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Detrás de la tecnología que facilita nuestra vida diaria y que está transformando al mundo, está el talento de personas. Cuánta gente y por qué razón optan por formarse en una profesión STEM (Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, por sus siglas en ingles), son cuestiones cruciales cuando hablamos del futuro que estamos forjando. Pese a esto, actualmente en México sólo el 35% de las personas que llegan a la educación superior eligen una carrera en este rubro; dejando al país rezagado en el acceso a talento altamente especializado, que paradójicamente son de las profesiones con mayor demanda por parte del sector empresarial hoy en día. 

Hoy más que nunca, es prioritario acercar a las nuevas generaciones a la educación desde una perspectiva en que la ciencia sea solo un cúmulo de conocimientos para pasar un examen en la escuela, y se convierta en una herramienta para generar el bien común. Definitivamente, es primordial que a nivel industria de la tecnología se trabaje hombro con hombro con el sector público para que la educación pública en México pueda integrar esta filosofía desde los primeros grados, con el fin de guiar la futura selección de carrera hacia profesiones STEM.

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Lograr esta integración, idealmente desde la educación básica, es la clave para contar con talento altamente calificado en los siguientes años, lo que puede impulsar el desarrollo de México como un hub de innovación y tecnología. De hecho, desde hace más de 20 años, la iniciativa privada ha apostado por el talento mexicano para formar equipos tecnológicos de alto desempeño y con impacto global en sitios especializados como centro de diseño de Intel en Guadalajara, conocido como Guadalajara Design Center, y muchos otros centros de empresas líderes en el sector. Está claro que en México hay ese talento, es una cuestión que necesitamos más, muchos más egresados de las universidades con estos perfiles. 

La capacitación y disponibilidad de talento local es tan importante como la inyección de capital para lograr el gran objetivo de convertir al país en un referente de innovación. Pero ¿de qué tamaño es el reto que tenemos enfrente? De acuerdo con los datos más recientes disponibles de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), México se encuentra por debajo del promedio de los países pertenecientes a este organismo, en cuanto a la comprensión de la ciencia y las matemáticas, entre jóvenes de 15 años, además, destaca el hecho de que el desempeño de las niñas es más bajo que el de los niños. 

Establecer estrategias tempranas que permitan que los niños y niñas se involucren con la filosofía STEM, ayudará a que puedan mejorar sus habilidades en ciencias y matemáticas aplicadas, y que en el futuro, elijan una profesión orientada a estos sectores. La importancia de esto radica principalmente en la evolución inminente de lo que Klaus Schwab, el fundador del Foro Económico Mundial, definió en 2016 como la Cuarta Revolución Industrial, que se refiere a los cada vez más robotizados sistemas de producción, que convivirán con las futuras generaciones en su día a día. 

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Y es frente a este panorama, que se convierte en imperativo que la educación en México, pública y privada, cierre brechas y produzca profesionales altamente especializados y flexibles para responder a cualquier entorno. Aquellos futuros egresados de este tipo de profesiones tendrán muchas mayores chances de empleabilidad en trabajos de buena remuneración y con amplias posibilidades de desarrollo profesional.

Si bien el camino es retador, hay muchos indicios alentadores. En los últimos años, y en conjunto con la industria, se han estrechado los puentes de colaboración con el gobierno para la transferencia de conocimiento y mejores prácticas en la materia, y así promover la competitividad de las empresas del país.  Por ejemplo, en abril la secretaria de Economía firmó con Intel un convenio de colaboración para impulsar la innovación y la capacitación de largo plazo de talento mexicano altamente especializado en materia de tecnología, profesiones de altísima demanda en el país, para las cuales simplemente no hay suficientes egresados y por lo tanto hay una gran oportunidad para aquellos que las decidan estudiar.  

Este tipo de actividades empiezan a resonar cada vez con mayor fuerza, y dan muestra de la apuesta que los principales actores del país hacen por desarrollar un futuro brillante. Los grandes retos de nuestra sociedad solo pueden vencerse en conjunto, y es vital que hoy reafirmemos ese compromiso y la apertura para colaborar en distintos frentes, incluyendo instituciones gubernamentales a nivel federal y estatal, para lograrlo.

El llamado es simple: hagamos apuestas de largo plazo, no solo por aquellas personas que hoy están a punto de elegir su carrera profesional, sino también por los cimientos de nuestros sistemas educativos. Invertir en la magia de las personas siempre dará resultados positivos. 

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Contacto:

*Santiago Cardona, director general de Intel México

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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