Si te digo “consiliencia”, ¿En qué piensas o con qué asocias esta palabra? Si bien puede ser que desconozcas el término, lo aplicas en muchos campos de la vida. 

La consiliencia es el proceso en el que en nuestra mente (el software con los programas para funcionar que tenemos todas las personas) se combinan distintos conocimientos, de diferentes campos, y que se unen para crear una comprensión más amplia sobre cualquier tema. 

Este término fue acuñado por el científico y ensayista estadounidense Edward Osborne Wilson, conocido por sus estudios sobre la evolución humana, siendo considerado como el biólogo más importante y destacado del mundo en su tiempo. Tan es así que se lo llamó “el padre de la biodiversidad” por sus contribuciones. 

Ser consiliente es tener la capacidad de unir conocimientos e información de fuentes diversas, para crear un marco unificado de entendimiento mayor que el que tendríamos si consideramos los temas sueltos.

Imagínate una gran red con un centro donde está tu conocimiento actual, y múltiples ramificaciones que entran y salen allí, hasta configurar un nuevo todo de conocimientos, más completo, amplio y complementario.

En el cerebro -que es el hardware con los comandos que nos pone en funcionamiento- se crea así un proceso llamado “engrama”, huella o trazo de memoria a partir de una nueva malla de neuronas que se interconectan entre sí por primera vez, dando lugar a un nuevo significado al unir esos puntos nuevos. 

Wilson sentó las bases de la defensa de la unión de conocimientos e informaciones de diferentes disciplinas, e incluso se especializó en el estudio de los sistemas complejos de las hormigas, con su maravilloso esquema de funcionamiento, convirtiéndose en una autoridad mundial en el tema.

Síguenos en Google Noticias para mantenerte siempre informado

¿Para qué nos sirve la consiliencia? 

La consiliencia se entiende como un método más completo para abordar el conocimiento. Es decir que no se trata de una simple suma de temas diversos, sino que la unión de esas ideas puede resultar en algo más completo, integral y con confluencia de distintas disciplinas. 

Hay un concepto interesante alrededor de este principio científico, que, en español se traduce como un “saltar juntos” del conocimiento. Literalmente, los fragmentos de ideas, aprendizajes formales e informales, y la formación -por ejemplo-, se enriquecen mutuamente y potencian cuando actúan combinados. 

Algunos ejemplos para comprenderlo mejor: la psicología no puede ser vista por separado del estudio de las neuronas y la sinapsis -la conexión- entre ellas. La sociología no podría dejar de lado su ligazón con la economía y la antropología. La geografía, con la historia y la antropología. La medicina no puede funcionar sin pensarla en términos completos del ser humano, con cuerpo, mente y espíritu. Y así sucesivamente.

Llevado al plano cotidiano, cuando tomas una decisión por más trivial que sea, siempre analizas más de un elemento para definir algo. Esto, en sí mismo, es consiliencia: juntas información del hecho principal a decidir, y conectas con aspectos que le rodean de múltiples fuentes, para enriquecer y darle mayor encuadre a la elección a tomar.

5 factores para integrar conocimiento en un mundo disperso

Posiblemente hayas escuchado hablar del esquema del “árbol del conocimiento”. Es un gráfico bastante popular, donde se sintetiza el dibujo de un árbol, desde sus raíces hasta los tallos y frutos, del cual emergen los distintos elementos que van surgiendo en el proceso de confluencia de información, aprendizajes y conocimientos. 

En un mundo como el actual, con una mente dispersa, veloz, con un pensamiento de estilo digital, que implica abrir “ventanas” mentales que te hacen saltar de un tema a otro, versus el esquema más tradicional analógico de ideas secuenciales y una detrás de la otra, necesitas encontrar un eje para integrar el conocimiento y expandirlo combinándolo con distintas fuentes. 

La consiliencia es lo que te permitirá lograrlo y la gran clave es que pongas en acción cada cosa que aprendes y que concilias en tu mente. Aquí tienes los cinco factores que pueden ayudarte:

Verifica tu tipo de mentalidad, y aplica la inteligencia adaptativa

Según la investigadora Carol Dweck, profesora de psicología social en la Universidad de Stanford, hay personas que tienen mentalidad fija o de crecimiento. En el primer tipo el pensamiento es lineal, se basa generalmente en experiencias pasadas, teme a lo desconocido, y le cuesta salir de lo habitual. 

En la mente de crecimiento la persona se abre a las nuevas experiencias, tiene curiosidad y sed de aprender y compartir, le encantan los cambios, y por eso puede sobrellevarlos con más disposición física, mental y emocional. 

De esta forma estarás utilizando la función de la inteligencia adaptativa, que te permitirá asumir mejor los cambios, en vez de padecerlos. 

Observa, en vez de reaccionar automáticamente

Las personas con mayor reactividad en su conducta tienden a tomar decisiones por impulso, de las que luego muchas veces se arrepienten. 

Aplicando los principios de la consiliencia puedes permitirte integrar información diversa, hacerla confluir en tu toma de decisión mediante el proceso de pensar, observar desde distintas perspectivas, elegir las mejores opciones, y recién luego, actuar. 

¿Ya nos tienes en Facebook? Danos like y recibe la mejor información

Detecta qué sientes cuando algo no coincide con tu línea de pensamiento

Es muy sencillo que te des cuenta al instante qué pasa por tu cuerpo, mente y emociones cuando se produce un cortocircuito en tus creencias y paradigmas frente a información nueva que te desafía. Puede haber rechazo, negación, confusión e incluso angustia o enfado, que se despiertan justamente porque todo tu modelo mental no coincide con lo que tienes predeterminado “de fábrica”. Es decir, por tu forma de vida que has llevado hasta el presente, tu educación y tu entorno, porque todos estos aspectos nos influyen y condicionan de alguna manera.

Trabajando tu flexibilidad cognitiva utilizando el cerebro en forma completa, los dos hemisferios y todas sus funciones, crearás más permeabilidad para considerar otros puntos de vista y de percepciones, sin necesidad de las reacciones habituales.

Anímate a los cambios de rutinas

Muchas personas viven metidas en una rutina abrumadoramente aburrida cada día. El mismo horario en el que suena el despertador, la misma secuencia para salir de casa e ir al trabajo, el mismo camino de ida y vuelta, la misma comida cuando vas al restaurante. Hasta la misma ropa, o la misma música. Nada nuevo.

¿Qué pasaría si empiezas por variar esas rutinas que ya las tienes automatizadas? Empieza por cambiar la ruta, ponerte calcetines de distintos colores, lavarte los dientes con tu mano menos hábil, conversar con personas desconocidas al menos 3 veces a la semana. 

Puedes darte un plazo de al menos un mes, y observar cómo tu mente se va moldeando a lo nuevo y está más dispuesta a incorporar lo diferente. Lo que está pasando en tu cerebro es un cambio en tu modelo mental. 

No existen los desafíos para quienes quieren una vida predecible

Si lo tuyo es querer tener para siempre una vida totalmente estable, tengo una buena y una mala noticia. La buena es que puedes permanecer en ese estado tanto tiempo como quieras, aunque sea tedioso. Aunque el mundo dé vueltas y se transforme, puedes quedarte atrás y estanco en tu posición, viendo cómo cambia todo, mientras tú no cambias ni te transformas.

La mala es que puede ser que, casi sin darte cuenta, estés eligiendo sumergirte en la mediocridad y en un estado del que te será difícil salir si permaneces allí constantemente.

Si lo deseas puedes aplicar la consiliencia en cada área de tu vida: te servirá para recobrar la chispa vital, que despertará en ti aspectos interesantes para tu desarrollo personal y profesional como la capacidad de actuar, el reinventarte, la curiosidad permanente, el aprender e integrar cosas nuevas. El vivir con entusiasmo y automotivación, el demostrar tu singularidad frente a un mundo que quiere estandarizar hasta a las personas, y el hacerte notable por aspectos peculiares de tu forma de ser. 

Como comentaba el científico Stephen Hawking, estarás aplicando tu inteligencia adaptativa, que es la capacidad de adaptarte a contextos cambiantes como los que vivimos, donde quedaron oxidados los patrones de comportamiento, y todo nos interpela y cuestiona diariamente. 

Estos comportamientos influyen directamente en tu capacidad de supervivencia, de tener flexibilidad, creatividad y la capacidad para innovar y reinventarte cada vez que quieras. ¿Te animas? 

Suscríbete a Forbes México

Contacto:

Daniel Colombo es Facilitador y Máster Coach Ejecutivo especializado en CEOs, alta gerencia, profesionales y equipos; comunicador profesional; conferencista internacional; autor de 32 libros. LinkedIn Top Voice América Latina 2019. Miembro de John Maxwell Team.

www.danielcolombo.com

LinkedIn: Linkedin.com/in/danielcolombo

Twitter: @danielcolombopr

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

Siguientes artículos

M&A en startups: oportunidades
Por

Los inversionistas saben lo que quieren y lo que buscan con base en una tesis probada.