Las pistas terminan a dar a las puertas de la misma Reserva Federal y el Tesoro de Estados Unidos.   La manipulación del precio del oro durante mucho tiempo ha sido considerada poco menos que una teoría conspirativa. Esto no debe sorprendernos en absoluto, pues desde siempre, poderosos intereses que llegan a lo más alto del poder político y financiero mundial, se han preocupado por ocultar al máximo tanto sus propósitos como sus métodos, y por desacreditar a todo aquel que se atreva a desafiarlos o exhibirlos. Sin embargo, esta condición parece estar cambiando, seguramente por la fuerza de las circunstancias y por el nivel de gravedad de las violaciones al libre mercado no solo de ese metal precioso, sino también al de su compañera: la plata. En este sentido ha llegado el turno de Alemania, que según un reporte del Financial Times publicado la semana pasada, a través de su regulador financiero federal BaFin, ha solicitado durante visitas a lo largo de los últimos meses, diversos correos electrónicos, documentos y entrevistado a funcionarios del Deutsche Bank (DB) como parte de su investigación sobre una “potencial” manipulación de los precios del oro y la plata. Por supuesto, después del escándalo global por la manipulación de la tasa de referencia Líbor destapado en 2012, los ojos de las autoridades comienzan a mirar más hacia donde antes no querían. Desde luego, esto responde más a las presiones y exigencias de la opinión pública para que cumplan con sus obligaciones, que a un compromiso genuino de estas por hacer  su trabajo. Así lo confirman indagatorias similares en otras latitudes y momentos, que han terminado con una decepcionante conclusión de que “no hay nada que perseguir, todo está bien”. Recordemos el reciente caso de la pesquisa efectuada por la Commodity Futures Trading Commission (CFTC) –el regulador estadounidense, sobre la manipulación del mercado de la plata en ese país. Luego de largos cinco años de supuesto trabajo, concluyó en septiembre pasado que “siete mil horas del personal de investigación no produjeron evidencia de mala conducta.” A decir verdad, poco se podía esperar de una acción en la que, hacia el final del camino, las pistas terminarían yendo a dar a las puertas de la misma Reserva Federal y el Tesoro de Estados Unidos, como lo debieron haber descubierto. Como quiera que sea, la investigación actual encabezada por Alemania, da una renovada luz de esperanza a pesar de sus limitaciones, pues solo tiene jurisdicción sobre el Deutsche Bank. Y es que las investigaciones se centran en las transacciones efectuadas en el llamado “London Gold Fixing”. Deutsche Bank es una de las cinco instituciones bancarias que toman parte dos veces al día vía telefónica (a las 10:30 y a las 15:00 hrs.) en ese mecanismo de fijación de precios de referencia del oro en Londres, capital global del intercambio del metal. Las otras cuatro son: Barclays, Bank of Nova Scotia, HSBC y Société Générale. La plata tiene un proceso análogo pero solo entre tres bancos, incluido también el DB. El resultado de aquella determinación del precio “fix” del oro por la mañana y por la tarde, es una referencia muy importante que se emplea en todo tipo de transacciones y contratos con el metal. Desde empresas mineras y joyerías hasta bancos centrales usan este “fixing” para negociar sus intercambios. Justo por esa trascendencia y el bajo número de actores que la determina, es que por años se les ha acusado de operar operar para beneficio propio, como ha ocurrido en muchos otros mercados. En noviembre, trascendió a través de Bloomberg que en el Reino Unido, la Autoridad de Conducta Financiera (FCA, por sus siglas en inglés) comenzó la revisión de las referencias de los precios del oro como parte de un sondeo más amplio, respecto a cómo  se determinan las tasas de interés en el mundo. Aunque esta revisión es preliminar y aún no habría alcanzado el grado de investigación formal en ese país, lo cierto es que la contraparte alemana se está tomando muy en serio lo que está sucediendo en el mercado de metales preciosos. La simple existencia de un “fix” matutino y otro vespertino, da pie a que personas con información privilegiada y adelantada solo unos segundos o fracciones de éste, puedan sacarle mucho provecho económico antes de que se haga pública. Como ve, hay incentivos muy atractivos para que estas compañías traten de influir a su conveniencia sobre las cotizaciones, con la venia, complicidad o incluso dirección de órganos o autoridades oficiales. El oro es la medida de valor de todas las cosas, y por ende, de todas las divisas del planeta. Esa posición lo convierte en el blanco, en el enemigo a combatir por parte sobre todo de gobiernos y bancos centrales emisores de las divisas de “reserva”, que en la subida del precio del oro tienen la expresión inocultable de la pérdida de “valor” de sus monedas. Ahí se encuentra pues la causa primera del interés por deprimir su precio. Así que aunque es positivo que cada día más los medios predominantes comiencen a hacer eco de lo que otros hemos expuesto desde hace mucho tiempo, lo cierto es que se puede esperar realmente poco de estas investigaciones sobre manipulación de los mercados de oro y plata, que terminan siendo burocráticas y simples pantallas. El sistema, no se perseguirá a sí mismo. La buena nueva es que, como en todas las ocasiones en que se ha practicado, el teatro de la manipulación acabará cayendo por su propio peso, y el oro y la plata, por  la fuerza del mercado, terminarán por imponerse. Víctimas de su propia trampa, los manipuladores se darán cuenta, muy tarde, que mientras practicaban sus juegos sucios alguien más se estaba llevando el tesoro muy lejos de sus manos a precio de ganga, y un día ya no lo tendrán. Se habrá ido tan lejos como a India y China, de donde no volverá. En el pecado, los manipuladores, llevarán la penitencia.

 

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