La vulnerabilidad laboral de las mujeres es una realidad que debe ser visibilizada y atendida, para romper con esquemas de trabajo que normalizan carencias de contratos y de prestaciones sociales que las colocan en un punto de explotación cuando desempeñan tareas remuneradas en los hogares.

Con jornadas sin horario fijo, contrataciones en la mayoría de las ocasiones solo de palabra y sin compensaciones médicas, para miles de mujeres ese esquema — discriminatorio al alejarlas de sus derechos básicos— ha sido normalizado.

Avanzar en su protección social y laboral es parte esencial de la iniciativa de la ONU en México para concientizar a las personas empleadoras sobre los derechos de las trabajadoras del hogar y posicionar estas labores como un trabajo digno. En México se estima que el 10% de las mujeres que participan en el mercado laboral se dedica a esta actividad.

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La estrategia es una vía para lograr su empoderamiento en todos los sentidos y alcanzar el pleno respeto de sus derechos. Son más de 2.2 millones de trabajadoras del hogar, de acuerdo con el INEGI, que integran esa fuerza de trabajo.

El IMSS ya lanzó un programa piloto para afiliar a esa población. El Congreso deberá legislar para que sea obligatorio para empleadores y empleadoras registrar y dar seguridad social a las trabajadoras. Hasta ahora, sólo al 2% cuenta con esa prestación.

La igualdad sustantiva, impulsada desde la Ciudad de México por la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, demanda respeto, tolerancia, inclusión, pero, sobre todo, un cambio en la forma de pensar.

Dos ejemplos presentados por la ONU dan cuenta de esa realidad a transformar: Si en lugar de 15 días de salario como aguinaldo recibiéramos una muda de ropa usada que nuestro empleador ya no quiere o si nuestro pago fuera con juguetes viejos para nuestras hijas o hijos, ¿aceptaríamos?

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No tiene sentido meditar la respuesta. Sin embargo, eso ocurre. El rezago en los derechos laborales de las mujeres es amplio. La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, del INEGI, referida a la Población Económicamente Activa (PEA) establece que ellas tienen una participación de 44.6% en comparación con 76.2% de los hombres.

Aún con apremio en las economías, la tasa de la PEA en mujeres creció en 2021 en 3.1 puntos porcentuales y en hombres en 2.8, con relación al año previo.

La voluntad de apoyarlas a contar con un trabajo remunerado digno es parte de una realidad que debemos visibilizar y atender.

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Contacto:

Salvador Guerrero Chiprés es Presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México.

TW: @guerrerochipres

www.consejociudadanomx.org

Twitter: @elconsejomx

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