Nueve horas después de publicar “Making America Great Again” en Facebook, la “nota” ya había cosechado 32,000 “me gusta” y se había compartido más de 11,000 veces. La viñeta informa sobre la orden ejecutiva de Donald Trump que prohíbe a musulmanes la entrada a su país. La empresa nació oficialmente en 2015 y, por un año, experimentó con su nueva manera de informar. El creador de Pictoline, Eduardo Salles, se dedicó cinco años a la publicidad y pasó por distintos cargos del área creativa. Cuando estaba en la agencia JWT, ganó el premio Cannes Lions, pero para él eso no fue suficiente y buscó algo más qué hacer en el mundo del diseño. Conoció a Gustavo Guzmán, cofundador y actual socio, quien buscaba crear un nuevo medio. La experiencia de Eduardo en diseño y en medios y la de Gustavo en negocios se unieron para crear Pictoline. Sus “notas informativas” no son infografías como parte de un texto ni accesorios de la información, sino que diseñan información. Pictoline nació sin referentes en qué apoyarse, ni aquí ni en otros países. “Cuando [nos] lanzamos [a hacerlo] fue como persignarnos y lanzar el proyecto”, cuenta Eduardo. Lo primero fue crear una agenda, revisar la información del día y lograr un producto de consumo ágil y rápido. También puedes leer: La magia de las comunidades digitales Pictoline apareció primero en Facebook y Twitter. Su información podía presentarse como infografía, fotomontaje, GIF (un gráfico animado), meme o reportaje gráfico. Pasó un año para que sus creadores entendieran cómo funcionaba su producto antes de monetizarlo. Desde un principio, las marcas fueron muy entusiastas en querer desarrollar proyectos en conjunto, pero ellos prefirieron esperar. Una marca se acerca a una agencia de publicidad porque quiere que la gente consuma un producto, que se sienta afín, dice Eduardo. “Este modelo de negocio es viejo, porque sigue basado en la premisa cada vez más falsa de que existe un monopolio de atención”. La atención hoy es más dispersa, indica, y el consumo de la información no es lineal como antes, sino que todo posee conexiones. “Ahorita estamos platicando, pero quizá me llega un Whatsapp y lo reviso, checo mi Twitter, etcétera. El consumo de la información es dinámico y se vuelve cada vez más complejo”, explica. Para las marcas, ya no es sólo comprar ojos, el objetivo es que haya un valor “y no sólo molestar [con publicidad] a la gente”. En la tv, la competencia para las marcas eran otros comerciales, así que, entre más ojos atraía su anuncio era mejor, comenta; pero hoy, la competencia es otra marca, medio o incluso otra persona. “Esto es un ecosistema cada vez más ruidoso y más complejo”. Pictoline tiene varias fuentes de ingresos: la principal es el diseño de información con fines comerciales y educativos. Otra es hacer libros y almanaques, y una más es una especie de escuela de Diseño de la Información para nuevas plataformas comerciales. También tiene una colaboración constante con el New York Times en español. Hoy cuenta con más de 2 millones de seguidores y un equipo conformado por 12 personas. En los próximos días, abrirá una oficina en Brasil para consolidar su presencia en Latinoamérica, y una más, con carácter comercial, podría asentarse en Houston.  

 

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