Son cerca de 1,000 millones de dólares (mdd) los que planean invertir, en conjunto, las diferentes plataformas de streaming, como Netflix, Amazon Prime Video, Paramount Plus y hasta YouTube (entre otras) en los próximos cinco años, para la creación de contenido original en México.

Esto implica que habrá muchas personas escribiendo guiones, actuando, rodando cámaras, iluminando… La industria creativa está lista para regresar a la carga en sus formas más puras, es decir, con ferias de arte, conciertos, películas, etc. Sin embargo, las actividades “típicas” de creación no son las únicas que darán a la industria creativa un aire renovado en el escenario postcovid-19.

De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), recopilados por el Centro de Análisis para la Investigación en Innovación (Caiinno), en 2019 las actividades relacionadas con las industrias creativas o “Economía Naranja” alcanzaron en México un valor de 635,000 millones de pesos (mdp).

Esta categoría incluye únicamente rubros como agencias de noticias, artes escénicas y espectáculos, artes visuales y audiovisuales, diseño, educación artística y servicios asociados en general a arte y creación.

Sin embargo, si algo ha dejado de lección la pandemia por Covid-19 es que todas las reglas cambian y, hoy, la industria creativa no va a quedarse pertrechada en las trincheras tradicionales: está lista para permear en otras ramas de la economía.

UN COMPONENTE VITAL

En 2014, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) acuñó el término “Economía Naranja” para definir a las industrias creativas. En su momento, una de las áreas de oportunidad eran las condiciones de los creadores en cuanto a remuneración y estabilidad laboral.

El gran problema, en ese tiempo, era que se esperaba que la industria creativa generara por sí misma una sustentabilidad financiera basada en la creación y las artes sofisticadas, algo que, sin duda, es muy deseable, pero, en términos pragmáticos, resulta sumamente complicado.

Un análisis del Centro Cultural Digital afirma que la creatividad sí es negocio. En los últimos años, se le viene prestando atención al potencial de las industrias creativas (sectores que van desde el cine, la música y el sector editorial, hasta la publicidad y el software) como fuente de crecimiento económico e innovación.

Esto se debe al aumento en la demanda de entretenimiento y cultura, su potencial de distribución a través de medios digitales que permite alcanzar audiencias globales, y el rol de insumos creativos, como publicidad y diseño, en las actividades de innovación en otros sectores. La geografía económica sugiere que las aglomeraciones geográficas creativas (creative clusters) pueden beneficiar a aquellos lugares que las albergan a través de la difusión del conocimiento y la atracción de talento”.

Para Daniel Schneeweiss, cofundador y Chief Creative Officer en Casa Lumbre, es importante dejar de ver la industria creativa como actividades aisladas de la economía “convencional”, pues es claro que el ejercicio e incorporación de la creatividad en las estrategias de negocios añaden valor y permiten aumentar el potencial de crecimiento económico.

“Hay una razón de ser en la nueva tendencia de la creatividad que está arraigada a fundamentos sólidos. No veo ninguna industria donde no se necesite un director creativo para diseñar, comunicar o plantear estrategias. Pasamos de ver la creatividad como mero generador de arte, a considerarla como un generador de valor”, afirma.

NO SÓLO ES CUESTIÓN DE PUBLICIDAD

Desde el punto de vista de Cory Crespo, productor y fundador de la agencia Coloürs, el panorama actual, tras la fase más severa de la pandemia, ha dejado tras de sí todo un abanico de posibilidades en cuanto a formatos y alcances para la industria creativa.

“Hoy, los negocios creativos tienen más ventanas, [asimismo] hay oportunidad de generar nuevas estrategias de negocio donde la creatividad forme parte de manera crucial”.

Daniel Schneeweiss lo explica en otros términos: “Como toda crisis, lo que hemos vivido aceleró las tendencias. Nos encontramos en un momento en que es importante conocer el origen e historia de los productos que consumimos. No se trata sólo de una cuestión de empaques y publicidad: se trata de una conexión real con quienes consumen”, dice.

Actualmente, de acuerdo con el Centro de Cultura Digital, en el país hay 91,388 establecimientos creativos, lo cual representa sólo el 1.7% de los establecimientos totales.

Sin embargo, bajo la premisa de que la creatividad debe ser un componente presente en todas las empresas, el campo de acción de la industria creativa se expande prácticamente a la totalidad de la economía.

Por ejemplo: Casa Lumbre se especializa en bebidas alcohólicas y cuenta con un par de marcas de mezcal (Montelobos y Ojo de Tigre), un licor de chile (Ancho Reyes), un whisky (Abasolo) y un licor (Nixta), estos dos últimos, elaborados a partir del maíz.

“El negocio no consiste en vender cajas y cajas de botellas; una gran parte de la estrategia de negocio reside en qué historia cuenta el producto, qué transmite la botella, es decir, la comunicación. Sin una estrategia creativa, las empresas pierden la oportunidad de contar una historia”, dice el cofundador de Casa Lumbre.

RECUPERAR LO ANCESTRAL

La apuesta en creatividad, sin duda, camina en dirección a una mayor sustentabilidad, transparencia y justicia social. Desde el frente de política pública, en México también se perciben esfuerzos para dar un impulso a la industria creativa, pero no sólo de altas artes, sino a la recuperación de lo ancestral.

Un ejemplo es el evento denominado “Original”, que se realizó, en noviembre, en el Complejo Cultural Los Pinos, el cual promovió la visibilidad del diseño mexicano a través de un homenaje al arte textil en el país.

El llamado slow fashion propone una moda y, en general, una industria textil más consciente, que, aplicando la creatividad, tiene oportunidad de transformar una industria millonaria.

“Hoy, ninguna empresa, ninguna industria, puede declinar incorporar creatividad. Si haces ladrillos, tienes que salir a mostrarlos y conectar con los valores de tu consumidor a través de contar una historia. Hoy, estamos en un buen momento para otorgarle el valor que tiene la estrategia creativa”, añade Daniel Schneeweiss.

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