La petrolera intenta fomentar una cultura general de seguridad entre sus empleados a través de las películas, sin embargo la medida ha sido criticada por legisladores de diferentes partidos políticos que cuestionan los altos costos de su realización así como su eficacia.    Reuters   Desde 2009, Petroleos Mexicanos (Pemex) ha pagado 44 millones de dólares (mdd) a la productora Cinetransformer, con sede en el estado de Oaxaca, para la realización de al menos 18 películas, todas de menos de una hora, para exhibirlas ante sus trabajadores en cines móviles que son propiedad de la compañía. En una de esas películas, dos mujeres en bikini desfilan alrededor de una piscina usando tacones de aguja, riéndose de como una de ellas utilizó el sexo para persuadir a su trabajador marido de comprarle una costosa camioneta. En otra, dos ejecutivos petroleros enredados en un triángulo amoroso son transportados 20 años hacia un futuro sombrío por rocas verdes resplandecientes. Otra sigue a una diabólica mujer seductora con medias de red mientras exhala un mágico humo negro y causa estragos en una plataforma petrolera. Los guiones suenan como el típico menú de telenovela. Como muchas de estas populares producciones mexicanas, recurren al sexo, lo sobrenatural y efectos no tan especiales. Incluso comparten a los mismos actores.   Sin embargo, estas películas tienen un propósito serio: promover la seguridad entre decenas de miles de trabajadores de Pemex, la gigantesca petrolera estatal mexicana. Estos tráileres viajan de un lugar de trabajo a otro donde son transformados en escenarios para 90 personas con baños, aire acondicionado y máquinas de palomitas de maíz. El objetivo, de acuerdo con Pemex, es fomentar una cultura general de seguridad para complementar el entrenamiento práctico que ofrece la compañía. Y eso es importante. La exploración y producción de petróleo es una de las industrias más peligrosas del mundo y Pemex tiene una de las tasas más altas de muertos y heridos entre las firmas petroleras, de acuerdo con la Asociación Internacional de Productores de Petróleo y Gas (IOGP, por su sigla en inglés). El problema para algunos empleados y ex empleados de Pemex, entre otras personas, es el enfoque de la compañía con sus películas, a las que Eduardo Zavala, subdirector de seguridad industrial y protección del medio ambiente de la empresa, denomina “edu-tainment”. Raúl Muñoz, director general de Pemex de 2000 a 2004, vio “Una historia de petroleros”, la primera de las películas del Cinetransformer de Pemex. En ella, el trabajador que compró a su esposa una costosa camioneta está muy ocupado lidiando con “agiotistas”, o usureros, para evitar verse envuelto en llamas en una plataforma petrolera. “Es muy difícil de encontrar que ése haya sido un objetivo, o si fue un objetivo y mucho menos que pudiera ser efectivo”, dijo Muñoz. “Qué barbaridad, es sorprendente, es puras burlas”, añadió. El programa de películas es “un costo excesivo y está recortando gasto de donde realmente se necesita”, dijo Carlos Arjona, un veterano que ha trabajado en Pemex 28 años. Arjona entregó provisiones y equipo durante la respuesta de emergencia por un incendio registrado en abril, que provocó la muerte a siete trabajadores de Pemex e hirió a 45 en una plataforma en la Sonda de Campeche. Pemex dijo que las películas del Cinetransformer refuerzan un programa de entrenamiento de seguridad riguroso con el que el año pasado entrenó a 36,000 trabajadores de producción y exploración en cuatro sitios en el país. La empresa dijo que gasta más en este tipo de entrenamientos que en las películas de Cinetransformer, pero declinó proporcionar números. Un portavoz de Cinetransformer dijo en un correo electrónico que la las producciones para Pemex no eran telenovelas sino “películas didáctico-motivacionales. Con elementos de drama, suspenso, acción, romance y comedia”.   Sin impacto positivo El monto de las películas llevó a legisladores de diferentes partidos políticos a pedir que se hiciera una revisión de los costos de las películas sin cuestionar su eficacia. Sin embargo, a inicios del año, la Auditoría Superior de la Federación (ASF), una oficina investigativa del Congreso, reveló una auditoría que encontró que el programa Seguridad, Salud y Protección Ambiental (SSPA), que incluye las películas de Cinetransformer “no tuvieron un impacto positivo en los indicadores de seguridad”. La ASF sólo puede revisar contratos y entonces hacer recomendaciones a investigadores internos de Pemex. Y como Reuters documentó en un reporte en enero, investigadores de Pemex descartan casi siempre las recomendaciones para disciplinar a empleados, perseguir delitos o recuperar parte del dinero pagado a contratistas. La tasa de mortalidad y lesiones de Pemex para trabajadores de producción y exploración era seis veces el promedio internacional en el 2013, según los últimos datos disponibles del IOGP. (IOGP publica los datos por país. Pemex y sus contratistas externos representan más del 99 por ciento de toda la exploración y producción de trabajo en México reportado a la organización.) Pemex dijo que los números de IOGP son correctos. Pero la compañía también calcula la tasa de lesiones y mortalidad más baja en base a sus propios datos. En mayo, después de que Reuters empezó a preguntar sobre el récord de seguridad en la empresa y los contratos del Cinetransformer, Pemex emitió un comunicado citando esos números internos como prueba de que su tasa de accidentes y de mortalidad cayó a mínimos históricos el año pasado. Es claro para cualquiera que las vea que las películas del Cinetransformer no son un típico material de entrenamiento. Reuters vio 10 de las 18 películas.   Asunto de familia La fuerza detrás de esas creaciones es Julio Fernández, fundador y presidente de Cinetransformer. Su padre, Raúl Fernández, y su tío Rolando Fernández, ganaron fama en la década de 1980 cuando produjeron y dirigieron las cintas de “Lola la Trailera”, una serie sobre una hermosa conductora de trailer que lucha con narcotraficantes, funcionarios corruptos y las bestias legendarias llamadas chupacabras. Las películas, protagonizadas por la esposa de Rolando (y tía de Julio), Rosa Gloria Chagoyán, se han convertido en clásicas de culto. La familia Fernández, que también es propietaria de Traylfer, una empresa que fabrica camiones, incluyendo las salas de cine móviles de Cinetransformer que Raúl, padre de Julio, diseñó en 1995. Durante años, Julio Fernández esperó que Pemex fuera su cliente y utilizara sus cines móviles para presentar sus películas didácticas y motivacionales. Casi diez años atrás tuvo la oportunidad cuando, a través de amistades, pudo concertar una reunión con Rogelio Morando, el entonces jefe del programa de seguridad de Pemex. El 18 de septiembre de 2012, tres semanas después de mostrar un filme de Cinetransformer en las afueras de Reynosa, una explosión de gas mató a 30 empleados en una instalación cercana a la ciudad. Pemex dijo que no divulgaría los resultados de la investigación sobre el accidente hasta el 2025, de acuerdo con un reporte contemporáneo del diario Hora Cero. Para el final de 2012, la tasa de muertes y lesiones para los trabajadores de producción y exploración era unas 12 veces superior al promedio internacional. Un mes después, el 1 de febrero de 2013, Pemex otorgó a Cinetransformer un nuevo contrato por 26.4 millones de dólares. Un día antes, una explosión había sacudido las oficinas centrales de Pemex, causando la muerte de al menos 37 empleados y lesiones a al menos otros 100. La procuraduría general dijo que la explosión fue causada por una chispa de origen eléctrico o mecánico que incendió una acumulación de solventes tóxicos y gas metano en el sótano del edificio. Morando se retiró de Pemex en2013. Actualmente es propietario de un hotel boutique y un restaurante en Coatepec, en el estado de Veracruz. El actual subdirector de los programas de seguridad de Pemex, Luis Betancourt, dijo que las películas de Cinetransformer han valido la inversión de 44 millones de dólares y que “seguramente han hecho una contribución” para mejorar la seguridad. A la fecha, las películas de Cinetransformer han sido vistas por unas 850,000 personas, entre trabajadores de Pemex y sus familiares.

 

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