Las protestas por la desaparición de 43 estudiantes de la normal de Ayotzinapa se han manchado con violencia y actos vandálicos. Les llaman anarquistas, pero ¿en realidad lo son? ¿Quién gana y quién pierde con estos actos?   A 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa parece que se los tragó la tierra. Los padres reclaman. Los mexicanos, cada vez más molestos, llenan las calles con su enojo. Unos cuantos llegan al vandalismo. Anarquistas, les llaman. Pregonan la ausencia de poder. ¿Son, en verdad, anarquistas? ¿Qué pasa cuando el poder desaparece? La noche del 8 de noviembre, al cierre de la protesta en el Zócalo de la Ciudad de México, un grupo de alrededor de 15 personas, que diversos medios de comunicación y autoridades identificaron como ‘anarquistas’, pintó con aerosoles e incendió la puerta del Palacio Nacional. El 20 de noviembre, un contingente de encapuchados pretendía llegar al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), pero fue interceptado por granaderos. Y las protestas continuaron. Durante los hechos, mobiliario urbano, así como pequeños negocios, bancos y tiendas de conveniencia sufrieron daños. Las pérdidas económicas por pintas y actos de vandalismo en marchas rondan los 27.5 millones de pesos (mdp). Esta cantidad es sólo una parte de un total de 1,949 mdp que se han perdido por marchas, según la Cámara de Comercio Servicios y Turismo de la Ciudad de México (Canaco) en su balance económico 2014. 27,500 negocios han sido perjudicados por las protestas, con pérdidas que oscilan los 300 mdp durante octubre, noviembre y parte de diciembre de 2014, según estimaciones de la Cámara de Comercio, Servicios y Turismo en Pequeño de la Ciudad de México (Canacope). ¿Qué hace Forbes México escribiendo sobre anarquismo? Forbes que, por código genético, trata los asuntos del poder, esta vez se dio a la tarea de abordar el tema del anarquismo, que es la ausencia de poder. Buscamos contribuir a un debate más serio y a que no se hable a la ligera con términos como anarquía. Los enemigos del anarquismo El filósofo francés Joseph Pierre Proudhon, en su libro ¿Qué es la propiedad?, definió a la anarquía como “ausencia de soberano”. En ese sentido, el autor considera que son las personas quienes pueden construir un proyecto social libre, con base en la igualdad, ética y justicia, sin necesidad de un gobierno o monarca. Noam Chomsky, profesor emérito en lingüística del Instituto Tecnológico de Massachusetts, (MIT por sus siglas en inglés) y activista político, ha dicho en entrevistas que el anarquismo puede concebirse como un tipo de socialismo voluntario, según la tradición de sus teóricos rusos Mijail Bakunin y Piotr Kropotkin. “Ellos tenían en mente una forma de sociedad altamente organizada, pero una sociedad que estaba organizada sobre la base de unidades orgánicas, comunidades orgánicas.” Uno de los puntos más polémicos del anarquismo es que vio enemigos cruciales de la sociedad en el capital y la propiedad privada, pues estos dos conceptos ahogaban, según su teoría, las posibilidades de libertad económica, política y social de los individuos. “Toda propiedad es un robo”, afirmaba Proudhon. Entonces, Proudhon propuso que los individuos usaran ‘posesiones’ que, a diferencia de la propiedad privada, permitirían a las personas disponer de las “herramientas que necesitan para vivir”. “La economía no existe gracias al gobierno, sino a los individuos actuantes. El gobierno todo lo hace mal y es ineficiente porque no necesita ser eficiente. Cuando necesita más recursos con el sistema actual, lo único que tiene que hacer es endeudarse, imprimir dinero, exprimir a sus ciudadanos y gastar más”, explica Guillermo Barba, economista de la Escuela Austríaca (teoría económica que propone una sociedad libre a través del mercado). Para el analista egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), los socialistas tienen “un discurso muy atractivo”, que es dar a cada persona recursos según sus necesidades. Pero “eso no es posible en un mundo con recursos escasos. El tema de ‘igualdad’, por tanto, vende muy bien, pero está basado en la envidia”. Según datos de la Huella Global Ecológica (en inglés, GFN),hoy el mundo usa los recursos equivalentes a 1.5 planetas, y se estima que 2050 la humanidad necesitará el equivalente a tres planetas tierra para abastecer su demanda de recursos naturales. Detrás de las máscaras ¿Quiénes están detrás de las máscaras de quienes provocan destrozos en las calles? Los que muchos medios llaman anarquistas, pero que no lo son, pueden clasificarse en tres tipos de grupos: 1. Vándalos. Los encapuchados que actuaron con violencia durante las marchas no son propiamente anarquistas, dice Mauricio Castañeda, académico de la UNAM, sino vándalos. Lo que pasa, agrega, es que en los medios de comunicación se ha usado el término anarquismo como “una clase de sinónimo de vandalismo”. Estos grupos no aparecieron por sí mismos, pues tienen un contingente limitado, no tienen ninguna ideología ni causa social que los respalde, explica Sergio Bárcena, profesor del departamento de Estudios Jurídicos y Sociales del Tecnológico de Monterrey. Los encapuchados, según Bárcena, “requieren unirse o adherirse a manifestaciones para mantener el anonimato”. 2. Infiltrados. El segundo grupo, dice Castañeda, “son personas infiltradas por algún grupo político; policías, militares encubiertos o personas a las que se les pagó para hacer esas acciones”. Durante las protestas de noviembre y diciembre, los realizadores de actos vandálicos “fueron siempre las mismas caras”, asegura el académico de la UNAM. El funcionamiento de estos grupos no es visible, según Bárcena, pero, dice, “se ha manejado la hipótesis de que se trata de partidos de oposición que tienen sus grupos de choque, cuya intención es modificar el estado de la tranquilidad social”. Otra línea dice que es el propio gobierno quien infiltra vándalos. Aunque no ganaría nada con hacerlo, opina el catedrático del Tecnológico de Monterrey, “sí es una buena manera de definir culpables, de focalizar la problemática”. Castañeda, de la UNAM, afirma que también hay una “alianza borrosa entre la facción que gobierna al Distrito Federal” y el “segundo priismo, que tiene toda una historia de guerra sucia, desapariciones y complot”. 3. Resentidos. Un tercer grupo de manifestantes violentos serían las personas que se apropian del concepto “anarquismo” porque están “resentidas, molestas o tienen una justificación ideológica que no es muy clara”, puntualiza Castañeda.

 

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