Por: Pablo Figueroa

Aún estamos analizando el cierre de un 2022 convulso, marcado por la invasión de Rusia a Ucrania y la inestabilidad que esto generó, y ya se nos ha ido el primer mes de un 2023 que afronta grandes retos. Quizá el más importante sea el del crecimiento, donde según las proyecciones del Banco Mundial, México cerrará 2022 con un incremento del PIB del 2,6% (modesto teniendo en cuenta el punto de partida) y un 0,9% en 2023, muy por debajo del potencial real de una economía como la mexicana, para cerrar el sexenio con un crecimiento esperado del 2,4% en 2024.

Para poder rebasar estas estimaciones existen factores únicos que México debe aprovechar, como por ejemplo su excepcional cercanía a su máximo socio comercial, Estados Unidos. El nearshoring (o el friendshoring, que además de la cercanía valora la relación y México cumple ambas) es una oportunidad clave que México no debe dejar pasar, y puede suponer un enorme aumento de las inversiones industriales y logísticas (en sectores como el textil, farmacéutico o automotriz), con todos los beneficios adicionales que conllevan (mejora de infraestructuras, comunicaciones, empleo…). Otro sector que ha mantenido unos excelentes resultados en 2022 y que se espera sigan creciendo en 2023 es el turístico, donde México debe seguir siendo un referente en diversidad de oferta y calidad para continuar atrayendo al turista norteamericano.

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Como gran amenaza económica seguimos teniendo, no solo en México, si no a nivel mundial, la sombra de la inflación. Parece que ya ha tocado techo y va a empezar a estabilizarse a la baja, lo cual llevaría a que las tasas de interés vuelvan paulatinamente a niveles menos restrictivos. En cualquier caso, el consenso parece apuntar a que 2023 será un año de ligeras subidas en el primer semestre y ligeras bajadas en el segundo, estabilizando niveles a la baja de manera más sensible en 2024. Recordemos que esta diferencia de unos 600 pbs entre las tasas marcadas por la FED en Estados Unidos y las de Banxico son las que están ayudando a mantener la fortaleza del peso contra el dólar, y es difícil desmarcar de manera agresiva la política monetaria mexicana de la estadounidense sin poner en riesgo este pilar de estabilidad que es la resistencia contra el dólar.

También es importante mencionar que 2023 debe ser un año donde los objetivos de sostenibilidad y eficiencia energética tomen mayor protagonismo, sobre todo en un país tan rico como México en recursos renovables. No hay mayor autosuficiencia que la que aporta el sol y el viento, el mundo ya apunta a ese objetivo con pasos firmes y México no debe quedarse atrás.

Será por tanto un 2023 interesante, ya con la pandemia superada y con muchas oportunidades de crecimiento que seguro entre todos podremos aprovechar. Yo apuesto porque va a ser un buen año a todos los niveles, y espero no equivocarme al menos en eso. 

Contacto:

Pablo Figueroa, CFO de Banco Sabadell en México 

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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