Solo 3,000 personas viven en las 27 manzanas que conforman la Zona Rosa, ese polígono de la colonia Juárez que colinda con el distrito financiero de Paseo de la Reforma y la Bolsa Mexicana de Valores. Esto es apenas 111 personas por manzana. Intentos por rescatarla han ido y venido. La propuesta más reciente llegó de la alcaldía Cuauhtémoc, que planteó la instalación de pantallas led sobre el corredor peatonal de Génova, al estilo de Fremont Street Experience, Las Vegas.

Un alud de críticas cayó sobre el proyecto. La jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, mostró su rechazo: la ciudad no es Las Vegas, dijo. El plan de su administración para este barrio es otro.

El secretario de Desarrollo Urbano y Vivienda de la Ciudad, Ricardo Gómez Cruz, adelanta a Forbes México que en mayo del próximo año podrían presentar un plan para repoblar la Zona Rosa, un barrio enclavado entre Paseo de la Reforma y Chapultepec, Lieja e Insurgentes, que es transición entre la colonia Cuauhtémoc y Roma Norte, ambas con intensa actividad restaurantera, pero que conservan residentes.

De hecho, con la crisis económica generada por la pandemia de Covid-19, decenas de departamentos quedaron vacantes en la Zona Rosa.

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“(Zona Rosa) es una gran infraestructura de la Ciudad, que tiene características propias y que se fue deteriorando y abandonando. Tiene actividad de día, de noche se muere (la vida de barrio) y es de riesgo. Pretendemos repoblar y necesitamos hacer atractiva para la inversión”, comenta Gómez Cruz.

Desarrolladores inmobiliarios tienen interés de invertir en Zona Rosa, pero la normativa urbana actual establece candados como alturas bajas y poca densidad. Se buscará destrabar esto para detonar esa inversión y que se genere vivienda nueva, refiere el secretario de Desarrollo Urbano.

Zona Rosa tiene vocación turística y de servicios: abundan los restaurantes, oficinas públicas y privadas, centros nocturnos, plazas comerciales, cafeterías. También es punto de encuentro de la comunidad LGBT y lugar de residencia de la comunidad coreana en México.

Al tener una ubicación e infraestructura privilegiada, el precio del suelo es alto, pero los desarrollos inmobiliarios no invierten en vivienda por los candados en la normatividad urbana.

“¿Qué buscan quienes desarrollan? Alcanzar más altura, más potencial para que puedan ofrecer vivienda de las características de lo que se demanda”, refiere Gómez Cruz en entrevista.

“Lo que sucede es que hay camisas de fuerza en Zona Rosa: no se puede densificar y no se puede incrementar potencial. Necesitamos un instrumento que reconozca eso, que lo potencie y permita que la inversión se dé. Actualmente la densidad permitida es baja o muy baja, tenemos que incrementarla. Hay inversionistas interesados, pero dicen ‘no justifico el pago del suelo si no tengo posibilidad de crecer o densificar’. Esas son las consideraciones de base. Hay interés por invertir, pero el gobierno tiene que destrabar. Lo estamos haciendo”, añade.

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Y comparte la visión para Zona Rosa: “tenemos que potenciar con el principio de áreas libres más grandes, espacios públicos muy agradables y con una identidad. Que las personas que entren ahí vean en ésta una zona característica de la Ciudad de México, donde hay vegetación, restaurantes, cafés, se pueda transitar libremente y disfrutar un entorno urbano muy agradable. Eso es lo que queremos potenciar y que las familias opten por vivir ahí, que por las noches sea transitable. Cosa que sí sucede en la colonia Cuauhtémoc, por ejemplo”.

Paseo de la Reforma vivirá una nueva oleada de grandes desarrollos inmobiliarios. El secretario de Desarrollo Urbano y Vivienda detalla que están en cartera 94 proyectos sobre esta emblemática avenida y en un kilómetro a la redonda. La inversión supera los 10,000 millones de pesos. Zona Rosa podría renovarse a la par de esta nueva etapa de construcción. Además, con las medidas de integración urbana que se recauden por estos proyectos, se financiara la rehabilitación y mejora de Paseo de la Reforma Norte, de avenida Hidalgo hacia Villa de Guadalupe.

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Transformar también una vieja zona industrial

El secretario Gómez Cruz comenta sobre el plan para rescatar otro barrio, a 4.5 kilómetros de Zona Rosa: la colonia Atlampa. De hecho, ya se envió al Congreso de la Ciudad de México una propuesta de Plan Parcial de Desarrollo Urbano para este polígono, de vocación industrial y que pese a estar conectado con vialidades primarias y transporte público, ha ido en detrimento durante décadas. La visión es generar proyectos de vivienda asequible, con diseños arquitectónicos que permitan plantas bajas activas y con remetimientos para ampliar las banquetas y crear permeabilidad.

“Lo que vamos a hacer con el Programa Parcial de Desarrollo Urbano de Atlampa es promover que se redensifique habitacionalmente y que en los proyectos se incremente el porcentaje de área libre, especialmente si hubiera proyectos colindantes, para que el área libre sea en beneficio de la ciudad y de los adquirientes de vivienda. Si un proyecto tiene 20% de área libre un predio y el colindante otro 20%, podemos sumar y pedir que las construcciones tengan un remetimiento”, explica.

En Atlampa, que a principios del siglo 20 fue conocida como Rancho el Chopo y alcanza apenas los 1,110 metros cuadrados de superficie, abundan las naves industriales, el transporte de carga, almacenes, las unidades habitacionales, vecindades, ciudades perdidas como las que filmó Luis Buñuel en su cinta Los Olvidados, el suelo subutilizado. Por ello el Gobierno de la Ciudad de México tiene un plan de rescate que, en conjunto con la iniciativa privada, podría implicar una inversión de más de ocho mil millones de pesos a mediano plazo.

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Entre las principales problemáticas identificadas hay calles cerradas e inseguras, muros ciegos, invasión de banquetas, estacionamiento de tráileres en vía pública, campamentos informales, cámaras de videovigilancia dañadas, equipamiento subutilizado, edificaciones patrimoniales ruinosas, predios en desuso, predios sin construcción, vivienda deteriorada y poca disponibilidad de áreas verdes.

“Atlampa es una zona céntrica, colinda con el Circuito Interior. Tenía características industriales, pero dada la modificación de la ciudad hacia una vocación de servicios, la industria empezó a desplazarse hacia otras ubicaciones. Esa traza urbana de manzanas y edificaciones grandes, algunas de ellas con valor patrimonial, han quedado en desuso. Son predios grandes que tenían vocación industrial pero también uso potencial habitacional”, expresa el secretario.

Uno de los proyectos para erradicar los campamentos o ciudades perdidas es el de Fresno 409, un predio de más de 5,000 metros cuadrados que desde la década de los 50 fue usado por Petróleos Mexicanos como una planta de almacenamiento, suministro y distribución de diésel industrial y combustóleo pesado, que será reconvertida en un conjunto habitacional de 250 viviendas y 14 edificios para las personas que residen en los asentamientos informales.

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