La nueva tendencia es el pregonar a los cuatros vientos que en las empresas se tienen las medidas necesarias para enfrentar eventos catastróficos, crímenes financieros y acoso sexual. Vamos, incluso en no pocos casos se ha optado por utilizar alguna de las tristemente célebres variantes del compliance (como el compliance Penal) como una medida para mitigar riesgos.

Hoy lo invito a responder una pregunta: ¿Qué tan resiliente cree que es su empresa?

Si no tiene muy clara la respuesta, permítame platicarle una historia:

El 13 de marzo de 2021, Bill Gates, sí, el mandamás de Microsoft, anunció que se retiraba del Consejo de Administración para dedicar más tiempo a su fundación. Sin embargo, The Wall Street Journal nos trajo otra versión, ya que, al parecer, en 2019, fue recibida una denuncia interna por parte de una empleada, quien alegaba haber mantenido una relación extramarital con Gates desde 2000. Así fue como los protocolos internos se activaron, se proporcionó el apoyo necesario a la empleada, el caso fue atendido inmediatamente por un Comité del Consejo de Administración y se contrató a una firma de abogados para que condujera las investigaciones.

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Aunque las pesquisas no han terminado, todo apunta a que el consejo le requirió a Bill Gates (sí, a uno de los hombres más ricos del mundo) que abandonara la junta directiva, ya que su permanencia “no era adecuada”.

Conforme las investigaciones avanzaban, varios integrantes del consejo externaron su preocupación de que la relación entre el fundador de la empresa y la misteriosa ingeniera hubiese sido inapropiada y que esto impactara en la reputación de Microsoft, sobre todo por la relación que existió entre Gates y Jeffrey Epstein, y por el movimiento #MeToo, ya que comenzaron a hacerse públicas diversas quejas a cargo de empleadas por acoso sexual.

De hecho, en abril de 2019, Satya Nadella, CEO de Microsoft, anunció que cambiarían sus procesos para la atención de casos por acoso y discriminación, se agregaría capacitación y se aumentaría el número de personal para la atención de estas quejas.

¿De qué calibre será el programa de compliance de Microsoft, que no se tuvo temor en apoyar a la trabajadora afectada, en retirar de su Consejo de Administración al fundador de la empresa y en replantear su canal de denuncias por acoso y discriminación?

El acoso sexual puede ser combatido con éxito, si tenemos un programa de compliance lo suficientemente robusto como para que el personal a cargo pueda hacerle frente a cualquier amenaza al interior de la empresa.

Ojalá el empresariado en México se adentre en esta historia y busque la forma de ajustar sus operaciones a este modelo de negocios.

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