Por Eugene Kaspersky*   Cuando estaba trabajando en nuestro primer programa antivirus, tener una computadora en casa era un lujo poco común, accesible apenas para pocas personas. Hoy sería difícil encontrar a alguien que no posea al menos un dispositivo conectado a Internet y, por ende, necesite una solución de seguridad. Durante muchos años fuimos conocidos como la compañía que vende antivirus. Hoy, las soluciones endpoint son solo uno de nuestros muchos segmentos de negocios. Durante varios años ya nos hemos centrado en áreas como la ciberseguridad industrial, el aprendizaje automático, la seguridad de IoT (Internet de las Cosas), la inteligencia de amenazas y la ciberseguridad del transporte. En 1998 (un año después de la fundación de nuestra empresa), estábamos lidiando con unas 50 nuevas muestras de malware por día; en 2020, 22 años después, ¡ese número aumentó a 342.000 muestras únicas de malware diarias! Pero, ¿por qué hago estas comparaciones nostálgicas entre finales de los noventa y hoy? Bueno, el mundo actual es un cibermundo ultraconectado guiado por la “revolución industrial 4.0” que está haciendo que la conectividad sea la base principal, tanto para las grandes oportunidades como para las vulnerabilidades graves: para las empresas convencionales, para el sector industrial y para la infraestructura crítica. Y creo que es obvio que la forma en que vemos que se protege literalmente todo lo que nos rodea debería cambiar. ¿Existe un antídoto para las amenazas aparentemente insuperables que enfrenta el mundo digital moderno? Me temo que no; si hubiera, ¡podría comenzar a planificar mi retiro! Pero sí tengo una idea sobre cómo podría ser el futuro de la ciberseguridad, y de hecho ya hemos comenzado a trabajar para lograrlo: el concepto y el epítome de la “ciberinmunidad”, ¡la próxima gran novedad! ¿Cómo se puede definir mejor? De esta manera: el costo de un ataque cibernético debe ser mayor que el costo del daño (para la víctima) o la posible ganancia (para el cibercriminal). ¿Cómo podemos alcanzar este objetivo? Al cambiar la forma en que vemos los sistemas y productos de seguridad. En este momento, nuestro trabajo consiste en construir una capa de seguridad sobre la arquitectura del sistema existente. ¿Pero no sería mucho más fácil tener productos seguros por diseño en primer lugar? ¿Los que a priori no necesitan protección adicional? Bueno, pensamos que sería una gran idea, y así comenzamos con IoT. Es un mercado que se espera alcance los 20 mil millones de dispositivos el próximo año, aunque uno en el que la seguridad es casi inexistente, con dispositivos conectados que se utilizan regularmente para los principales ataques de DDoS y botnets. ¿Cómo podemos resolver este problema? Al diseñar cosas “inteligentes” conectadas desde cero con una arquitectura segura de microkernel y una capa de seguridad que aísla todos sus módulos para restringir cualquier comportamiento inusual de los dispositivos IoT. ¿Podemos esperar cambiar de ciberseguridad a ciberinmunidad en el futuro más cercano? Me encantaría decir que sí, pero entiendo que es un largo viaje que el mundo aún no ha comenzado. Mientras tanto, solo debemos seguir creando conciencia sobre los peligros de un mundo conectado vulnerable para ayudar a todos a darse cuenta de que todas las cosas conectadas a nuestro alrededor necesitan protección. ¡Salud por eso! ¡Y salud por el futuro de la ciberinmunidad! Se suponía que debía hablar sobre este mismo tema en el keynote que tendría durante el Mobile World Congress de este año en Barcelona, ​​pero el coronavirus rápidamente provocó la cancelación de este evento, por primera vez en su historia. Para mí es bastante irónico que los virus informáticos tengan la misma capacidad para detener por completo el funcionamiento de una gran empresa o fábrica e incluso hasta provocar que cierre de manera definitiva. Mientras tanto, deseo a todos los lectores buena salud y seguridad, y espero que pronto se descubra un antídoto, lo que en ciberseguridad llamaríamos un antivirus, para COVID-19.     Contacto:   **Eugene es un experto en ciberseguridad de renombre mundial y empresario. Es cofundador y Director General de Kaspersky, proveedor privado de soluciones de ciberseguridad y protección de endpoints más grande del mundo que trabaja, entre otros con la INTERPOL y Europol en temas contra el cibercrimen.    Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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