Cuando das retroalimentación buscas ser escuchado, influir, o ayudar a otra persona a ser consciente del efecto que sus acciones producen. Para que la persona a quien le das retroalimentación adopte una actitud receptiva, tu comunicación debe ser constructiva y asertiva.

Si al dar retroalimentación, especialmente retroalimentación correctiva, utilizas un estilo de comunicación pasivo, agresivo, o pasivo-agresivo, es muy probable que la persona que recibe retroalimentación reaccione a la defensiva, atacando y defendiéndose; tratando de evitar el conflicto y huir de la conversación, o quedando paralizada. Entonces para aumentar la probabilidad de que te escuchen con apertura, puedes tener en cuenta las siguientes claves:

Qué sí hacer:

Conéctate con la empatía: Las personas te escucharán si se sienten comprendidas. Entonces si ves que otra persona está actuando desde la rabia, la impaciencia o la frustración, puedes recordar que detrás de estas emociones, por lo general hay miedo o dolor.  Si reconoces su miedo o su dolor, va a ser más fácil para ti adoptar una postura compasiva y empática.

Pregunta y escucha: Si una persona no se comporta de acuerdo con tus expectativas, antes de hacer suposiciones, o tomarte a personal su comportamiento, puedes realizar preguntas sencillas para validar por qué actuó así. Por ejemplo: ¿Estás bien? ¿Qué sucedió?

Exprésate en primera persona: Recuerda que la forma en que percibes la realidad no es la verdad absoluta, sino tu interpretación de la realidad. Entonces puedes expresar lo que observas utilizando frases como, por ejemplo: “lo que yo percibo…”, “desde mi perspectiva…”, etc.

Realiza solicitudes específicas: Si vas a realizar una petición asegúrate de ser específico, para que la otra persona comprenda qué es lo que deseas. Por ejemplo, en vez de decir: “quiero que mejores tu actitud”, puedes ser específico y decir: “me gustaría que me escuches sin interrumpirme cuando te estoy hablando”.

Reconoce lo positivo y agradece: Para que las personas adopten una actitud receptiva necesitan sentirse valoradas y apreciadas. Por eso, cuando des retroalimentación correctiva, no te enfoques únicamente en lo negativo. También puedes reconocer explícita y verbalmente las cualidades de las personas y agradecer o reconocer las acciones positivas que realizan.

Sé consciente de tu comunicación no verbal: Además de elegir una comunicación verbal asertiva, también es importante que tu comunicación no verbal demuestre respeto, serenidad, receptividad y seguridad.  Por eso, es importante que observes y regules tu lenguaje corporal: tus gestos, postura, y movimientos, y también tu lenguaje paraverbal: tu tono de voz y la rapidez con la que hablas.

Qué no hacer:

Culpar: Si culpas a las personas es muy posible que reaccionen a la defensiva. En vez de culpar puedes hacerte responsable por lo que te sucede y expresarte usando un lenguaje empoderado en primera persona. Por ejemplo, en vez de decir: “es que tú me haces perder la concentración”, puedes decir “cuando me interrumpes mientras estoy escribiendo, yo pierdo la concentración”.

Comentarios pasivo-agresivos: En ocasiones las personas realizan comentarios pasivo-agresivos en los que expresan su inconformidad a través del sarcasmo, la ironía o las indirectas. Si quieres ser asertivo debes evitar este tipo de comunicación, y ser directo y respetuoso al expresar tu desacuerdo o molestia.

Criticar el ser: Si usas adjetivos que descalifican la forma de ser de las personas, o si generalizas injustamente, es muy probable que no te escuchen, por ejemplo: “tú eres un irrespetuoso, siempre llegas tarde”. Entonces, al dar retroalimentación menciona cuál fue la acción específica que la otra persona realizó, sin generalizar ni juzgar, por ejemplo: “Hoy cuándo llegaste tarde, yo me sentí irrespetado”.

Hablar desde el ego: En ocasiones tu ego se siente inseguro, atacado o en peligro, y por eso busca demostrar que tienes la razón y que los demás están equivocados. Sin embargo, para que tu retroalimentación sea constructiva debe surgir de un deseo genuino de ayudar a resolver una situación; de construir en vez de destruir, y debe estar acompañada por flexibilidad, humildad y escucha activa.

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