El plan para combatir la inflación del presidente Andrés Manuel López Obrador y contener precios podría tener impacto negativo en el mercado en términos de producción y crear un mercado negro; además, no tendría el efecto esperado, ya que los aumentos son generalizados y van más allá de la canasta básica, consideró JP Morgan.

De acuerdo con la institución financiera, la política de precios no debe estar diseñada para abordar problemas a corto plazo, sino ser parte de una estrategia a largo plazo para evitar entrar en un ciclo de retroalimentación negativa; además, no debe ser un reemplazo del ciclo de alzas del Banxico, sino un complemento para anclar con éxito las expectativas de inflación de corto, mediano y largo plazo.

La compañía expuso que, si bien López Obrador declaró que el plan no establecería controles de precios absolutos, en contraste con la política implementada sobre los precios del gas licuado el año pasado, queda por ver si el plan no es una política de control de precios disfrazada.

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Creemos que tal política tendría un impacto negativo en el mercado en términos de producción y podría crear potencialmente un mercado negro para satisfacer la demanda existente”, estimó el banco estadounidense.

Asimismo, JP Morgan expuso que el gobierno buscaría una reducción de hasta 20% en 24 artículos de la canasta básica, desde bienes procesados, como conservas de pescado y leche, hasta alimentos crudos, como carne de res y huevos.

No obstante, la dificultad de la exigibilidad de la política a nivel nacional sería un obstáculo importante que podría limitar el éxito de la política y su rápida implementación; además, el obligar a las empresas, en particular a las pequeñas y medianas con poco o ningún poder de mercado, a fijar precios podría ejercer una mayor presión sobre sus márgenes después de dos años de escaso apoyo gubernamental durante la pandemia.

“Según nuestras estimaciones, si el gobierno federal logra llegar a un acuerdo y reducir los precios de los 24 bienes en un 20% este año, el impacto en la inflación anual podría ser cercano a los 200 pb. Creemos que, si se implementa un plan de este tipo, es poco probable que se logre un efecto completo, ya que además de los detalles logísticos complejos que justifican su implementación, los efectos colaterales ya son generalizados y van más allá de la canasta básica”, apuntó el banco.

Consideró que los precios se reducirán entre 5 y 10% en el mejor de los casos, lo que llevaría la inflación a fin de año a niveles consistentes con encuestas recientes; aun así, esperan que la próxima semana Banxico revise al alza su pronóstico para 2022 entre 6 y 6.5%, pero el plan que se anunciará mañana podría modificar esto.

Además, la firma señaló que un plan para apaciguar la inflación sostenida y generalizada debe ir más allá de una estrategia de control de precios, y un acuerdo con el sector privado es una prioridad para evitar que la producción, el empleo y los precios se disparen en la economía informal.

“Si el sector privado está dispuesto a lanzar un plan con el gobierno, se necesita un ‘Pacto’ para suavizar las negociaciones salariales, anclando el crecimiento salarial del sector público y privado a las expectativas de inflación ex ante (es decir, utilizando el 4%-4.2 del próximo año)”, detalló.

Y es que, explica, esta estrategia tuvo éxito en la década de 1990 y si se implementa ahora, reduciría significativamente los riesgos al alza para la inflación. En este sentido, JP Morgan cree que los salarios mínimos también deben aumentar a un ritmo más lento desde los ajustes similares al 20% de los últimos años, pero reconoció la importancia de aumentar este indicador.

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