Bienvenidos a las nuevas lecciones de viralidad: personas de a pie que no buscan, conscientemente, ser famosos y que terminan siendo el meme nuestro de cada día.     Mucho se ha escrito sobre qué hace viral un contenido en Internet, más específico en las redes sociales. Podríamos partir de los memes –esa mutación de una idea plasmada en una imagen– hasta gráficos y hechos noticiosos. Pero ya es 2014 (casi 2015) y las redes dan nuevas lecciones de viralidad. Hablar de viralidad en Internet y en las redes sociales en estos últimos días del 2014 es ya cosa muy distinta de lo que escribí meses atrás en este mismo espacio. Las redes sociales, esos espacios virtuales que se reinventan cada tanto, han modificado sus usos y abusos. Hace unos años se hablaba de viralidad en Internet de productos que bajita la mano (como dicen) traían detrás una campaña de marketing. Ejemplos hay varios y me vienen a bocajarro dos casos: la viralidad de los videos de Justin Bieber y la de los videos de la canción “Gangnam Style”. Pero todo parece indicar que los usuarios de las redes sociales se hartaron de que les impusieran productos, y optaron, desde sus trincheras, por lanzar historias que terminaron por subirse al tren de lo viral. ¿A qué viene todo este cuento?, seguro te preguntas, lector. Todo este recuento lo hago por el más reciente caso de fenómeno viral en redes sociales: el del joven “diva” que acaparó la atención de las comunidades virtuales. Todo empezó hace un par de semanas. Charlando a través de la app Relay –en la que se envían gifs para mantener la charla–, un amigo me envío la imagen de un joven, preadolescente tal vez, que baila y se contonea en medio de una multitud. Me llamó la atención y me pareció curiosa esa imagen. No indagué más. Lo dejé pasar como una anécdota más de las charlas 2.0. Poco días después, por el time line de mi Twitter pasó la misma imagen, más como captura de pantalla que como gif. En ese momento intuí que se estaba gestando un meme viral. No fue hasta este fin de semana cuando me encontré con la historia de la imagen. Todo empezó hace unos días en Las Vegas (Estados Unidos), durante el enlace televisivo de la inauguración de un centro comercial. La cadena CBS estaba al aire con su reportera Patranya Bhoolsuwan a las puertas del centro comercial. Detrás de ella una multitud de adolescentes que gritaban y se amontonaban para aparecer a cuadro. Repentinamente, por el lado izquierdo de la pantalla un joven rubio, de cara redonda y ojos grandes, comenzó a bailar cierto ritmo que de seguro reproducía en su mente. Miraba a la cámara. Bailaba. Se llevaba las manos a la cara, las alzaba y las bajaba despacio por su torso. La rutina era un tanto repetitiva, con algunos pequeños cambios. La reportera hablaba algo con otro conductor, se pasaban el micrófono y el joven no dejó de contonearse en los tres o cuatro minutos que duró el enlace. ¿Quién es ese joven o qué lo motivó a bailar frente a las cámaras? Realmente se sabe muy poco de él, aunque en YouTube ya fue identificado como Brendan Jordan. Tal fue el éxito del joven que la misma reportera Bhoolsuwan reconoció en su cuenta de Twitter que le acapararon la cámara en el enlace, publicando el fragmento del video del joven. Así se convierten los fenómenos virales hoy en día: de forma inesperada, espontánea, divertida, sin miedo al ridículo, siendo auténtico. Ahora recuerdo otro momento que dio la vuelta a la Internet del mundo hispano sin alcanzar la viralidad: el video de Guillermo del Toro y Cristina Saralegui en que por la obesidad de ambos personajes se rompe el sillón de un programa de TV. El primer caso, el del joven bailarín, no tuvo al star siystem exclusivo para él, fue una situación circunstancial. Por su parte, Del Toro y Saralegui eran los personajes principales del programa. Aun así los cinco minutos de fama del joven de Las Vegas fue más efectivo que el nombre de los pesos pesados del mexicano y la cubana. Mientras tanto, algunos sitios de Internet ya bautizaron al joven como “El niño que se creía Lady Gaga”, lo cual me parece un poco ofensivo. Me quedo, por ahora, con el mote de un sitio de noticias en español: “el joven diva”. Un joven que hizo lo primero que le nació: bailar. Tuvo la fortuna de estar en el lugar adecuado, en el momento correcto y ser un fenómeno, temporal, sí, en las redes. Bienvenidos a los nuevos fenómenos virales: personas de a pie que no buscan, conscientemente, ser famosos y que terminan siendo el meme nuestro de cada día. Y tú, lector, ¿qué opinas?     Contacto: Twitter: @miguelcolunga1     Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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