Barack Obama buscaba el apoyo de aliados europeos y de China para aislar a Rusia por la toma de Crimea y Ucrania dijo a sus soldados restantes en la región que abandonaran el área.   Reuters FEODOSIA/SIMFEROPOL, Ucrania – El presidente estadounidense, Barack Obama, buscaba el lunes el apoyo de aliados europeos y de China para aislar a Rusia por la toma de Crimea, y Ucrania dijo a sus soldados restantes en la región que abandonaran el área luego de que tropas de Moscú capturaran una de las últimas bases de Kiev en el lugar. Obama, que impuso sanciones más duras a Moscú que los líderes europeos por la toma de la península del Mar Negro, buscará respaldo para su postura en una reunión con otros jefes del G7, el grupo de las siete naciones industrializadas que excluye a Rusia, país que se unió en 1998 al conjunto para formar el G8. Desde que se anunció la reunión de una hora del G7 la semana pasada, Putin ha firmado leyes que completan la anexión de Crimea a Rusia. En lo que se ha convertido en la mayor confrontación Este-Occidente desde la Guerra Fría, Estados Unidos y la Unión Europea han impuesto prohibiciones de visa y el congelamiento de activos a algunos de los más estrechos aliados políticos y empresariales de Putin. Sin embargo, hasta el momento se han abstenido de tomar medidas diseñadas para afectar a la economía rusa. “Europa y Estados Unidos estamos unidos en nuestro respaldo al gobierno ucraniano y al pueblo ucraniano”, comentó Obama luego de reunirse con el primer ministro holandés, Mark Rutte. “Estamos de acuerdo en imponer un costo a Rusia por sus acciones hasta ahora. El primer ministro Rutte indicó correctamente ayer que las crecientes sanciones provocarán consecuencias significativas a la economía rusa”, añadió. Obama también habló sobre la crisis en una reunión privada con el presidente chino, Xi Jinping, cuyo gobierno expresó respaldo a la integridad territorial de Ucrania pero se abstuvo de criticar a Rusia. Occidente quiere el apoyo diplomático de Pekín en un intento para limitar a Putin. Moscú anexó formalmente Crimea el 21 de marzo, cinco días después de que nuevos líderes regionales prorrusos realizaron un referendo que arrojó una aplastante mayoría a favor de la unión con Rusia. Kiev y Occidente han denunciado la anexión como ilegal. Mayores costos Funcionarios occidentales ahora están concentrados en persuadir a Putin de que renuncie a Crimea -un objetivo que parece poco probable- más que en disuadirlo de que no tome otras partes de Ucrania. En La Haya, los líderes del G7 -Estados Unidos, Japón, Canadá, Alemania, Francia, Gran Bretaña e Italia- discutirán cómo ejercer mayor presión y a qué costo potencial. El primer ministro británico, David Cameron, dijo el lunes que el G7 debería cancelar su reunión de junio con Rusia -país con el que forma el G8-, cuyos preparativos fueron ya fueron suspendidos. “Tenemos que dejar en claro que no habrá cumbre del G8 en Rusia este año. Eso está absolutamente claro”, dijo Cameron a periodistas en una visita para acudir a una cumbre sobre seguridad nuclear en La Haya. Persuadir a los europeos de que firmen sanciones más duras podría ser un desafío para Obama, dado que la Unión Europea tiene 10 veces más comercio con Rusia que Estados Unidos y es el mayor cliente de petróleo y gas ruso. Países del centro y este de Europa, que vivieron bajo el dominio soviético y se unieron a la UE en la última década, han pedido cautela ante el temor por sus propias economías. Poca resistencia Hasta el momento, la toma de Crimea ha sido casi incruenta, salvo por la muerte de un soldado ucraniano y un miembro de una milicia pro-rusa el martes en un tiroteo. Las tropas ucranianas en Crimea fueron sitiadas en sus bases ofreciendo poca resistencia. Las fuerzas rusas, usando granadas de estruendo y ametralladoras, respaldadas por dos helicópteros, ingresaron en una base de la marina en el puerto de Feodosia el lunes por la mañana, invadiendo uno de los últimos símbolos de resistencia de Ucrania. Y se llevaron a oficiales ucranianos para ser interrogados, dijeron funcionarios. “Ayer hicimos un acuerdo: bajaríamos nuestra bandera y los rusos izarían la suya. Y esta mañana los rusos atacaron, disparando balas de verdad. Nosotros no teníamos armas. No hicimos ni un disparo”, dijo un marine, Ruslan, quien se encontraba con su esposa Katya y su hijo de nueve meses. Los soldados se abrazaron como despedida. Algunos cantaban “¡viva, viva!” como un desafío. Un marine en uniforme que declinó dar su nombre lloraba y culpó al gobierno en Kiev por el caótico fin del enfrentamiento. En Kiev, el presidente interino Oleksander Turchinov dijo al Parlamento que los soldados restantes en el área y sus familias dejarían la región ante “amenazas a la vida y seguridad de nuestro personal de seguridad”. La retirada pone fin a la resistencia ucraniana, a menos de un mes de que Putin expresó el derecho de Rusia de intervenir militarmente en el territorio de su vecino. Aunque las fuerzas rusas no han ingresado a otras partes de Ucrania, la OTAN dice que se han acumulado en la frontera. La alianza militar también teme que Putin tenga planes para una parte de Moldavia, otra ex república soviética. El secretario de Estado estadounidense, John Kerry, mantendrá una charla el lunes con su homólogo ruso, Sergei Lavrov, luego de reunirse con el jefe de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ), que está supervisando la destrucción del arsenal químico sirio. Rusia respondió simbólicamente a Canadá, anunciando sanciones personales contra 13 funcionarios canadienses por el papel de Ottawa en las sanciones de Occidente. Los gobiernos occidentales buscan un equilibrio entre presionar a Putin, proteger sus propias economías y evitar generar un círculo vicioso de sanciones y represalias.

 

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