Según los pronósticos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), los inventarios globales de maíz alcanzarían las 192 millones de toneladas al final de la temporada actual, no muy lejos de un máximo histórico de 205 millones registrado hace 28 años.   Reuters   Los inventarios globales de granos se están encaminando a un máximo de 15 años a medida que la cosecha histórica de maíz en Estados Unidos ingresa en su etapa final, pero el riesgo de una escasez de alimentos persiste porque la demanda por carne y biocombustibles sigue creciendo. Las sequías en los principales países productores de granos tanto en la campaña 2007/08 como en la 2010/11 desembocaron en un brusco aumento de los precios de los alimentos, empujando a millones de personas a la pobreza, generando protestas y jugando un papel en el derrocamiento de algunos gobiernos. Desde entonces hubo una reconstrucción de los inventarios de cereales, que están en camino a alcanzar su mayor nivel desde la temporada 1999/2000, de acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés). Los inventarios globales de maíz, según los pronósticos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA por sus iniciales en inglés), alcanzarían las 192 millones de toneladas al final de la temporada actual, no muy lejos de un máximo histórico de 205 millones registrado hace 28 años. Pero los analistas advierten que los inventarios podrían bajar rápidamente en caso de que haya cosechas escasas. “Pienso que el crecimiento de la demanda es la gran diferencia entre ésta década y lo que pasó en la década de 1990. Lo que esto significa es que existe un menor margen para el error”, dijo Brett Cooper, gerente de FCStone Australia. “Probablemente aún estemos en una fase de reconstrucción (de inventarios), pero la clase de confort que teníamos en la década de 1990 no es evidente todavía”, agregó. Cuando se estableció el récord en 1987, había suficiente maíz para alimentar al mundo durante 168 días. Los inventarios actuales apenas durarían 72 días, porque el consumo se ha duplicado con creces desde entonces. Una gran porción de la cosecha se destina hoy a la producción de etanol, principalmente en Estados Unidos. También ha crecido la demanda de maíz para alimentar ganado al incrementarse el consumo de carne de res en mercados emergentes como China. El ratio entre inventarios de maíz y consumo anual global, una medida de cómo las reservas podrían cubrir la escasez en el caso una cosecha desastrosa, es de alrededor del 20%. “Podemos pensar que un ratio de alrededor de 30-35% es el nivel necesario desde ahora en adelante para alimentar a la población mundial y mantener las reservas”, dijo Thierry Pouch, jefe de investigación en la organización de asesoría agrícola APCA en Francia. “Incluso si se está recuperando, el ratio inventarios-uso para el maíz está en un nivel muy bajo”, agregó. Otro factor que aumenta las preocupaciones sobre la seguridad de la provisión de alimentos es la ubicación de los inventarios globales, que se están trasladando desde los exportadores hacia los principales importadores, como China. El USDA estima que China dispondrá de más del 40% de los inventarios globales de maíz al final de la temporada actual, en comparación a alrededor del 28% cuando los inventarios estuvieron en niveles récord en 1987. Los inventarios globales de trigo están ligeramente más holgados, con un ratio inventarios-uso proyectado de 27% al final de la temporada actual, según datos del USDA, pero la ubicación de esos suministros es también una preocupación. “Para el trigo, tendremos un muy buen abastecimiento en el mercado mundial, y también prevemos algún crecimiento en los niveles de inventarios en los principales exportadores. Sin embargo, parte del crecimiento en los inventarios globales se producirá en China, que es improbable que exporte”, señaló el analista de F.O. Licht Claus Keller.  

 

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