- ¿Qué decisión se necesita tomar y ejecutar?
- ¿Quién va a asumir los roles clave en la toma de la decisión?
- ¿Cómo se va a tomar y a ejecutar la decisión?
- ¿Cuándo se tiene que tomar y ejecutar la decisión?
¿Qué decisión estamos tomando?
Redefinir el proceso de toma de decisiones mejora la eficacia de las decisiones en la organización y demuestra a los empleados que es posible liberarse de las trabas burocráticas. ¿Cómo lograrlo?
Por Rodrigo Rubio y Hernán Sáenz*
ECG, subsidiaria de Intel, estaba teniendo problemas con una de sus decisiones más críticas –decidir qué incluir en el plan de desarrollo de nuevos productos– debido a que mucha gente quería dar su opinión: el gerente general, los directores de mercadotecnia de cada producto y el gerente de planeación estratégica.
“Estábamos tomando las decisiones sin incluir a las personas indicadas, por lo que nuestras decisiones no se aplicaban”, declaró Doug Davis, Gerente General de ECG. “Además, aquellos que no estaban involucrados desde un principio, llegaban con nueva información y teníamos que revisar nuestras decisiones nuevamente.”
Con frecuencia, muchas organizaciones se ven atrapadas en este tipo de costosas dificultades. La solución es redefinir el proceso de toma de decisiones; moldearlo para alcanzar el éxito. De hacerlo correctamente, redefinir el proceso de toma de decisiones no sólo logra mejorar la eficacia de las decisiones en la organización, sino también demuestra a los empleados que es posible liberarse de las trabas burocráticas.
Redefinir este proceso implica aclarar las siguientes cuatro preguntas: