Mientras Venezuela busca elevar lo precios del crudo con ayuda de la OPEP, los analistas energéticos desconfían de esta estrategia, aunque consideran que es un primer paso para sacar del estancamiento al sector.   Reuters Los operadores del mercado petrolero están haciendo una apuesta segura al creer que el plan de Venezuela para resucitar en el seno de la OPEP un viejo mecanismo de bandas de precios que busca fijar un piso de 70 dólares para el golpeado barril de crudo, está condenado al fracaso. Arabia Saudita, el líder de facto de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, ha mostrado nulo interés en regresar a una estrategia de sustento de precios. Y grandes productores fuera de la organización, principalmente Rusia, han descartado retirar barriles del mercado. La mayoría de los analistas considera que intentar fijar un rango de precios es inútil o que el valor de 70 dólares por barril es insosteniblemente alto. Incluso ambos. Aun así, algunos expertos y observadores dicen que la propuesta informada a Reuters por el ex ministro del Petróleo de Venezuela Rafael Ramírez podría finalmente alejar al grupo del enfoque de “dejar hacer, dejar pasar” que ha tenido ante el colapso de los precios. La caída de las cotizaciones ha afectado las inversiones, ha obligado a recortar presupuestos y está poniendo a algunas economías como la venezolana en serias dificultades. Incluso si la idea de Venezuela no avanza, podría representar el primer paso concreto en meses para encontrar un terreno común que ayudaría a estabilizar el mercado petrolero. El plan, que será discutido el 21 de octubre en un encuentro de expertos técnicos en Viena, parece simple: recortes progresivos de la producción para controlar los precios, con un “primer piso” de 70 dólares por barril y una meta posterior de 100 dólares por barril, explicó Ramírez.   Fórmula conocida La propuesta se conoce tras meses de reuniones entre jefes de Estado y comentarios vagos del presidente venezolano Nicolás Maduro como parte de sus esfuerzos desesperados por apuntalar los precios, la mayoría de los cuales han sido descartados. Ramírez fue la cara pública de la política petrolera del fallecido presidente venezolano Hugo Chávez por más de una década, ejerciendo simultáneamente como ministro y presidente de la estatal PDVSA, cargos que hoy ocupa su mano derecha, Eulogio Del Pino. En ese lapso Ramírez mantuvo una estrecha y frecuente colaboración con el ministro saudita de Petróleo, Ali al-Naimi, uno de los pocos que siguen en la OPEP tras una década que vio pasar el precio del crudo de 20 a 150 dólares por barril y que se considera uno de los períodos de mayor cohesión del grupo. “Creo que esto podría tener más contenido”, dijo Paul Horsnell, jefe de análisis de materias primas de Standard Chartered, quien ha estado escribiendo sobre los mercados petroleros y la OPEP por dos décadas. “Comprometerse con una banda de 70 a 100 dólares no parece muy difícil”, dijo. “Siempre que no haya un mecanismo automático que vincule la banda con la producción, parece una estrategia de muy bajo costo para expresar solidaridad con las aspiraciones de otros miembros”, agregó. Ocho países fuera de la OPEP fueron invitados al encuentro en Viena: Azerbaiyán, Brasil, Colombia, Kazajistán, Noruega, México, Omán y Rusia, dijo Del Pino esta semana. La fórmula de la banda ha sido usada en otras ocasiones como una alternativa de salida a una crisis de precios. Tras el derrumbe de las cotizaciones de fines de los años 90 cuando llegaron a 10 dólares por barril, el grupo fijó un segmento meta de entre 22 y 28 dólares que fue abandonado en 2005 cuando la creciente demanda reanimó los precios. Desde entonces el grupo no ha vuelto a fijar un precio objetivo formal.  

 

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