Por: Eduardo Ramos

Cuando se habla de inversiones, normalmente se suele pensar en las diferentes clases de activos, siendo las más comunes: la renta fija (que comúnmente es adquirir deuda de una empresa o entidad gubernamental), la renta variable (que suele ser convertirse en accionista de una empresa) y por último las famosas inversiones alternativas (empresas privadas, bienes raíces, arte, colecciones, etc.). Sin embargo, hoy en día estas clases de activos han sido puestos a prueba debido a los diferentes retos a los que la sociedad y la economía alrededor del mundo se enfrentan. Derivado de esta situación es que los productos estructurados toman relevancia en la coyuntura económica actual.

¿Que son los productos estructurados?

Es un producto que combina diferentes perfiles de riesgo-rendimiento con el fin de crear una estructura especifica al integrar diferentes instrumentos financieros. La estructura más común (plain vanilla) es cuando se tiene un componente de renta fija (un bono cupón cero o su equivalente) y un componente de derivados (el cual es un contrato financiero que establece derechos y/o obligaciones para las partes que participan en él y donde se establece el precio de un activo subyacente a una fecha futura; el derivado puede ser sobre el precio de una acción, un tipo de cambio, el precio del petróleo, etc. El valor de un derivado va a depender del precio del activo al que este se encuentre ligado).

Es importante mencionar que existen diferentes tipos de derivados, que normalmente se pueden segmentar en dos categorías: derivados “plain vanilla”, o exóticos. Su clasificación va a depender de su complejidad y sus características. Usualmente, los derivados comunes van a representar la versión más sencilla o estándar del instrumento, e incluso suelen cotizar en mercados organizados, mientras que los derivados exóticos suelen ser aquellos con características más complicadas y que difícilmente van a encontrarse en un mercado organizado. De igual manera, es importante mencionar que, independientemente del derivado a valuar, estos instrumentos requieren de modelos matemáticos sofisticados y complejos, por lo que uno de los mayores retos de estos productos es poder transmitir al inversionista su funcionalidad de una manera sencilla y simple, dejando atrás, pero sin omitir, los cálculos y riesgos que conlleva utilizar estos instrumentos.

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A pesar de esto, la gran ventaja que pueden ofrecer los derivados es que se pueden beneficiar de los diferentes movimientos que tengan los mercados, ya sea al alza, a la baja, o estancamiento (flat). Es por ello que estos productos estructurados toman ventaja: al combinar un componente de renta fija y uno de derivado, estos productos ofrecen a los diferentes tipos de inversionistas (minoristas retail e institucionales) una solución hecha a la medida que cubra sus necesidades y que vaya con sus expectativas de mercado.

Las principales ventajas de los productos estructurados son: la certidumbre que pueden otorgar, debido a que una de sus características principales es la protección de un porcentaje del capital (pudiendo ser incluso del 100%). Esto resulta ser muy atractivo para las estrategias que buscan preservar capital sin incurrir en pérdidas y la gran flexibilidad con la que cuentan, lo que permite hacer un producto a la medida; el subyacente al que estará ligado, plazos, cupones y su periodicidad, moneda, monto, etc. 

Debido a lo anterior, se puede obtener una menor volatilidad, un mejor perfil de riesgo-rendimiento, una correlación menor en el portafolio que permite aumentar la diversificación, un rendimiento que resulta superior a los instrumentos tradicionales de renta fija, y una facilidad de manejar los activos y pasivos.

Empero, estos productos también conllevan ciertas desventajas: los emisores comunes de los productos estructurados son instituciones financieras, por lo que el inversionista asume el riesgo de crédito de la institución y es complicado saber si están siendo compensados por dicho riesgo. Por otro lado, estos productos pueden llegar a tener costos altos, y en el escenario de una venta anticipada al plazo de vencimiento existe la posibilidad de tener pérdida de capital debido al funcionamiento de la estructura y a la baja liquidez de estos instrumentos, por lo que prácticamente el inversionista se queda atado a un plazo.

Por lo que aquí es donde queda la incógnita, ¿realmente los productos estructurados son capaces de ser la mejor alternativa para los inversionistas y poder resolver sus necesidades de inversión ante cualquier entorno económico?, ¿Son capaces en algunas ocasiones de poder sustituir y satisfacer, la demanda de los activos tradicionales?

Contacto:

Eduardo Ramos, CFA, Treasury VP. 

CFA charterholder y miembro de CFA Society Mexico.

Twitter: eeduardo_rbl

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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