Esta historia fue publicada el 30 de enero de 2018. ¿Cuáles son las barreras que impiden a las mujeres empoderarse cuando inician un negocio en un ambiente de pobreza?, en un ejercicio conjunto, Pro Mujer y el Instituto del Fracaso determinaron que hay cuatro causas principales por las que las mujeres de escasos recursos deben cerrar sus emprendimientos. El estudio se realizó a partir del testimonio de 194 mujeres cuyos negocios no funcionaron en la Zonas Metropolitana del Valle de México, donde viven uno de cada cinco mexicanos y se genera el 35% del PIB nacional. “Son las mujeres las que representan aproximadamente dos terceras partes de la población analfabeta del mundo y, a menudo, no pueden administrar o ser propietarias de la tierra en la que trabajan. Son disparidades que limitan no sólo las vidas de las mujeres, sino el potencial del mundo en desarrollo”, advierte Leticia Gasca, directora ejecutiva del Instituto del Fracaso. Los negocios eran su mayoría relacionados con ventas, otras categorías fueron entretenimiento, consultoría, telecomunicaciones, construcción, servicios educativos y manejo de desechos. 88% de estos negocios no estuvieron legalmente constituidos y la mayoría iniciaron con ahorros o apoyo de la familia. “Lograr el empoderamiento económico de las mujeres requiere un cambio transformador para asegurar que la prosperidad se comparta equitativamente”, señala María Cavalcanti, directora ejecutiva de Pro Mujer. Cuatro de cada 10 emprendedoras fracasaron cuando su negocio estaba aún en etapa inicial, tres de cada 10, tuvieron que cerrar en un punto de estabilidad y uno de cada 10 cerró en etapa de expansión. Las principales causas del fracaso expuestas por las participantes son:
  1. Responsabilidades del hogar y cuidado de los niños (49%). La falta de división efectiva del trabajo doméstico y las responsabilidades familiares entre los miembros del hogar (incluida la pareja, los hijos y otras personas que viven en casa) es el principal factor de fracaso empresarial para las mujeres. “Los estereotipos de género plantean un gran desafío para las mujeres, en especial para aquellas que viven en situaciones de marginación y que buscan consolidar un negocio propio”, señala el estudio.
  2. Reubicación geográfica (30%). A menudo, el éxito de las mujeres emprendedoras de escasos recursos se basa en el uso de sus redes personales y relaciones de confianza dentro de las comunidades. “El cambio de domicilio es el primer factor que hace de la reubicación de puntos de venta una causa de fracaso. Cuando una familia cambia de vivienda, la mujer pierde con ello la red de contactos y clientes que le permitían mantener su negocio. Otro factor dentro de este causa es la renta de espacios, que muchas veces se pactan de manera verbal, por lo que un problema con el dueño del inmueble puede convertirse en motivo de cierre”.
  3. Incapacidad para manejar el crédito dado a clientes (26%). Vender productos en pagos para incentivar la compra es una de las características más comunes de los negocios de las mujeres de bajos ingresos, sin embargo, al no recibir las mismas condiciones de pago por parte de sus proveedores y deben absorber el costo del crédito. “Cuando la o el comprador deja de pagar o se atrasa, la comerciante debe efectuar el pago y asumir la pérdida si es que pretende mantener el negocio a flote”.
  4. Finanzas y planeación estratégica (20%). Siete de cada 10 empresarias de bajos recursos no completó sus estudios, como consecuencia, los conocimientos administrativos y de gestión se aprenden a base de prueba y error. Esta situación resulta particularmente evidente cuando se habla de negocios informales, donde sólo una de cada tres empresarias reportó llevar un registro contable.

 

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