“Tenemos el tiempo encima y no podemos detenernos, son obras que vamos a terminar a finales del año próximo”.

Con sentido de urgencia, el pasado 5 de enero, el presidente Andrés Manuel López Obrador informó que había enviado a un personaje de su confianza, el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, a mediar con los hoteleros de la Riviera Maya un nuevo trazo del Tren Maya, una de las obras emblemáticas de su sexenio.

El acuerdo derivó en la compra de terrenos pertenecientes a la Asociación de Hoteles de la Riviera Maya por alrededor de 1,000 millones de pesos y el diseño de un nuevo trazo en Quintana Roo a dos años de su inauguración.

Este era uno de los primeros movimientos que el presidente López Obrador anticipaba ante las trabas secuenciales en esta obra. Sólo antecedido por el acuerdo que cataloga todas las obras de infraestructura del gobierno de interés nacional y con ello garantizar que la burocracia no retrase su ejecución.

Seis días después, con constantes cambios y atrasos de consideración en la construcción de este proyecto a cuestas, el presidente López Obrador hizo un enroque en su gabinete y puso al frente del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) a uno de sus hombres de confianza: amistad y lealtad para operar la fase final del proyecto.

Al igual que en la Secretaría del Bienestar y la dispersión de programas sociales, Javier May ahora tiene la encomienda de acelerar, a como dé lugar, las obras del Tren Maya y no permitir mayores retrasos en su ejecución.

El noviembre del año pasado, el jefe del Ejecutivo federal se dijo resuelto a entregar esta obra en 2023 y descartó que hubiera un plan B ante las resistencias de comunidades, organizaciones, empresarios e incrementos en su costo.

“El Tren Maya es una gran obra, pero en efecto, requiere de mucho trabajo, por eso lo estamos evaluando constantemente, hay que tomar en consideración que se trata de 1,500 kilómetros de Palenque a Campeche, Yucatán, Quintana Roo, por el Golfo y Cancún a Escárcega por el Caribe y los límites con Guatemala, 1,500 kilómetros”, puntualizó.

“Se está trabajando en el Tren Maya y no hay plan B. Vamos a terminar a finales del 2023, tiene que empezar a operar todo el Tren Maya”, sentenció.

May es un personaje político muy cercano al presidente López Obrador. Es oriundo de Tabasco y ya ha manejado programas emblema del mandatario federal como Sembrando Vida y las becas y pensiones a adultos mayores y estudiantes, respectivamente.

La Secretaría del Bienestar es una de las dependencias clave en la estructura de la Cuarta Transformación y cuenta con un presupuesto para este año de 296,858 millones de pesos.

Javier May fue diputado local en Tabasco y dos veces presidente municipal de Comalcalco además de encabezar la presidencia de Morena en la entidad desde 2013.

En su paso como subsecretario de Planeación, Evaluación y Desarrollo Regional de Bienestar tuvo confrontaciones con María Luisa Albores, en ese entonces titular de la dependencia, a quien acusó de ponerle trabas en la operación presupuestal de Sembrando Vida.

Lee: Obras del Tren Maya tienen un retraso de 5 meses, revela Fonatur

En marzo de 2020, May le presentó a López Obrador su renuncia por esta acción, misma que no fue aceptada por el presidente de la República y tras regañar a Albores públicamente por delimitar sus operaciones, le pidió desechar la orden.

Era el respaldo presidencial al amigo y operador político. Eventualmente, Albores fue enviada a encabezar la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y Javier May ascendió a la titularidad de Bienestar.

Con esta nueva encomienda, May tiene ante sí dos años para entregar el Tren Maya.

El funcionario federal tendrá ante sí la operación de 62,942 millones de pesos para este proyecto este año.

Lee: Turismo, Bienestar, Seguridad y Salud, las secretarías con mayor aumento de presupuesto para 2022

El proyecto del Tren Maya es una de las obras de infraestructura sexenal más ambiciosas: conectar cinco estados del sur del país, Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo, a lo largo de 1,500 kilómetros de vías férreas.

Desde 2019, la obra fue comisionada al Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) que tenía a su mando Rogelio Jiménez Pons, quien se encargó del trazo de la ruta del ferrocarril, así como de las licitaciones para echar a andar su construcción.

No obstante, a lo largo de tres años el proyecto a su cargo sufrió importantes cambios en su trazo y ha enfrentado diversas oposiciones jurídicas que han retrasado su ejecución.

A finales del año pasado, el ahora extitular del Fonatur reconoció que la obra del Tren Maya enfrentaba cinco meses de retraso; esto, por diversas fallas en el terreno y la burocracia interminable.

“Esos trámites nos han complicado cinco meses de retrasos. El burocratismo de Semarnat, Sedatu (Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano) y Conagua (Comisión Nacional del Agua) han retrasado el avance”, explicó Jiménez Pons.

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