Esta misma semana, en el marco de la celebración de la, tan destacada, reunión anual del Foro Económico Mundial (por sus siglas en inglés, WEF), el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha hecho pública la actualización de las perspectivas para las distintas economías en el planeta, así como para su agregado. Unas perspectivas que, si bien muestran una revisión al alza, con una clara mejoría de la situación en el presente ejercicio, deben atenderse con la cautela que estas requieren.

En este sentido, las proyecciones del FMI respecto al comportamiento de la economía mundial, como un elemento agregado, mostraban que, en medio de esta excepcional incertidumbre, se proyecta que la economía mundial crecerá a un ritmo del 5,5% en 2021, mientras que moderará dicho ritmo hasta situarse en el 4,2% en 2022. Las proyecciones para 2021 se han revisado al alza en 0,3 puntos porcentuales con respecto al pronóstico anterior, en vista de las expectativas de un fortalecimiento de la actividad más avanzado el año gracias a las vacunas y al respaldo adicional de las políticas en algunas grandes economías.

En lo que respecta a la economía del país latinoamericano, esta prevé registrar una contracción del 8,5% en 2020, pero con rebotes en los próximos dos años que sitúan los crecimientos para los dos años próximos en el 4,3% y 2,5%, respectivamente. De acuerdo con el informe del organismo, estas proyecciones representan una mejora significativa respecto al cálculo de octubre pasado. Pues, de acuerdo con el pasado informe, dicho organismo estimó una contracción del 9% para 2020, así como un crecimiento del 3,5% para 2021. Como vemos, una clara mejoría, pero que no altera ni quita que, pese a la actualización, México se mantiene como una de las economías emergentes más golpeadas por la crisis.

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Y es que es importante resaltar esto que comentamos, pues existe un claro riesgo de que muchas economías en el planeta, y en un escenario en el que el FMI prevé una mejoría en la economía a nivel global, caigan en el error de dejarse llevar por una autocomplacencia injustificada, por los indicadores que hoy conocemos. Sin embargo, y como ocurrió en el pasado, debemos ser conscientes de la situación que vive el país, así como de los condicionantes que, de acuerdo con el propio FMI, y expuestos en su informe, inciden de forma directa en el comportamiento de la recuperación que debe experimentar el país.

Así pues, debemos saber que, atendiendo al informe, la administración de la vacuna es uno de los claros condicionantes que muestra el FMI. Así pues, si nos basamos en esta variable y la analizamos para economías como México, lo que ocurre es que, mientras tenemos países con sistemas sanitarios muy abastecidos y fortalecidos, lo cierto y evidente es que no todos los países cuentan con sistemas como los que describimos. Pues, por un lado, tenemos economías como Alemania u Holanda, que cuentan con la capacidad de hacer frente a situaciones de colapso hospitalario, situaciones de gran incidencia y que deben controlarse desde el propio sistema sanitario. Mientras que, por otro lado, tenemos economías, como muchas de las economías de Latinoamérica o Centroamérica, donde sobrevivir al virus es, en ocasiones, el verdadero reto.

A esto debemos sumarle otro de los condicionantes que muestra el FMI, y que para conviene aclarar la actuación de México para entender lo que comento. Así pues, se habla de la capacidad del Estado para apoyar las políticas aplicadas, pero la escasa capacidad de México, siendo este el país de la OCDE que más a la cola se encuentra en la ratio recaudación fiscal sobre PIB, dicho condicionante cobra una relevancia destacada. Y es que México es, según el FMI, el país emergente que menos recursos ha dedicado a enfrentar la pandemia, alrededor de un 1% del PIB, frente al 6% de media. Una situación que, también, cobra importancia tras el análisis.

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Por último, conviene resaltar que, además de los condicionantes, las propias previsiones, como comentaba el FMI y ante un entorno de excesiva incertidumbre como el actual, también es un motivo de peso como para no caer en esa autocomplacencia que comentábamos. Y es que hablamos de un auténtico reto, pues realizar proyecciones en un entorno así es hartamente complicado. No obstante, conviene señalar que, con esto, no estamos hablando de desviaciones sustancialmente notables, pero sí de desviaciones que podrían poner en peligro la economía mexicana, así como seguir ensanchando esa consolidación de pérdidas que acusan muchos territorios en su análisis.

En definitiva, también hay motivos para creer, como el buen comportamiento de las relaciones comerciales con Estados Unidos, en un escenario en el que la nueva presidencia, y el crecimiento previsto para el país anglosajón, prevé no alterar dicho comportamiento. Al margen, consideramos preciso el análisis, teniendo en cuenta que los condicionantes que fija el FMI presentan un deterioro mayor en países como México, a la vez que sirve para contener el despertar de unos riesgos que podrían poner en apuros al país azteca.

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