Reuters El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, llegó el domingo a La Habana, Cuba, para una histórica visita donde buscará llevar el acercamiento con el gobierno comunista de Cuba a un punto de no retorno, después de décadas de animosidad entre los viejos enemigos de la Guerra Fría. En una escena inimaginable poco tiempo atrás, Obama llegó al aeropuerto internacional José Martí a bordo del avión presidencial Air Force One junto con su familia y fue recibido por el canciller Bruno Rodríguez, la máxima autoridad cubana presente en una recepción marcada por una tenaz lluvia. Después de raudos saludos protocolares, Obama y su extensa comitiva se fueron en una caravana de vehículos negros hacia La Habana. Durante el recorrido, los cubanos saludaron y vitorearon alegremente desde sus casas al primer presidente estadounidense que visita la isla de gobierno comunista en 88 años. “¿Qué bolá Cuba? (¿Cómo estás, Cuba?)”, escribió Obama en jerga cubana en su cuenta de Twitter @POTUS, haciendo referencia a un video que hizo junto a un comediante cubano difundido el sábado. “Acabo de aterrizar, deseando conocer y escuchar directamente al pueblo cubano”. Obama, de 54 años, estará en La Habana hasta la tarde del martes para escribir una nueva página en las relaciones de los viejos antagonistas. Durante su estancia se reunirá con Raúl Castro, escuchará a disidentes, dará un discurso y hasta disfrutará de una pasión en ambos países: el béisbol.   “Abajo el bloqueo” En su último año en el poder, y con las amenazas de algunos aspirantes republicanos a la Presidencia de romper relaciones con Cuba, Obama está decidido a que no haya vuelta atrás en el proceso de normalización de ambos países, apenas separados por 145 kilómetros pero enfrentados por décadas. Obama y Castro se comprometieron en diciembre del 2014 a poner fin a un distanciamiento que comenzó cuando rebeldes liderados por Fidel Castro derrocaron en 1959 a un dictador pro-estadounidense. Desde entonces, ambos gobiernos han restablecido sus relaciones diplomáticas, firmado acuerdos comerciales, de telecomunicaciones y de transporte aéreo, entre otros. “Nosotros queremos hacer el proceso de normalización irreversible”, dijo en la semana el asesor adjunto de seguridad nacional de Estados Unidos, Ben Rhodes, en Washington. A pesar de haber relanzado sus vínculos bilaterales, Washington y La Habana aún mantienen profundas diferencias. Las autoridades cubanas consideran el embargo económico impuesto por Washington desde hace más de medio siglo como el principal obstáculo hacia la normalización de sus relaciones. El ministro cubano de Comercio Exterior, Rodrigo Malmierca, dijo el domingo que Obama tiene las facultades para seguir relajando el embargo al permitir la exportación de empresas cubanas hacia Estados Unidos, autorizar la inversión de firmas estadounidenses más allá de las telecomunicaciones, entre otras. “Abajo el bloqueo”, gritó un turista a Obama durante su visita a la zona colonial de La Habana. El mandatario respondió sonriendo y saludando con el brazo derecho en alto.   “Viva Obama, viva Fidel” La visita de Obama era muy esperada por los cubanos, que han visto a su Gobierno sobrevivir a 10 mandatarios estadounidenses. “Por primera vez en la historia el Air Force One ha aterrizado en Cuba”, dijo el mandatario al personal de la embajada estadounidense que lo saludó en un hotel, agregando que esperaba que para los niños de la audiencia alguna vez sea una cosa normal que un presidente estadounidense visite Cuba. La última vez que un presidente estadounidense en ejercicio estuvo en Cuba fue en 1928 cuando Calvin Coolidge llegó en un acorazado para una conferencia panamericana. Una fuerte custodia policial y agentes del servicio secreto estadounidense se apostaron en las principales vías de la ciudad, semidesiertas por medidas de seguridad. Los carteles de bienvenida con imágenes de Obama junto al presidente Raúl Castro decoraban La Habana Vieja y decenas de turistas se agolparon en los alrededores de la zona más antigua de la ciudad, que Obama recorrió el domingo. Por la noche, Obama y su familia cenaron en San Cristóbal, un conocido “paladar”, como se le conoce en Cuba a los restaurantes montados y dirigidos por cuentapropistas, algo que Obama podría subrayar para demostrar la mejora de las condiciones de vida en la población cubana. “Viva Obama, viva Fidel”, corearon un centenar de personas en las afueras del restaurante mientras agitaron banderas de Cuba y Estados Unidos. Políticos estadounidenses critican al sistema de Gobierno unipartidista y la represión a los opositores, a quienes La Habana califica de “mercenarios”. La policía cubana, por ejemplo, interrumpió el domingo la habitual marcha del grupo disidente Damas de Blanco, deteniendo a alrededor de 50 mujeres. Durante su recorrido el domingo por la parte antigua de la ciudad, Obama visitó la Catedral y se reunió con el cardenal Jaime Ortega, la máxima autoridad de la Iglesia Católica en Cuba y un importante actor político que ayudó al restablecimiento de las relaciones entre ambos países. Uno de los eventos más esperados es el discurso que Obama ofrecerá el martes y que será trasmitido en vivo por la televisión estatal. Ese mismo día, planea reunirse con un grupo de disidentes y luego asistir a un partido de béisbol entre el equipo Tampa Bay Rays y la selección cubana. El martes, acompañado de su esposa Michelle y sus dos hijas, Obama viajará a Argentina buscando recomponer la relación con Latinoamérica, diez meses antes de que abandone la Casa Blanca.

 

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