“Los estadounidenses promedio están dispuestos a vender el acceso a sus datos genéticos por 95 dólares. Esto arroja luz sobre falta de información y la vulnerabilidad de la población sobre el poder de sus datos”, advierte la futuróloga Amy Webb.

El uso de los datos no se limita únicamente a las grandes cantidades de información de los data centers de las compañías, sino a la información genética, que puede ayudar a cerrar o ampliar las brechas de desigualdad.

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En sus libros más recientes, Amy Web, quien es fundadora de la consultora Future Today Institute, habla de la necesidad de regular la Inteligencia Artificial o el uso de datos relacionados con la secuencia de ADN; sin embargo, advierte que uno de los riesgos hacia el futuro es que los CEO no se están haciendo suficientes preguntas sobre éstos y otros temas cruciales.

En entrevista con Forbes México, la futuróloga explica qué está fallando en los líderes de negocios respecto a su concepción del futuro.

¿Qué preocupa a los CEO en cuanto al futuro?

Diría que hay pocas preocupaciones. Muchos de ellos se sienten incómodos con la incertidumbre; no saben cómo manejarla y no quieren tomar decisiones bajo presión.

Muchos de los CEO también están hablando de transformación digital, pero debieron hacerlo desde hace años. Hoy, los CEO piensan mucho en el futuro del trabajo. Pero estas cuestiones son actuales. Tienen mucho que ver con el futuro, sí, pero realmente son preocupaciones que están más relacionadas con lo que ocurre ahora.

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Creo que habrá problemas relacionados con la seguridad de los datos y la privacidad, que, definitivamente, no se muestran todavía como auténticas preocupaciones, pero que lo serían si nos preguntamos quiénes son los futuros consumidores.

El problema es que no hacen preguntas locas, [ya que] los ceo quieren soluciones e ideas que les ayuden en [la resolución de] problemas que ya conocen, pero deberían hacerse más preguntas. Los consejos de administración necesitan hacerlas para abordar los temas que serán problemas.

¿Qué tan diferentes serán los consumidores?

La vida entera de la generación Alfa (los nacidos entre 2010 y 2025) estará influenciada por la pandemia. Cuando entren a la fuerza laboral y cumplan 25 años, ellos serán personas diferentes a las de cualquier otra generación.

¿Qué papel juega la inteligencia artificial?

Muchos ceo están enfocados en las cosas equivocadas cuando se trata de Inteligencia Artificial. Muchos de ellos se preocupan por la cuestión de la automatización del trabajo. Pero… hay otras cosas.

La regulación, por ejemplo, va a ser un gran problema para México. La Inteligencia Artificial que las industrias aplican se está creando bajo diferentes regulaciones de los países; [son] ideas diferentes en Estados Unidos o China. Por otro lado, la Unión Europea decidió ser el regulador.

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Se están proponiendo regulaciones severas, pero no están incluyendo a México o Latinoamérica. Entonces, las compañías que operan en México tendrán que utilizar estos sistemas [tecnológicos], pero no tendrán reglas locales. Esto va a impactar a los negocios. Latinoamérica se está quedando fuera de la conversación.

Si hablamos en términos de inteligencia artificial, aplicada la humanidad, ¿qué está ocurriendo?

La tecnología está diseñada para la humanidad, pero no necesariamente considera que hay muchas diferencias entre los humanos.

Una vez, por ejemplo, iba a tomar un vuelo y, en el escáner del aeropuerto, se activó una alerta por culpa de mi cabello rizado y algo que había en mi pecho. Muchas mujeres activaban el sensor por el metal de sus brassieres o por tener un cabello cuyo volumen era superior al del promedio de los viajeros.

Esta tecnología no se diseña con el suficiente número de personas como muestra. Tenemos que incluir a más tipos diferentes de personas en el diseño de la tecnología.

Los errores de los CEO 2 (P-W pag.48-50)
Foto: © Wayne Wilson / Getty Images

En términos de data, ¿cómo afectan sus tendencias en la vida cotidiana?

Secuenciar el genoma humano se ha vuelto más barato y sencillo. Muy pronto, cada bebé que nazca tendrá oportunidad de tener una secuencia de su genoma. Esta información es muy útil.

Conforme las cosas vayan cambiando, tendrás una base de datos más robusta. Podemos concluir que tener esa información genética es una especie de “superpoder”.

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Podrán detectarse, de forma anticipada, padecimientos como el cáncer; pero no cualquiera va a tener acceso a ese tipo de información.

A nivel de países, Estados Unidos, potencialmente, tendrá infraestructura para hacer esto de forma masiva, pero no veo a países como Bolivia implementando una secuencia masiva de ADN de sus habitantes. Por otro lado, China ya está forzando a su población a tener la secuencia de su genoma en una base de datos nacional.

Hay que pensar en la data de una forma más amplia, porque nuestra biología también es tecnología: como humanos, estamos codificados, somos datos. También tenemos que empezar a pensar cómo regular el uso de esos datos, porque puede ser un problema serio en los próximos cinco o 10 años.

¿Qué otras tendencias serán importantes para los negocios tras la pandemia?

Con el desarrollo del ARN mensajero, podemos inferir que habrá un acercamiento más fuerte a la biotecnología. Seguirán en el radar la transformación digital y la gig economy, la gente no querrá tener sólo un empleo.

Por mucho que tantas personas odien Zoom, creo que las videoconferencias llegaron para quedarse.

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En términos de productividad, tendríamos que ver si somos más productivos [trabajando] desde casa. La creatividad está sufriendo. Sobrevivimos, pero no sé si hemos tenido la misma creatividad y capacidad de innovar [durante el confinamiento por la pandemia].

La humanidad piensa en el largo plazo, y hoy me pregunto, por ejemplo, qué es lo saludable. Prestamos más atención y sabemos que va a haber más dispositivos que van a ayudarte a monitorear tu salud. Hay una aceleración en esta tecnología, y la gente lo aceptará mucho más. Conocer esos datos nos cuestionará si somos realmente saludables.

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