Son las 9 de la mañana en punto del viernes 25 de junio y el día, para Allan Apoj y David Poritz, fundadores de Credijusto, luce más que saturado, ya que tienen planeado tomar un avión al mediodía, que los llevará hasta Nueva York, ciudad donde tienen agendadas varias reuniones.

Sin embargo, se han tomado un par de horas antes de volar, para charlar con Forbes México sobre la compañía financiera, especializada en el ámbito del crédito para pequeñas y medianas empresas (Pymes), y lo que ha sucedido con ella, no sólo en los últimos tiempos, sino desde sus inicios.

Ni siquiera ellos imaginaron, en su momento (cuando en 2015 decidieron emprender toda esta aventura), lo que significaría fundar Credijusto. Hoy, el saldo es muy positivo.

“Allan y yo nos conocimos mientras estudiábamos nuestras carreras en la Universidad de Brown, en un momento en el cual justamente empezaron a surgir distintas soluciones que se dedicaban a atender la falta de acceso a financiamiento en Estados Unidos, la mayoría de ellas con buenos resultados”, relata Poritz.

Ése era, ni más ni menos, el inicio del movimiento global de tecnología financiera, el cual, paulatinamente, fue desplegándose alrededor del mundo, facilitando todo tipo de operaciones, tanto a individuos como a organizaciones.

La tendencia acabó por tocarlos, tanto que, inmediatamente después de terminar sus estudios, decidieron trabajar en conjunto en algo relacionado con ese rubro, apostando, así, por abrir una compañía.

“A nuestro regreso a México, nos dedicamos alrededor de año y medio a analizar el mercado y fue al final de este estudio cuando nos convencimos de abrir Credijusto, una Sofom habilitada con tecnología y creada para resolver las necesidades de acceso a financiamiento para las Pymes”, comenta el emprendedor, originario de Estados Unidos.

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Foto: © Credijusto

Seis años después

Apoj y Poritz dedicaron día y noche al proyecto que, finalmente, los llevó lejos. Y es que, a seis años de su nacimiento, Credijusto es hoy una compañía bien establecida y con bases de crecimiento sólidas.

De acuerdo con los fundadores de la compañía financiera, desde sus inicios hasta hoy, la startup ha registrado crecimientos anuales superiores al 200%, pasando de 10 colaboradores en su primer año, a poco más de 250 en la actualidad.

Este avance que ha tenido la empresa, en gran medida ha estado impulsado por los casi 400 millones de dólares (mdd) que tanto en equity como en deuda han logrado obtener, provenientes de fondos internacionales, como Kaszek, QED Investors y Point72 Ventures, además de bancos como Goldman Sachs y Credit Suisse.

“Desde un comienzo, decidimos invertir en la compañía, por la gran oportunidad que veíamos en el sector del financiamiento a pequeñas y medianas empresas y porque vimos en David y Allan a dos fundadores extraordinarios con la capacidad de llevar adelante un proyecto tan ambicioso”, explica Hernán Kazah, cofundador de Kaszek, a Forbes.

Se trata de un camino complejo; sin embargo, comenta Allan Apoj, de Credijusto, tanto su socio David como él se sienten satisfechos con el despliegue que han podido desarrollar hasta hoy.

“Estamos muy emocionados y creemos que el trabajo que hemos hecho ha servido como catalizador importante para toda la industria financiera de México y América Latina. Hemos convertido la mayoría de nuestros planes en realidad, pero aún hay mucho más por hacer”, precisa Apoj.

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Allan Apoj y David Poritz, fundadores de Credijusto. 25 de junio 2021 Foto: © Andrea Gama

Obejtivo: Finterra

El cofundador de Credijusto lanza esta advertencia porque, dice sonriente, los planes que tiene la startup mexicana de cara al futuro son especialmente emocionantes.

“Es cierto que hemos tenido un muy buen avance, pero vamos por más, ya que nuestro objetivo final es crear el banco del futuro hoy, para lo cual ya estamos trabajando”, complementa David Poritz, el cofundador de esta startup.

Los emprendedores empezaron a dar los primeros pasos en busca de este objetivo hace poco más de año y medio, cuando comenzaron a estudiar la posibilidad de adquirir el Banco Finterra, una operación que, finalmente, se cerró en junio pasado, por un monto cercano a los 50 mdd.

“Mira, irónicamente, cuando empezamos con Credijusto uno de nuestros mayores planes era competir con los bancos. Entonces, conforme pasó el tiempo, nos dimos cuenta de que, para verdaderamente resolver las necesidades de las Pymes mexicanas, necesitábamos convertirnos en eso, algo que hoy ya hemos logrado”, sostiene Allan Apoj.

Por su parte, Poritz destaca que esta adquisición busca crear la primera plataforma bancaria verdaderamente digital para las Pymes mexicanas y ayudará a ofrecer nuevos y mejores beneficios a sus clientes.

“Lo que haremos con este movimiento será combinar la solidez e institucionalidad de un banco con la tecnología, flexibilidad y velocidad de Credijusto. Esto se traducirá en una mayor oferta de productos para responder a las necesidades de las Pymes”, agrega.

La suma de Finterra a Credijusto generó comentarios, incluso dentro de la Asociación de Bancos de México (ABM), cuyo presidente, Daniel Becker, calificó la noticia como un hecho “interesante para el sector”.

“Va a ser un buen experimento para todos; debemos seguirlo de cerca, ver qué pasa y, seguramente, si el resultado es positivo, podrá marcar una tendencia hacia adelante, que [por ahora] está por verse”, sostuvo Becker.

Los inversionistas de Credijusto también observaron con benepácito este movimiento, que, consideran, será un parteaguas para la evolución de la tecnología financiera en toda Latinoamérica.

“Cuando David y Allan, inicialmente, trajeron al directorio la idea de adquirir un banco, nuestra primera reacción fue, desde luego, cautelosa; pero, luego de un trabajo de casi un año, vimos que la calidad de la cartera de préstamos de Finterra era excelente. Es así que hoy vemos esta adquisición como un punto de inflexión, tanto para Credijusto como para la industria en general”, asegura Hernán Kazah, de Kaszek.

Esta integración, mencionan en conjunto Apoj y Poritz, permite construir un neobanco dedicado a responder a cualquiera de las necesidades que las pequeñas y medianas empresas tengan, ofreciendo no solamente créditos, como tenían hasta antes de la adquisición, sino también servicios de factoraje, tarjetas de crédito empresariales, arrendamiento y productos de captación, como cuentas de ahorro y cuentas corriente.

La startup de tecnología financiera ya comienza a avanzar en este sentido. En breve, se tiene previsto lanzar su primera tarjeta de crédito empresarial, llamada Covalto, con la que empezarán a cimentar su avance.

“Ésta va a ser la primera tarjeta de crédito surgida bajo el concepto de ‘buy now, pay later’ para las empresas, la cual le permitirá a los clientes pagar en mensualidades, dándoles así la oportunidad de invertir correctamente en su negocio”, relata Allan Apoj.

El servicio de esta tarjeta vendrá acompañado de una plataforma digital de administración y control de gastos, la cual permitirá a las Pymes observar exactamente cómo se mueve su crédito.

“Éste es el primer paso, porque, en esencia, lo que creemos es que, teniendo esta amplia oferta de productos, permitiremos a las Pymes manejar todo desde un único lugar”, agrega el emprendedor mexicano.

En particular, la suma de Banco Finterra permitirá a Credijusto ampliar sus capacidades dentro del terreno agrícola, en el cual, considera Apoj, existen oportunidades especialmente llamativas.

“El agro es un sector muy olvidado y, al mismo tiempo, un gran contribuyente de la economía mexicana, que es un sector que, durante la pandemia y, en general, en recesiones, tiende a avanzar bien; sin embargo, con todo y esto, está olvidado por la banca tradicional. Nosotros sí vamos a atenderlo” apunta el cofundador de Credijusto.

Credijusto
Foto: © Fernando Luna Arce

Credijusto, entre el unicornio y el futuro

Tanto Allan Apoj como David Poritz esperan que esta integración con la entidad financiera, que crea una sola compañía (Credijusto + Banco Finterra) que ha prestado a las Pymes mexicanas, en toda su historia, más de 2,000 mdd, ayude a la startup de tecnología financiera a duplicar su tamaño actual.

Pero, mientras esto sucede, la empresa mexicana ya se prepara también para empezar su despliegue fuera de nuestras fronteras, teniendo como primera parada Estados Unidos.

“México es el partner de trade más importante de Estados Unidos y nosotros estamos trabajando para crear distintas soluciones para empresas exportadoras e importadoras, por lo que tenemos previsto, en breve, abrir nuestras oficinas allá”, apunta Apoj.

Asimismo, la compañía también prevé, de cara a los próximos dos años, comenzar con un plan sólido de expansión que podría llevarlos a ofrecer sus distintos servicios en otros países de América Latina.

Lo que es muy probable también, dado el avance que ha tenido, es que Credijusto, más pronto que tarde, logre alcanzar el estatus de unicornio, como lo han hecho ya otras empresas mexicanas, como Kavak, Bitso o Clip, superando la barrera de valuación de 1,000 mdd para la compañía.

Se trata de un hecho que, en el papel, luce bastante llamativo, pero que para David Poritz y Allan Apoj no es del todo prioritario.

“Para nosotros, la valuación de la empresa es una consecuencia del éxito que tiene el hecho de crear buenas soluciones para el cliente. Entonces, nosotros no nos medimos en temas de valuación, sino en cuanto al número de compañías que hemos apoyado. Pero, sí, en efecto, estamos cercanos a ser un unicornio”, asegura Apoj.

Latinoamérica y México definitivamente han cambiado desde 2015, fecha en que los emprendedores fundaron su empresa, hasta hoy, especialmente por el avance que ha tenido la tecnología financiera, la cual camina a pasos agigantados.

“Nosotros fuimos una de las primeras compañías de esta naturaleza en México y, cuando comenzamos, sí nos toco explicarle a cada persona qué significaba este movimiento y cuál era el rol que la tecnología podía tomar en el sector. Afortunadamente, hoy la realidad ya es otra y estamos muy orgullosos de haber sido parte del grupo que abrió camino a una tendencia que hoy está cambiando a toda la región”, dice Allan.

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