Nadie hubiese nunca imaginado, al comienzo de enero pasado, que 2020 sería uno de los años más complicados que el mundo ha vivido en los últimos tiempos. Y es que, ni en el peor de los escenarios pudiéramos haber pensado que una pandemia aparecería ante nosotros. 

Tampoco lo vislumbró Claudia Márquez, la CEO en México de la firma automotriz Hyundai, quien, apenas unos meses antes de que comenzara esta locura, a principios de noviembre del año pasado, asumió el cargo más alto que esta compañía de origen asiático tiene en nuestro país. Era imposible prever qué le esperaba. 

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Sus planes y expectativas eran amplias: Después de un largo periodo fuera de México, volvía a su territorio con la mira puesta en ocupar la experiencia que acumulaba dentro del sector automotriz, para empujar a la compañía que ahora lideraba. El panorama acabó por no ser propicio, no ya para cumplir sus planes, sino los de casi todos. 

“Para mí, ha sido un año lleno de retos. Empecé a trabajar en Hyundai el primero de noviembre de 2019, con muchas ganas, planes… Y, de un momento a otro, la crisis ya estaba encima de nosotros, complicando no sólo a México sino a todo el mundo”, explica la ejecutiva, en entrevista con Forbes México. 

Se trató de un hecho sin precedentes, detalla Claudia Márquez. Eso la obligó a tomar, prácticamente de la noche a la mañana, decisiones relacionadas con la estabilidad del negocio de la compañía automotriz, y también con la salud del equipo de Hyundai.

“Llevo 25 años en esta industria y nunca había visto que se generara una crisis similar. Entonces, hemos tenido que ir reaccionando conforme pasan las cosas, procurando, desde el mismo 16 de marzo, fecha en la que empezó más fuerte todo esto, a asegurar la salud de la gente”, relata. 

A partir del día que menciona la ceo comenzó, efectivamente, el confinamiento por la pandemia, bajo el lema “Quédate en casa”. Cerraron las sucursales de la compañía y comenzaron las dificultades para la industria en la que se desempeña Márquez. 

TOCAR FONDO 

¿Qué tan drástico fue el golpe para este sector? Probablemente es el más fuerte de toda su historia, según dan cuenta los datos de la propia Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA). 

De acuerdo con el organismo empresarial, la industria automotriz mexicana pasó de vender 87,517 vehículos durante marzo, a únicamente 34,903 en abril, periodo en el que la comercialización de automóviles cayó hasta un 64.5%, en comparación con el mismo mes del año anterior. 

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Paulatinamente, conforme iba abriéndose el país y se incrementaban las actividades, siempre bajo las indicaciones de las autoridades del sector salud, se fue registrando una pequeña recuperación gradual. En mayo se vendieron 42,028 autos (-59%); en julio, 72,897 (-31.3%); 77,784 en septiembre (-22.8%) y 84,307 en octubre (-21.2%). 

Hoy, la expectativa del sector es que, al cierre del año, México alcance la cifra de 945,000 unidades vendidas, promediando en el año una caída de 28.2%, en contraste con lo sucedido en 2019. 

“Estamos siendo un poco más positivos con lo que vemos en los últimos meses. En octubre tuvimos ya la caída menos fuerte en la industria desde que empezó la pandemia, con un -21.2%, pero, bueno, aun así es muchísimo. En cualquier otro momento, tener una caída de esa naturaleza hubiera resultado impensable”, dice Márquez. 

Pero incluso con este avance que se ha ido observando, de acuerdo con la AMDA, la recuperación total del sector automotor no llegaría sino hasta 2023, dependiendo también de cómo siga avanzando la pandemia provocada por el coronavirus SARS-Cov-2. 

“Sin duda, aún tendremos que esperar para observar una recuperación total del sector, porque lo que sucede es que éste no es un problema particular de la industria, sino un momento económico complejo mundial, por lo que se tiene que ir avanzando paso a paso antes de que eso suceda”, menciona la ejecutiva de Hyundai. 

En este caso particular, el descenso en las ventas de la compañía automotriz asiática en México, si se le compara con el año 2019, se situó en un -29.8% hasta el mes de octubre, pasando de comercializar 36,494 unidades a 25,602. 

CRECIMIENTO 

Claudia Márquez no pretende quedarse de brazos cruzados mientras se alcanza gradualmente la recuperación de la industria automotriz. Al contrario, ahora cuenta ya con una estrategia de negocio bien detallada, advierte, para lograr que, paulatinamente, la firma asiática retome su camino de éxito en nuestro país.

“Lo primero que decidimos hacer es entender muy bien cuáles son los productos que tienen sentido hoy para el mercado mexicano. Nosotros, como compañía, tenemos una oferta muy atractiva de vehículos, de todo tipo y condiciones; sin embargo, nuestro objetivo hoy no debe consistir en enfocarnos en vender todos, sino trabajar más con aquellos modelos que sabemos que ahora mismo se adaptan a las necesidades específicas que tienen nuestros clientes”, precisa la ceo. 

Es por esta razón que la directiva visualiza muy específicamente algunos vehículos, como el compacto Grand i10, el subcompacto Accent y las SUV Creta y Tucson, como pilares para el desarrollo de la compañía a partir de ahora. 

“Todo esto ya lo tenemos muy bien pensado. Sabemos que enfocarnos en productos clave nos permite tener, tanto un mejor manejo de inventarios, como capacidad para eficientar costos y competir mejor. Vamos a asegurnos de que estas unidades tengan el equipamiento correcto y logren un buen balance valor–contenido”, advierte. 

La ejecutiva no teme al momento, sino que asegura que, incluso, le emociona. “Uno de mis fuertes es la estrategia; así lo considero. Eso me divierte mucho y creo que es como cocinar: Dependiendo del platillo, vas quitando o poniendo ingredientes. Desde un inicio, me había propuesto reevaluar la iniciativa de producto… y en eso estamos”, comenta Márquez. 

Por otro lado, la ejecutiva no descarta trabajar también en el contacto con los clientes por la vía online, un canal que, efectivamente, ella considera importante para seguir fortaleciendo la compañía, aunque tiene sus bemoles. 

“Todos hablan hoy del comercio electrónico y las oportunidades que puede traer. En efecto, sí es una diferencia, aunque también es importante señalar que no es lo mismo comprar una blusa, porque ya conoces tu talla y todo, que comprar un auto, que es la segunda inversión más grande de la vida de las personas. Entonces, vamos a seguir trabajando para mejorar la experiencia y que las personas puedan hacer más desde este canal”, dice. 

 

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