿Qué hace la OMS?

La Organización Mundial de la Salud se ocupa de una confusa cantidad de problemas y medidas relacionadas con la salud en todo el mundo:

  • Monitoreo de patógenos resistentes a los antibióticos
  • Salud de la mujer (por ejemplo, mortalidad materna) en los países en desarrollo
  • Campañas de vacunación (con la erradicación de la poliomielitis como una de sus historias de éxito)
  • Combate de enfermedades crónicas.
  • Respuesta de crisis ante brotes de enfermedades
  • Lucha contra las pandemias
  • Pautas generales para un estilo de vida saludable
  • Recomendaciones para los sistemas de salud

China, aporta solo 86 millones de contribución obligatoria

¿Qué se le critica a la OMS?

Las evaluaciones críticas de la OMS son tan antiguas como la organización misma, llenan bibliotecas enteras y se refieren a todos los aspectos de su trabajo: sus directores generales, la confusa abundancia de sus tareas, su constante falta de fondos, la falta de transparencia en sus presupuestos y la acusación de estar sometida influencias políticas. 

Un ejemplo de crítica actual proviene de François Godement, experto en Asia del centro de pensamiento francés “Montaigne”, quien acusa al director general de la OMS, Tedros Ghebrayesus, de aceptar acríticamente, al principio, las explicaciones y los datos chinos sobre el coronavirus y, por lo tanto, reaccionar demasiado tarde. 

Hay voces similares de varias organizaciones de investigación. Sin embargo, la OMS depende de la cooperación voluntaria de los países miembros: recién el 12 de febrero se permitió a sus expertos viajar a Wuhan para estudiar la propagación de la enfermedad en su epicentro. Hasta entonces, la OMS realmente dependió de la información de Beijing. 

Este contenido se publicó originalmente en DW.COM y puedes ver esa nota haciendo click en el logo:

 

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