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Por Francisco Gándara* Nos encontramos en la antesala de una situación histórica para el sistema democrático de nuestro país. El próximo 1 de julio estarán en disputa poco más de tres mil 300 cargos de representación popular; entre presidencias municipales, diputaciones locales, diputados federales, senadores y, por supuesto, la elección que atrae la atención de todo el electorado, la Presidencia de la República. Giovanni Sartori sostiene que las elecciones son un mecanismo para alcanzar el gobierno de opinión, un gobierno que cuente con amplias características para dar respuesta al sentir colectivo de la ciudadanía y que posea correspondencia con la opinión pública, con lo que a la par, contribuya al fortalecimiento de un sistema democrático. En este sentido, los estudios de opinión realizados con apego a metodologías y técnicas rigurosas, que avalan ciencias sociales y ciencias exactas, adquieren gran relevancia para el diagnóstico y entendimiento de la realidad social que posibilitan poner en comunicación directa a gobierno, partidos políticos y ciudadanía. Los estudios de opinión reflejan la percepción que existe de la ciudadanía (o elector) sobre aspectos coyunturales dentro de una localidad, problemáticas, niveles de reconocimiento y valoración de personajes públicos, evaluación de políticas públicas, anhelos, necesidades, expectativas, entre otros; los cuales, en su conjunto, construyen indicadores y colaboran en la construcción de una agenda política ciudadana. Durante época de elecciones, estos estudios resultan herramientas útiles para aquellos que aspiran a ocupar algún cargo de representación popular, en la definición de imagen, discurso, mensaje o plataformas electorales. La ciudadanía se define no solamente por la forma que le otorga la Ley sino por su característica de ser partícipe de las cuestiones en la esfera pública. Expresa sus opiniones y busca no pasar desapercibido en la toma de decisiones públicas. La presencia de una ciudadanía en aras de participar resulta fundamental para el sistema democrático. En este sentido, la opinión pública resulta una expresión ciudadana; es el conjunto de opiniones que se expresan de forma pública, mediante una serie de manifestaciones, que los estudios de opinión recogen de manera ordenada y sistemática para su entendimiento. Los estudios de opinión debieran ser parte integral de cualquier gobierno. Si un gobierno nace de la opinión de los electores, es decir, que a través del voto expresa su opinión, y gobierna en sintonía con estados en donde la opinión pública prevalece, ese gobierno puede ser llamado gobierno por consentimiento y puede considerarse como un ejercicio que abona en el fortalecimiento del sistema democrático. En la opinión pública y su relación con la democracia, podemos encontrar que, en ella, actores políticos, autoridades e instituciones poseen la capacidad de dar respuesta a preferencias y necesidades de la ciudadanía. Es decir, los estudios de opinión desempeñan un rol dentro del ciclo de la comunicación, como un elemento de retroalimentación a través del cual la ciudadanía expresa su acuerdo, evaluación, rechazo o insatisfacción ante acciones de gobierno. Es la representación de una fuerza política social que le da rumbo y dirección al sistema en forma de legislaciones y oferta electoral. Las preferencias de la ciudadanía deberían ejercer una gran influencia sobre las decisiones de un gobierno, garantizando así una constante aceptación de acciones gubernamentales. Sin embargo, un gobierno tampoco puede responder siempre a las demandas ciudadanas, por considerar a esta ciudadanía sujeta a un desconocimiento y formación no adecuada para definir el rumbo de políticas públicas en materias de economía, salud, educación, fiscalización y otras donde el riesgo de demagogia altera un proyecto de Nación. Los estudios de opinión contribuyen al fortalecimiento del sistema democrático porque influyen en la ciudadanía; y a que quienes la integran, orientan su opinión mediante el conocimiento o investigación sobre alguna temática que mantenga relación con su vida cotidiana, o con decisiones del gobierno que la favorezcan o la afecten y que de esta manera brinde respuesta a través de su misma opinión, sus acciones o su voto. Para ello es indispensable que en la oferta de estudios se presentan sujetos profesionales que utilicen metodologías con técnicas rigurosas y cuyos resultados imparciales se brinden públicamente para que la ciudadanía conozca lo que piensan sus iguales, sus respuestas se vuelvan más racionales, dotando de mayor calidad a sus decisiones y contribuyendo a la vida democrática. En la actualidad, no puede entenderse el espacio público sin el conocimiento de las percepciones de la ciudadanía. Los personajes públicos deben ser conscientes de ello y mantener la retroalimentación constante que los estudios de opinión conceden para la vida política y democrática de un país y, sobre todo, para garantizar la presencia de los gobiernos de consentimiento. *Director General de Sigma Dos México.   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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