Tres historias de jóvenes mexicanos que apuestan por la innovación. POR LOURDES CONTRERAS  JAIME CATER/ HDS Él tiene en sus manos una poderosa herramienta que pretende combatir uno de los dolores de cabeza que padece el sector salud en México. No se trata de un analgésico. Mucho menos de un producto milagro. Es una base de datos que integra información como los historiales médicos de pacientes, la existencia de un medicamento equis en farmacias, el nivel de demanda en los laboratorios y la afluencia a los hospitales públicos. Este es el corazón de su empresa, HDS, de la que es presidente, y que está inspirada en la necesidad de ofrecer una mejor atención a los derechohabientes del IMSS, ISSSTE y Seguro Popular; además de hospitales privados. “Por la importancia de la información en el sector, obtuvimos el apoyo de Nacional Financiera y del Conacyt. El compromiso es hacer ciencia y tecnología mexicana para el sector salud”, afirma. Su negocio, ante la opacidad que por años ha dominado en el sector público de salud, se está expandiendo más allá de las cuatro paredes de México. HDS ya opera también en Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú y Estados Unidos. En 2013 arribará a Chile y Panamá. Después irá a la conquista de Argentina y Brasil. Por lo pronto, la empresa de Jaime Cater cerrará este año con ventas por 50 MDD. JUAN VERA/ BLUE MESSAGING Juan –investigador de la Universidad de Stanford– y Andrés Rodríguez –ingeniero especialista en inteligencia artificial– le han dado al clavo. Han hecho lo que toda empresa debe saber, pero que muchas no aplican: la atención inmediata a las necesidades de sus clientes. Ellos son las mentes brillantes de Blue Messaging, una empresa dedicada a establecer canales de comunicación entre las empresas y sus clientes. Técnicamente, son los responsables de responder, a través de programas prediseñados, las preguntas que envían, por ejemplo, los clientes de Cinemex vía mensajes de texto. Pero su máquina registradora de dinero opera con buen ritmo, gracias a que administran la comunicación de 15 grandes compañías, por las que realizan en su nombre 10 millones de interacciones por mes. Tienen una aliada muy poderosa y a la que nadie puede resistirse: la tecnología. “Hace poco más de tres años nos dimos cuenta de que los teléfonos móviles representaban una oportunidad enorme para que las compañías pudieran acercarse a sus clientes, atender sus inquietudes y hasta concretar ventas”, explica Vera (en la imagen). Su apuesta es obtener ingresos por 2.5 MDD y, de la mano de Endeavor, prevén alcanzar una facturación en 2013 por 4.5 MDD. JAVIER OKHUYSEN Y CARLOS ORELLANA/ SALA UNO La crisis de los 30, que a muchos jóvenes pega, no atrapó las conciencias de este par. Todo lo contrario. Cuando llegaron a esa edad, pensaron en su futuro y se fijaron un propósito: regresar a México, crear una empresa rentable, pero que al mismo tiempo permitiera mejorar la calidad de vida de las personas. Javier Okhuysen y su amigo Carlos Orellana habían pasado algunos años en ciudades como Nueva York, Londres y Madrid trabajando en bancos de inversión y fondos de capital de riesgo. Al regresar a casa, descubrieron un problema inocultable: “Nos dimos cuenta que la ceguera es la segunda causa de discapacidad en México y que, del total de casos, 50% es por cataratas, una afectación completamente reversible que no se practica porque es costosa”, comenta Javier. Fue así que en agosto de 2011 inauguraron Sala Uno, una clínica dedicada a realizar cirugías para desaparecer las cataratas entre la población de bajos recursos. Son un hit, ya que una intervención en Sala Uno cuesta en promedio 6,300 pesos, mientras que su precio en el mercado es de 17,000. Al mes realizan 300 cirugías, gracias a una alianza con Fundación Cinépolis que les permite operar en grandes volúmenes. Ya piensan abrir su segunda clínica.

 

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