Por: Ramón Barrón*

El avance de las tecnologías de nube al interior de las organizaciones ha alcanzado a prácticamente todos los aspectos fundamentales de su operación, y los sistemas de planeación de recursos empresariales (ERP) no han sido la excepción. 

Si bien aún se les considera de misión crítica, sacarlos de las arquitecturas locales (on-premise) para trasladarlos a la nube les ha dado mayor flexibilidad y ubicuidad, ampliando su acceso desde cualquier dispositivo conectado y brindando mayor movilidad y ahorros. 

Evidentemente, llevar los ERPs a la nube ha trastocado radicalmente el entorno de las finanzas digitales al transformar la arquitectura e infraestructura de TI debido al uso de tecnología escalable y resiliente para ofrecer servicios a través de Internet, así como satisfacer una amplia gama de necesidades. 

De este modo, las áreas de Finanzas pueden aprovechar los sistemas ERP sin hacer altas inversiones iniciales, mientras que las organizaciones se benefician de una mejor integración de datos, una interfaz de usuario flexible y, no menos relevante, generar reportes mucho más precisos y de forma altamente eficiente. 

Si bien los líderes a cargo de la planeación de recursos empresariales están conscientes de los beneficios, continúan en la búsqueda de la mejor ruta para migrar con éxito a la nube y prever de qué manera impactará su trabajo, los procesos de negocio y la relación con los stakeholders internos y socios de negocio.

Hasta ahora, no existe una fórmula estándar para lograrlo; depende en gran medida de los procesos y necesidades de sus empresas, de cómo entiendan esta tecnología y qué consideran que puede hacer por ellos. 

Lo que sí se ha podido observar es una serie de coincidencias en cuanto a las razones de por qué han iniciado el trayecto hacia la nube. En este sentido, una encuesta de 2018 destaca entre las principales: 

Es un catalizador para la innovación de TI (64%)

Mejora la velocidad/time to market (63%)

Mejora el desempeño (56%)

Elasticidad/escalabilidad rápidas (54%)

Acceso a nueva tecnología (51%)

A estas se suman, por supuesto, que la tecnología cloud facilita la integración con otras tecnologías emergentes y ofrece arquitecturas de datos optimizadas, motores de procesamiento, flexibilidad y escalabilidad, entre otras prestaciones.

Particularmente para las soluciones ERP, la nube brinda tres beneficios clave: funciona como una plataforma única con la elasticidad que los ciclos de mayor demanda de cómputo requieren para tener acceso a los datos dentro de la organización; genera también una sola fuente de la verdad, reduciendo la dependencia de datos provenientes de múltiples sistemas al ampliar la capacidad de almacenamiento a un costo muy competitivo; y brinda opciones para la innovación, por un lado al integrarse con otras soluciones y tecnologías disruptivas accediendo a los microservicios desarrollados por los proveedores de nube y propios, o bien aprovisionando ambientes de desarrollo para pruebas de concepto rápidas, sencillas y baratas.

En tanto, al tener acceso a su ERP desde la nube, las áreas de Finanzas pueden reducir sustancialmente el tiempo requerido para reconciliar datos, elevar la precisión de estos, reducir los ciclos y tener a su disposición herramientas analíticas avanzadas y mejores insights.

Como un proyecto tecnológico fundamental que tendrá un impacto importante en el negocio, capitalizar el ERP en la nube demanda que las organizaciones definan perfectamente su visión, logren la alineación entre las funciones de finanzas, tecnología de la información y empresariales en general, y que se maneje efectivamente el cambio. 

Y, claro, no debe olvidarse que puede existir cierta resistencia por parte de usuarios y algunos líderes empresariales. La comunicación clara y en términos de negocio, y la capacitación y promoción de los beneficios, harán del ERP en la nube uno de los mejores catalizadores para el cambio en las finanzas digitales.

Contacto:

Ramón Barrón es socio de Systems Transformation en Consultoría, Deloitte México 

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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