El reinado absoluto de los bancos ha llegado a su fin. Las fintech, empresas financieras de base tecnológica, han reconocido las necesidades no atendidas de los usuarios en la banca tradicional, para ofrecerles servicios personalizados.

“La banca es una industria muy concentrada. Esto ha hecho que los servicios que se ofrecen estén enfocados en un segmento de la población muy estrecho, especialmente en los servicios de crédito. Esto ha generado una gran oportunidad, que las fintech quieren aprovechar. Hay una población que quiere mejores servicios financieros digitales y que no ha tenido acceso a ellos”, dice, en entrevista, Emilio González, director general de Nubank México.

La gran población no bancarizada en nuestro país y el aumento en la penetración de internet son algunas de las razones por las que, para 2021, se registraron más de 512 fintech en México, representando un aumento de 16% respecto al año anterior, de acuerdo con el Radar Fintech, elaborado por Finnovista.

La pandemia, acompañada de una transformación digital en casi todos los sectores y de cambios en los hábitos de consumo, llevó a la gente a buscar alternativas diferentes a la banca tradicional.

Actualmente, existe un dinamismo en el sector que está provocando la entrada de nuevos actores en el mercado. Mientras la banca tradicional se replantea su posición en el ecosistema, en el ámbito de las fintech empresas como Credijusto (una startup mexicana que ofrece financiación a las Pymes, fundada en 2015) han visto crecer su demanda hasta tal punto que han debido adquirir una licencia bancaria. A mediados de 2021, Credijusto adquirió el Banco Finterra por 50 millones de dólares (mdd) para ofrecer sus servicios.

Pero éste no es el único ejemplo. Empresas como Nubank (una fintech de origen brasileño, que cotiza en Bolsa de Nueva York desde diciembre de 2021) han marcado un punto de inflexión en el ecosistema a nivel regional. Fundada apenas hace nueve años, Nubank ha conquistado a más de 48 millones de clientes a nivel mundial. Su oferta, que consiste en una tarjeta de crédito que llega a la puerta de tu casa, sin anualidad, con transparencia respecto a las comisiones y una atención a cliente personalizada, ha sido la razón principal para lograr esos números.

Y el sector bancario vive movimientos que cimbran la estructura tradicional del negocio. Apenas en enero de este año, Citibanamex abandonó uno de sus negocios más jugosos en México: la banca de consumo. Con una generación de ingresos de aproximadamente 3,500 mdd en los primeros nueve meses de 2021, este negocio era considerado por muchos como la “joya de la corona” de Citigroup. Su nueva estrategia, sin embargo, parece tener la intención de regresar a la institución a sus orígenes de banca de inversión, dejando abierto un espacio para que otros jugadores de la industria vayan tras sus usuarios de consumo.

Los bancos y las fintech luchan por ganar nuevos usuarios en un país donde la bancarización avanza a paso lento. “En México, el 97% de la población adulta [77.6 millones de personas] ya tiene posibilidad de acceder al sistema financiero, considerando sucursales, cajeros automáticos, terminales punto de venta y corresponsales bancarios [cadenas comerciales y tiendas de conveniencia, entre otros]. No obstante, son 39.4 millones, es decir, 56%, los que usan algún tipo de producto financiero”, de acuerdo con la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef).

QUE GANE EL MEJOR

Aunque la falta de acceso a los servicios financieros ha sido uno de los factores que han provocado el auge del ecosistema de la banca digital en el país, los retos a los que se enfrentan actualmente las fintech, en su intento de competir con la banca tradicional, no son menores.

Apenas a finales de 2021, la Asociación de Bancos de México (ABM) dijo que presentaría un documento a las autoridades para competir “de manera igualitaria” con las fintech. Su presidente, Daniel Becker Feldman, señaló, en ese momento, que buscaban que estas instituciones financieras transparentaran sus costos frente a los usuarios. Para Marlene Garayzar, cofundadora y directora de Crecimiento de Stori Card, pedir que el ecosistema fintech esté sujeto a la misma supervisión que la banca tradicional es desproporcionado.

“Creo que debe haber una supervisión de todas las entidades del sector financiero, pero que la misma debe ser acorde con los productos que se ofrecen. En lo que no estoy de acuerdo es en tener una supervisión regulatoria y de cumplimiento a nivel de un banco. Simplemente porque un banco tiene muchos más productos autorizados que una fintech. Entiendo que la supervisión en la banca tradicional sea necesaria, pero no en las fintech, donde el único producto que estás autorizado a ofrecer es el monedero electrónico”, afirma Garayzar.

La regulación, dice Ernesto Calero, director general de la asociación Fintech México, es otro de los obstáculos a los que se enfrentan hoy las empresas fintech para seguir creciendo e innovando. “En sus inicios [2018], la Ley Fintech brindó mucha certeza jurídica a todos los involucrados en el ecosistema, al poner reglas claras en el juego; sin embargo, con el paso del tiempo, esta certeza se ha perdido porque se han encontrado líneas grises en las disposiciones secundarias”, explica Calero, quien, además, señala que los lentos procesos de autorización de parte de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) han dificultado el desarrollo del sector.

Este escenario, agrega Emilio González, ha llevado a que las empresas opten por la misma salida que la banca tradicional: adquirir una institución ya regulada bajo la Ley Fintech. Siguiendo este camino, en septiembre de 2021, Nubank adquirió Akala, una Sociedad Financiera Popular (Sofipo) con el objetivo de ampliar su portafolios de productos sin la necesidad de atravesar todo el proceso de autorización frente al regulador.

Banca tradicional vs fintech2
Foto: © Onurdongel / Getty Images

UN GIRO ESPERADO

Del lado de los bancos, la migración hacia una economía digital en diferentes industrias es algo que estos jugadores han visto venir desde hace ya un tiempo. “En 2016, cuando todavía no teníamos una competencia de bancos digitales como la que hay ahora, nosotros ya empezábamos a envidiar la forma de trabajar de las empresas de base tecnológica. Sabíamos que los grandes jugadores como Google, Facebook y Apple iban a tratar de meterse en el entorno financiero, porque son parte de los servicios que les pueden agregar valor”, cuenta Hugo Nájera, director de Desarrollo de Negocio y Banca Digital de BBVA México.

En ese momento, BBVA, que tiene la mayor cuota de mercado del país (con más del 23% del total), empezó a apostar por el móvil como canal de distribución más allá de lo transaccional. Además de que la gente pudiera enviar dinero, pagar recibos y consultar saldos, la institución dio a sus usuarios la opción de comprar créditos al consumo desde la app, contratar una tarjeta de crédito, comprar un seguro o invertir en un fondo. “Volcamos toda nuestra gama de productos y servicios al móvil, y eso ha hecho que, de 2016 a la fecha, casi todo el crecimiento de BBVA en México sea porque hemos puesto esos servicios y productos dentro de la app”, explica el directivo del banco español.

Hoy, BBVA reconoce en el mercado a tres jugadores distintos dentro del ecosistema fintech: los competidores directos, los jugadores que están atacando a un mercado periférico con los que pueden hacer alianzas o adquirirlos (como los de crowdfunding o criptomonedas), y los jugadores que pueden convertirse en proveedores.

“Con los primeros, la competencia es muy abierta y frontal. Hoy nos preocupan estos jugadores, con los que estamos en plena guerra comercial. Tenemos que demostrar que somos mejores y que tenemos capacidades adicionales”, explica Nájera. “Con ellos nos enfrentamos igual que con los otros bancos físicos. Tenemos un equipo que se encarga de diseñar estrategias para diseccionar e identificar las ventajas que tienen, y no nos importa copiarlas, si son cosas buenas para el cliente”.

El cambio que experimenta hoy el ecosistema bancario es apenas el inicio de una transformación más profunda en las necesidades de los usuarios de servicios financieros. Hoy, está claro que las fintech son un jugador fuerte y están aquí para quedarse. Y, si bien las ambiciones de estos jugadores digitales no son menores y buscan conquistar a los usuarios que han perdido la confianza en los servicios financieros del país, los bancos tradicionales no se rendirán sin dar la lucha, y admiten que, si bien algunos actores pueden ser aliados, no darán el brazo a torcer con los que se declaran sus competidores directos.

“A medida que más servicios financieros entren a la región, la banca tradicional buscará mejorar y, finalmente, el beneficiado será el usuario, quien tiene, en última instancia, el poder de irse a donde lo traten mejor”, asegura Garayzar.

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