Gracias a las tecnologías digitales, el mundo actual está más interconectado que nunca. Sin embargo, esa mayor conectividad también ha traído consigo un mayor riesgo de ciberamenazas, como vulneraciones de seguridad y datos y, por supuesto, malware.

De hecho, hoy en día las empresas se enfrentan a una amplia variedad de ciberamenazas, desde un simple malware hasta ciberataques sofisticados y altamente profesionales. Y dado que las organizaciones son cada vez más víctimas de ataques avanzados y dirigidos, está claro que una defensa exitosa requiere nuevos métodos. Ya no basta con reaccionar ante un incidente. Para protegerse, las empresas deben actuar de forma proactiva, adaptando constantemente sus controles de seguridad al entorno de amenazas en constante cambio. Y aquí es donde entra en juego la inteligencia de amenazas o Threat Intelligence

Ésta consiste en comprender el panorama de las ciberamenazas, sus fuentes, los métodos empleados y los objetivos potenciales. En ciberseguridad, la inteligencia de amenazas a menudo se divide en tres categorías: estratégica (basada en fuentes abiertas como informes noticiosos, documentos técnicos e investigaciones); táctica (centrada en el futuro inmediato y diseñada para una audiencia más competente técnicamente y, generalmente, automatizada); y operativa (diseñada para responder quién, por qué y cómo, mediante el estudio de ciberataques pasados y obteniendo conclusiones sobre la intención, el momento y la sofisticación).

Por supuesto, la inteligencia de amenazas no es una solución de ciberseguridad en sí misma, pero es un componente crucial de cualquier arquitectura de seguridad que puede respaldar significativamente al centro de operaciones de seguridad (SOC), así como a los equipos de respuesta a incidentes con información significativa y conocimientos en tiempo real durante todo el ciclo de gestión de incidentes, además de aportar información para la toma de decisiones estratégicas.

El objetivo es ayudar a las empresas y organizaciones a prepararse de forma proactiva ante cualquier ataque que enfrenten, así como para poder responder a los incidentes de la forma más rápida y eficaz posible. Además, gracias a la Inteligencia Artificial y las tecnologías de automatización de la seguridad, la inteligencia de amenazas también contribuye a reducir los falsos positivos y a que el equipo de seguridad sea menos propenso al agotamiento como consecuencia de la fatiga por el volumen de alertas.

Sin herramientas de inteligencia de amenazas, los especialistas en TI se mueven a ciegas: para comprender las amenazas tienen que investigar y extraer datos manualmente de varias fuentes abiertas, y este proceso lleva tiempo, algo que realmente ningún equipo de TI puede darse el lujo de perder tras sufrir un ciberataque.

Además de eso, cada industria y cada organización puede tener sus propias necesidades específicas, así como datos y activos bastante únicos que proteger y, por lo tanto, utiliza su propio conjunto de aplicaciones, tecnologías, y demás. Todo eso sólo añade una enorme cantidad de variables a los posibles métodos de ejecución de un ciberataque. Para abordar esto, la inteligencia de amenazas implica la detección de datos: examinar los datos contextualmente para detectar problemas e implementar soluciones específicas para cada categoría de desafío.

¡Pero los beneficios de la inteligencia de amenazas no terminan ahí! Además de reducir los riesgos de ciberataques, ayuda a proteger los recursos financieros (por ejemplo, evitando costosas infracciones o multas regulatorias, y también los datos de los clientes), al detectar campañas de phishing e intentos de fraude, etc.

Partiendo de los puntos mencionados anteriormente, está claro que la inteligencia de amenazas es capaz de reducir significativamente los gastos y ahorrar capital empresarial, al tiempo que garantiza el éxito de los procesos de negocio, como aumentar las ventas y la satisfacción del cliente, optimizar los costos y cumplir con las leyes y regulaciones.

Por lo tanto, puede que no exista una solución milagrosa en ciberseguridad, pero cuando se trata de navegar por el complejo panorama de ciberseguridad actual, la inteligencia de amenazas es una herramienta fundamental para las empresas.

Aunque el desarrollo de un programa de inteligencia de ciberamenazas a veces puede ser desafiante, costoso y requerir una inversión significativa en experiencia, tecnología y herramientas de ciberseguridad, permite medidas de seguridad proactivas, gestión de riesgos y una mejor respuesta a incidentes, creando una defensa sólida contra potenciales ciberamenazas y vulnerabilidades con anticipación. Y esto permite a las empresas mitigar los riesgos antes de que se produzca un daño real, además de garantizar el éxito de las operaciones comerciales.

Contacto:
Eugene es un experto en ciberseguridad de renombre mundial y empresario. Es cofundador y Director General de Kaspersky, proveedor privado de soluciones de ciberseguridad y protección de endpoints más grande del mundo que trabaja, entre otros con la Interpol y Europol en temas contra el cibercrimen.

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