Los cambios en política migratoria que está implementando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, repercutirá principalmente a Centroamérica, en los sectores económico, demográfico y en ofertas laborales. En materia económica, El Salvador, Honduras, Guatemala y Nicaragua recibieron más ingresos por remesas que por inversión extranjera directa (IED) en 2016. En el caso de El Salvador, las remesas fueron 11 veces mayores que la IED. Las remesas son parte fundamental y contribuyen enormemente al Producto Interno Bruto (PIB) de los países de Latinoamérica. La cancelación de TPS, estatus de protección temporal de salvadoreños, repercutirá directamente en el dinero que se trasladaba por medio de este concepto. El TPS protegía alrededor de 195,000 salvadoreños y 2,500 nicaragüenses y para septiembre 2019, este programa terminará. Puedes leer: Inversiones de China traen oportunidades para AL en temas ambientales De acuerdo con el Centro de Investigaciones Pew, Honduras pasará por una situación similar, ya que 57.000 hondureños podrían perder esta condición en un futuro. El Partido Republicano se encuentra implementando medidas migratorias más rigurosas como la construcción del muro fronterizo o la eliminación de la protección especial (DACA) que permiten vivir migrantes jóvenes en la región, más conocidos como dreamers. Según un estudio realizado por Mario Herrera, investigador del Proyecto Estado de la Región, apunta que cerca de la mitad del total de migrantes de la región residía en Estados Unidos y una tercera parte radicaba en Centroamérica durante 1990. Para el 2000, más del 75% de la migración centroamericana se hallaba en territorio estadounidense, proporción que se mantiene hasta la actualidad. Durante el 2017 la cantidad de migrantes de otros países de la región fue de 200.000 personas menos en comparación a 1990. La población estadounidense creció, por el aumento de migrantes, que pasó de un millón a tres millones durante estos 27 años, y como consecuencia, las medidas se endurecieron en la nación norteamericana. A pesar de estas dificultades, las naciones centroamericanas pueden aprovechar las políticas migratorias. Las personas que sean regresadas a su país de origen pueden ser participar como capital humano, ya que cuentan con grandes conocimientos por las experiencias y a la educación que recibieron mientras se encontraban residían en el extranjero Estas acciones pueden mejorar la gestión de las migraciones a nivel intrarregional. Ante las medidas restrictivas para el ingreso a los Estados Unidos, aumentarán los flujos hacia otros países centroamericanos, especialmente Costa Rica y Panamá, y otros destinos en América Latina.

 

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