México ocupa la octava posición como exportador de mensajes médicos en el mundo y la primera en Latinoamérica. La pandemia lo ha obligado a incrementar su producción, pero aún tiene que vencer en la comercialización al sector público.

Desde hace 25 años, Alejandro Paolini está presente en la industria de los dispositivos. Nunca imaginó lo que ocurriría en 2020. La pandemia de Covid-19 hizo que las líneas de producción se saturaran para cubrir la demanda de productos en hospitales y entre los pacientes en sus casas. El sector que representa este ejecutivo en México no ha pasado inadvertido.

“Fue un reto extraordinario porque implicó una recomposición de todas nuestras líneas de producto. En todos los dispositivos y productos relacionados al diagnóstico o tratamiento de Covid-19, la demanda se multiplicó por 10. Fue increíble”, dice Alejandro Paolini, presidente de la Asociación Mexicana de Industrias Innovadoras de Dispositivos Médicos (Amid).

Equipos de protección personal, como mascarillas, caretas y ropa quirúrgica, así como pruebas diagnósticas, concentradores de oxígeno, ventiladores, oxímetros y equipos de imagen, entre otros elementos, disponibles para el personal de salud y pacientes, forman parte del universo de dispositivos médicos.

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La pandemia trajo la reconversión de líneas de producción para abastecer la demanda del mercado. El crecimiento que habría tenido la manufactura se encuentra en niveles de doble dígito, dice el ejecutivo.

México ocupa la octava posición como exportador de dispositivos médicos en el mundo, mientras que ocupa la primera posición en Latinoamérica, en términos de producción y exportación.

“En cuanto a manufactura, [como país] ocupamos un lugar muy importante, y eso ha quedado de manifiesto con el tema de la pandemia. Si algo podemos sacar como lección de lo vivido en los últimos meses es el papel que juegan los dispositivos médicos y todas las tecnologías innovadoras de las empresas”, dice.

El valor de las exportaciones supera los 8,406 millones de dólares (mdd), de acuerdo con los últimos datos disponibles de Global Trade Atlas, publicados por la Cámara Nacional de la Industria Farmacéutica (Canifarma).

“México tiene una planta de fabricación de dispositivos médicos muy importante”, dice Rafael Gual Cosío, director general de la Canifarma, quien considera que el país ha consolidado su participación gracias a su desarrollo tecnológico, mano de obra calificada y su ubicación geográfica.

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El reto es que las autoridades regulatorias disminuyan los tiempos para autorizar dispositivos médicos en el país, para ser más competitivos como industria, mientras que los tiempos en los procesos de compra del Gobierno Federal son una preocupación latente para las firmas, y el fantasma del desabasto se hace presente.

LA PANDEMIA

El pasado 11 de febrero, Paolini tomó posesión como nuevo presidente de la Amid, asociación que se conforma por 39 empresas de dispositivos médicos, que cuentan con 40 plantas de manufactura en el país, principalmente, en el norte de la República Mexicana, las cuales dan empleo directo a 140,000 personas.

El directivo llega a la Amid en un momento que él mismo define como “inédito” en la industria de dispositivos médicos, por los retos nacionales e internacionales emanados de la pandemia de Covid-19.

El desarrollo de la industria de dispositivos médicos en México no sólo ha crecido en producción, sino también en la especialización y desarrollo tecnológico que implica la elaboración de productos destinados a la exportación.

“Una característica de nuestro sector es la innovación […] Estamos buscando traer, de forma continua, nuevos desarrollos y tecnologías al mercado para una mejor atención a los pacientes mexicanos”, dice Alejandro Paolini.

La buena salud de los dispositivos médicos Alejandro Paolini (P-W pág.-93-95)
Alejandro Paolini Foto: AMID

Las firmas con presencia en México en esta industria son, en su gran mayoría, compañías internacionales que adoptan tecnologías recientes.

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En México operan cerca de 2,500 unidades económicas especializadas en estos dispositivos. La tasa media anual de producción se estima en 4% y su consumo en 1%, mientras que la mayor parte de las exportaciones se dirige a Estados Unidos.

“El año 2020 fue muy especial y atípico […] Con más de 25 años en este sector… la verdad me animaría a decir que fue un año único”, dice el ejecutivo, quien cree que, después de la pandemia, los países han tomado consciencia de la necesidad de invertir en sus sistemas de salud.

La pandemia no sólo puso de manifiesto la importancia de la industria, sino también la necesidad de realizar inversiones mayores y permanentes en el sector, para estar preparado para abastecer la demanda en tiempos de una emergencia sanitaria. “Una de las lecciones que debemos aprender es la de mantener un nivel de inversión adecuado y sostenido en el tiempo”, dice Alejandro Paolini.

El gasto sanitario representa el 5.5% del Producto Interno Bruto (PIB), que se encuentra entre los más bajos de los países Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE).

“La cobertura de seguro de salud para las poblaciones vulnerables ha mejorado, pero persisten las brechas. La cobertura de un conjunto básico de servicios de salud en México es la más baja en la OCDE con 89.3%. Los gastos de bolsillo son altos, con un 41% del gasto total en salud”, dice el organismo en un reporte sobre el país.

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“La pirámide demográfica se está invirtiendo y eso genera mayor necesidad de este tipo de insumos”, dice Rafael Gual Cosío, de la Canifarma, al referirse a los dispositivos médicos.

REGULACIÓN Y COMPRAS

Uno de los retos aquí es la simplificación de los trámites en el entorno regulatorio para que sea riguroso, pero eficiente. “Hay muchos dispositivos médicos que, a pesar de ser fabricados en México, son aprobados y consumidos en otras partes del mundo y aquí no han sido aprobados”, explica el presidente de la Amid.

La Comisión Federal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) es la instancia en México que aprueba la utilización de dispositivos médicos y tarda, en el mejor de los casos, hasta ocho meses en aprobar o desechar una petición de la industria, mientras que en otros países el tiempo es mucho menor.

“Es una industria que tiene un dinamismo económico importante y la innovación es un factor crítico, por lo que se requiere mucha agilidad en matera regulatoria para poder actualizar todos los permisos y registros, que favorezcan la exportación”, comenta el representante de la Canifarma.

Este organismo pretende trabajar con las autoridades regulatorias para entender la dinámica del sector y buscar soluciones que permitan potenciar el desarrollo de la industria. “Éste es, quizás, el reto más importante”, asegura Gual Cosío.

Sin embargo, no es el único tema que preocupa a la industria, que ya enfrentaba el reto de participar con la nueva administración federal en la venta de dispositivos médicos. El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador ha planteado nuevos procesos para la compra de los insumos, los cuales involucran la participación de la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS).

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El nuevo modelo de compras consolidadas ha implicado la demora en la compra de productos médicos. En febrero pasado, apenas concluía la presentación de ofertas de ciertas claves que requiere el sector salud. “El proceso va muy atrasado. Si bien nos va, podríamos estar firmando contratos en abril, para hablar de entregas a partir de mayo. Hemos señalado nuestra preocupación de que esto no desemboque en un desabasto”, dice Paolini.

En la actualidad, aproximadamente un 60% de las ventas nacionales se dirige al sector de salud privado y el 40% al público, aunque su comercialización siempre había guardado cierto equilibrio hasta antes de la pandemia.

“Tenemos el problema de que no fueron considerados muchos de los dispositivos médicos que naturalmente se adquirían por parte del sector público. Hay cierta indefinición sobre qué va a pasar con ello”, dice el director de Canifarma.

La producción de dispositivos médicos no puede iniciarse si no existe garantía de cuántas unidades van a colocarse en el mercado nacional, para tener disponibles los insumos necesarios para su manufactura.

Alejandro Paolini y Rafael Gual no dejan de sorprenderse frente a los cambios que vive la industria en medio de la pandemia de coronavirus, mientras la manufactura y exportación de dispositivos médicos tiene buena salud, pero el mercado nacional requiere atenderse.

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