Este texto fue publicado originalmente el 8 de noviembre de 2017   Por favor, alguien compre a Twitter antes de que sea demasiado tarde. Aceptémoslo, la red social de los 140 caracteres 280 caracteres no tiene rumbo. Ayer, el número de caracteres que pueden usarse en la plataforma fue duplicado, y con ello se borró el rasgo que había definido la identidad del servicio desde su nacimiento. Sí, es cierto que a veces 140 caracteres no eran suficientes para expresar una idea, pero ese cerco intelectual resultaba desafiante y divertido. Ésta es la última de las medidas desesperadas que se le han ocurrido al cofundador y CEO Jack Dorsey desde su regreso como director general permanente, en octubre de 2015, una con pocas posibilidades de salvar a la compañía.
Algunos momentos relevantes en la vida de Twitter y su correlación con el valor de la acción, que el 7 de noviembre de 2017 se ubicó a menos de la mitad del precio de salida a bolsa. Gráfico: Yahoo Finance.

Algunos momentos relevantes en la vida de Twitter y su correlación con el valor de la acción, que el 7 de noviembre de 2017 se ubicó a menos de la mitad del precio de salida a bolsa. Gráfico: Yahoo Finance.

El principal problema de Twitter es que va a la deriva. El número de usuarios —la cifra más importante para los inversionistas— se ha estancado en torno a los 330 millones de usuarios activos mensuales, muy lejos de los más de 2,000 millones de usuarios de Facebook. Aún peor, es casi imposible saber cuántos de esos usuarios son bots o cuentas falsas. Hace unos días, Bloomberg publicó la historia de Leslie Miley, un ex empleado de Twitter que en 2015 halló un gran número de cuentas con direcciones IP rusas y ucranianas. Miley reportó a sus superiores la anomalía, pero el “equipo de crecimiento” de la empresa le pidió dedicarse a lo suyo y no meterse donde no le llamaban. Lee también: Empleado de Twitter elimina cuenta de Trump en su último día en la empresa El asunto escaló luego de la victoria electoral de Donald Trump del año pasado y su posterior vinculación con intereses rusos, y ahora Twitter está en un escándalo político que ha llevado a ejecutivos de la compañía a comparecer en Washington. La compañía está dispuesta a tolerar irregularidades de esa magnitud con tal de no evidenciar la crisis de crecimiento de usuarios. Pero, más allá de los escándalos, la realidad es que Twitter no ha logrado encontrar un modelo de negocio que le permita ser rentable. E incluso si lo hiciera, como pretende hacerlo este fin de año, es poco probable que las ganancias sean las que podrían esperarse de un Unicornio de Silicon Valley. Desde los primeros días de la plataforma, sus cofundadores se dieron cuenta de su potencial para cubrir eventos de interés público que se desarrollan en tiempo real y han intentado volverla un complemento de actividades en vivo, desde aquellos a los que la gente atiende en personas, como conciertos o conferencias, hasta aquellos que son transmitidos por televisión o internet, como eventos deportivos o premiaciones. ¿El resultado? Picos en la actividad provocados por eventos que salen del control de Twitter. A diferencia de Facebook, donde la temporalidad es menos relevante y la gente vuelve por razones no coyunturales, Twitter depende del “ahora”, una ventana de tiempo muy corta que se ha intentado capitalizar con la compra de Periscope para transmitir en vivo (nunca ha levantado y fue superada por funciones similares de Facebook, YouTube y hasta Instagram). Otros esfuerzos de la compañía por atraer a sus usuarios por periodos de tiempo más prolongados incluyen a Vine (nació, murió, fue llorado y ahora lo busca Pornhub) y la implementación de medidas que buscaban atraer a nuevos usuarios y volver a conectar con los tuiteros más veteranos, como Moments y la desaparición de fotos y videos y nombres de usuario del conteo de 140 caracteres, dejando más espacio para el texto. O el anuncio más reciente, el aumento del límite de 140 a 280 caracteres. Pero nada ha funcionado. ¿Será que los usuarios quieren algo más? Quizá el gran problema de Twitter es su sistema de compra de publicidad. Si eres una Pyme, las barreras de entrada para invertir son más elevadas que en Facebook, donde puedes pautar un anuncio por apenas unos cuantos pesos. Como sea, la empresa tiene un problema de captación de ingresos, los que se contrajeron en el tercer trimestre 8% frente al mismo periodo del año pasado. Hoy, su valor de mercado es de 14,600 millones de dólares, 4,000 menos que los de Snapchat (¡Snapchat!) y unos 509,000 menos que Facebook. Lee también: Inversiones en Facebook y Twitter, vinculadas a Rusia, revela investigación ¿Qué opciones quedan? Yo sugeriría que resignarse y aceptar que Twitter fue una idea disruptiva pero nunca será un negocio del nivel de Facebook sería un buen comienzo. Dada la relevancia que este servicio ha adquirido como medio de difusión y hasta de organización (recordemos la Primavera Árabe o su papel en procesos democráticos alrededor del mundo), es probable que sea más importante para la vida pública que otras plataformas, y a pesar de ello no es rentable. (Esa paradoja podría subsanarse convirtiendo a la compañía en una ONG o una Fundación como la que sustenta a la Wikipedia, pero se me informa que esa idea es demasiado radical.) La única vía de escape a esta encrucijada es la venta de la compañía, su paso a otras manos, más capaces, que puedan encontrar en el servicio una plataforma de despegue para algo más. En 2016, Salesforce y Google sostuvieron conversaciones de compra (en enero de este año, Google incluso se llevó la única parte rentable de Twitter), pero quizá, sólo quizá, ¿valdría la pena que Facebook la comprara e hiciera algo similar a lo hecho con Instagram o WhatsApp? Si no, ¿quién dijo yo?   Contacto Twitter: @spacemono   *Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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