Manual del empresario Forbes: El futuro del desarrollo económico del país depende en gran medida de nuestra capacidad de volvernos una sociedad innovadora, que reconozca y fomente la innovación, que la impulse desde diferentes ángulos, desde la empresa, desde las universidades, desde el gobierno y, obviamente, desde las startups.   En las empresas, la innova­ción no deberá ser asunto exclusivo de un solo miembro de la organiza­ción. Sí deberá estar liderada por la dirección general de las compañías, pero debe ser una cultura que se extienda al resto de los elementos, opina Luis Ramos, director para Latinoamérica de PA Consulting. “La innovación tiene que empezar a permear dentro de la compañía para lograr un cambio de mentalidad, en donde estemos bus­cando cómo podemos mejorar las cosas que estamos haciendo, cómo hacerlas de manera diferente que te permita tener ventaja sobre tus com­petidores”, dice Guillermo Lagos director de Emprendimiento e Innovación de EGADE Business School. Las firmas deberán desa­rrollar proyectos de innovación y formar ecosistemas junto la red de empresas del sector, incluso con los mismos proveedores de servicios, con las universidades y con el gobierno. El desarrollo es lo que permitirá incrementar el valor agregado de las empresas, de sus productos y servicios. Ésta será la que permitirá detonar la producti­vidad, explica Ramos. La innovación en sectores cruzados es otra de las tendencias que las empresas adoptarán. Por ejemplo, el sector alimentario podría tener un acercamiento con el sector financiero y observar sus procesos. Así el sector farmacéu­tico podría hacer lo mismo con el financiero. El objetivo, explica Ramos, es tener una visión exterior que sirva como referencia para tener ideas innovadoras puedan llevarse a la implementación. El big data ayudará a las compañías a crear una dinámica de innovación muy importante, porque el estratégico manejo de los datos permitirá tomar mejores decisiones de negocio y, por supuesto, repre­sentará nuevas posibilidades de mercado. Los datos ahí están, pero… ¿para qué más me pueden servir? Las compañías deberán entender que la innovación no sólo es un tema concerniente a la generación de nuevos productos y servicios. Es un tema que se debe interiorizar en las compañías y tam­bién tener procesos innovadores que permitan, por ejemplo, mejorar la manera de gestionar el talento. “La clave de los que tienen éxito en la innovación es que reaccionan rápido ante el error. Se trata de conseguir ser rápido a la hora de identificar y corregir un error”, dice Ramos. Una de las cla­ves para reaccionar rápido ante el error es tener información en tiempo real y con inteligencia de datos. Es cuestión, explica, de pasar del dato a la inteligencia. Esto permite darse cuenta rápido de los errores, aprender rápido de ellos y volver a intentarlo. Uno de los factores que más inhiben la innovación dentro de las empresas es el miedo de los mis­mos ejecutivos porque ellos consi­deran que el fracaso de los proyectos podría dañar su desarrollo personal dentro de la organización. “Esto no es fracaso, es un aprendizaje”, dice Lagos. Al respecto, explica, es nece­sario documentar cada proyecto de innovación para que formen parte de un acervo cultural que pueda consultar el resto del equipo. “Te­nemos que aprender hasta a veces celebrar el fracaso”. De acuerdo con el reporte The Innovation Drain, publicado por PA Consulting, una de las principa­les fallas que presentan las empresas en sus procesos de innovación es el error en la medición. Al respecto, menciona que las organizaciones re­quieren de herramientas diferentes para conocer el retorno de inversión de los proyectos de innovación. Las empresas deberán cuidar que el método no termine por desincenti­var la creatividad: “Generalmente, la rentabilidad se mide por el retorno de la inversión. Sin embargo, medir la innovación por este método ahoga a la innovación porque se busca las mediciones que son imposibles determinar desde el principio”, dice Ramos. Para Guillermo Lagos la innovación tecnológica y de pro­cesos se ha democratizado por los mismos avances tecnológicos. Antes podían implicar varios millones de dólares y sólo estaban destinadas a empresas de gran tamaño: “Ahora, la gente que trabaja en su taller desde su casa los puede desarrollar (avan­ces tecnológicos) por unos cuantos miles de dólares, entonces la com­petencia se está haciendo más fuerte y viene de todos lados, incluso de otras industrias en las que tú piensas que no compites y de repente están metidas en tu espacio”, dice. Las organizaciones deberán tener muy claro el enfoque de las estrategias de innovación. De acuerdo con el reporte, casi la mitad de las empresas utilizan el término “innovación” para describir aspectos totalmente distintos. Los procesos de innovación todavía parecieran ser reactivos, cuando deberían ser proactivos y, por ejemplo, adelantarse a la demanda. Hoy, la principal fuente de innovación son el mercado y los clientes. En este sentido, el reto es que los directi­vos sean más sensibles en cuanto a conocer las necesidades futuras de su mercado. “La innovación toca tres planos distintos, pero muy relacio­nados: toca el plano de la tecnología, del mercado y de la implemen­tación. Mientras más radical sea la innovación, esta interacción es más profunda y toma más tiempo en llevarse a cabo”, dice Guillermo Lagos. Explica que es necesario que la innovación toque los tres planos, porque al final del camino habre­mos de llevar el nuevo producto o servicio al mercado para entender cuál es la aplicación más adecua­da y más conveniente. También habrá que considerar que cuando el proyecto es muy disruptivo se deben crear cadenas de suministro nuevas o insertarlos en cadenas de valor existentes que implican cambios importantes o la creación incluso de nuevas unidades de negocio. Una de las tendencias es la innovación abierta. En este pro­ceso, varias empresas grandes notan que puede ser más fácil innovar desde el exterior de la organización: “Quizá yo (como empresa) tengo tecnología que nadie está utilizando y que nadie está implementando porque no hemos encontrado la ma­nera de hacerlo, pero otras empresas o incluso startups pueden llevar esa tecnología al mercado y después puedan ser clientes o proveedores de mi empresa o incluso comprar­los”, dice Guillermo Lagos. En el futuro, podríamos ver más casos de empresas competi­doras que se unen para desarrollar proyectos tecnológicos que de ha­cerlos de forma individual resultaría costoso e, incluso, muchas veces imposibles de concretar. Se trata de alianzas jamás imaginadas. “Ya cada quien hará con ese desarrollo lo que considere conveniente, ya sea en aplicación o en la forma en que lo va a comercializar, pero la investiga­ción básica, el desarrollo tecnológico se dará en forma conjunta, porque de esta manera todos tenemos acce­so a esa tecnología”, concluye.

 

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