Estar al lado del mercado más atractivo del mundo no es la única razón por la que México es ya una potencia automotriz: los estados destinan millones de dólares para convencer a las armadoras de que son la mejor opción para poner sus plantas.   Al poco tiempo de iniciada, la visita de prensa tomó un giro inesperado. Lo que debía ser un encuentro para conocer los avances de la construcción del complejo de casi 500 hectáreas que pondrá en el mapa industrial al municipio de Pesquería, Nuevo León, pronto se transformó en una secuencia de quejas contra las autoridades. Los reclamos incluían el paso de un gasoducto por debajo de la pista de pruebas, y que con un avance de 93% en la construcción del complejo, aún no haya red eléctrica, de drenaje y agua potable, ni la vía de tren a puerta de planta para embarcar los vehículos que se habían prometido. El punto culminante fue una precipitada conferencia de prensa en la que el primer círculo de mando en México dejó claras sus diferencias con el gobierno de Nuevo León. “Kia y los afiliados estamos confiando en que el gobierno cumplirá con lo acordado”, dijo rodeado de asesores Seong Bae Kim, presidente de Kia Motors México, el miércoles 18 de noviembre. El reclamo de la empresa coreana de que el gobierno de Jaime Rodríguez El Bronco no ha cumplido con los incentivos que ofreció el anterior gobernador Rodrigo Medina tuvo como respuesta del gobierno la revelación en redes sociales del convenio íntegro. Es la primera que vez que un contrato de este tipo se hace público en un país que en los últimos tres años ha recibido de automotrices y sus proveedores inversiones por 23,200 mdd para nuevas plantas o ampliar las existentes, y que se encamina a convertirse en 2020 en el quinto mayor productor de vehículos del mundo. El paquete de beneficios tiene un costo para el gobierno de 490 millones de dólares (mdd), según Kia, pero los funcionarios locales dicen que cuesta 615 mdd. Los incentivos (el obsequio de terrenos, obras viales, exenciones fiscales y apoyos diversos por 10 años) son en compensación por la inversión de kia de 1,000 mdd en los primeros nueve años de operación de la planta. Kia habla de 3,000 mdd de inversión al paso de los años, tanto de la armadora como de sus 14 proveedores. Pero el convenio alcanzado con el gobierno de Medina dice que el derrame económico indirecto del proyecto será de 1,500 mdd en nueve años. Sólo que el gobierno del Bronco dice que las finanzas estatales cargan con una pesada deuda y sufren de iliquidez, y que los incentivos pactados por Medina son excesivos. “El convenio dice claramente que los incentivos están sujetos a disponibilidad financiera del estado, y también lo dice la ley”, dice su secretario de Desarrollo Económico, Fernando Turner. El sector automotriz es el nuevo motor de las exportaciones mexicanas, sobre todo a raíz de la caída de la producción y precios del petróleo. Esta industria aporta 3% del PIB del país, 17% de la producción manufacturera y 32% de las exportaciones totales, y ya colocó a México como el primer productor automotriz en América Latina, por encima de Brasil. La actual oleada de inversiones automotrices a México comenzó en 2012, a medida que los estadounidenses recuperaron el interés por hacerse de un vehículo nuevo (que habían perdido en la crisis financiera) y una vez que quedó claro que las armadoras estadounidenses no tendrían la fuerza de otros tiempos. Kia, la última de las grandes armadoras en llegar a México, no quiere perder más tiempo; así que mantiene su plan de arrancar la producción en junio de 2016. Su plan es que seis de cada 10 vehículos producidos en Pesquería vayan a Estados Unidos. En ese país podrían venderse este año 17 millones de unidades y el mercado sigue a la alza. México se beneficia de esa reactivación: el año pasado México mandó más de 1.8 millones de unidades a ese país, que equivalen a 11.4% del mercado total, según Ward´s Automotive. De los países que envían vehículos a Estados Unidos, México presentó el año pasado las tasas de crecimiento más altas, de 13.9%, mientras que los de Japón y Alemania decrecieron. Global Insight cree que este año México podría desplazar a Japón y Canadá como el primer introductor de vehículos al mercado estadounidense. Los estados mexicanos del centro y norte mejor ubicados y con disponibilidad de mano de obra capacitada han sido los ganadores en su competencia por ser sedes de las nuevas plantas automotrices. Puebla recibe de Audi 1,300 mdd de inversión para producir el Q5; Aguascalientes 1,200 mdd de Nissan y Daimler para producir vehículos Mercedes Benz e Infiniti; San Luis Potosí 1,000 mdd de BMW para montar una planta; Ford 1,300 mdd para la ampliación de su planta en Hermosillo y Guanajuato cerca de 1,000 mdd de Toyota para una planta. Tan sólo Guanajuato, el estado con más armadoras en el país, ha recibido de éstas y proveedores 14,987 mdd de 2006 a la fecha, y las autoridades locales dicen que en los próximos años se producirán ahí 1.2 millones de vehículos. La competencia por proyectos es incluso con Estados Unidos, dice Armando Soto, presidente de Kaso y Asociados. Sólo que detrás de cada proyecto hay bondadosos incentivos ofrecidos a las automotrices de manera discrecional y opaca. La ley de promoción de inversiones de Nuevo León enlista los apoyos que se pueden dar a los grandes proyectos industriales que llegan al estado, como gestión de trámites ante todas las instancias de gobierno, descuentos de hasta 95% en el pago de derechos estatales, apoyos económicos para becas de capacitación y adiestramiento de trabajadores, reducción de hasta de 95% en el pago del Impuesto Sobre Nóminas por cinco años y pago de hasta 100% de las obras de infraestructura para la instalación o expansión de la empresa. Dice también que el gobierno puede dar en donación, venta condicionada, permuta, comodato u otra figura jurídica bienes inmuebles para uso industrial, o hasta 50% del dinero para comprarlos, o bien pagar la totalidad de la renta hasta por 10 años, pero no pone topes o rangos de referencia. Tampoco hay precisión en los apoyos que da Guanajuato. Pone efectivo según el tamaño del proyecto y los empleos generados, para compra de terreno, pago de renta de naves industriales, suministro de electricidad, cuota de conexión de gas natural o LP, compra de maquinaria, equipos industriales y la adquisición de tecnología y otros gastos que puedan surgir en la primera fase de la operación. Promexico difunde un breve listado de apoyos: a la exportación (devolución de los impuestos pagados por importar bienes que luego son parte de bienes de exportación), permitir importaciones temporales, admitir deducciones inmediatas, reducciones de ISR y apoyos a la investigación, el desarrollo y la innovación. En Nuevo León, la ley dice también que los incentivos deben considerar el número de empleos directos que se van a generar, los sueldos promedio de esos empleos, el monto de la inversión y el fortalecimiento de la proveeduría de empresas locales, etcétera. Esta falta de precisión permite a los gobiernos estatales hacer paquetes de incentivos a la medida, caso por caso. No hay un porcentaje mágico para fijar el valor de los incentivos, dice Alejandro Hernández, secretario de Desarrollo Económico de Guanajuato. Los incentivos los definen con base en indicadores básicos que las propias empresas les muestran sobre inversión esperada en activos, máquinas, volumen de producción, generación de empleos directos e indirectos. “Nosotros llevamos algo ya preparado, nunca he visto que ellos (los gobiernos) se pongan a hacer un estudio técnico”, dice Ricardo Haneine, experto de at Kearney y asesor de automotrices en este tipo de negociaciones. Los incentivos se han manejado con opacidad, sólo Nuevo León los ha transparentado, señala Turner. “Todos los secretarios de desarrollo económico conocen los datos (de a cuánto ascienden los incentivos)”, agrega. Apenas ahora, el gobierno de Guanajuato piensa mandar hacer estudios técnicos sobre los impactos en el tiempo de los proyectos automotrices, a escala local y regional, según Hernández. Forbes México hizo peticiones de información a los secretarios de desarrollo económico de Puebla y Aguascalientes, pero no hubo respuesta. Tampoco es que las automotrices deciden dónde instalan una planta solo por los incentivos. Consideran variables como la mano de obra, el talento, la población con estudios universitarios, el entorno en el que van a vivir los ejecutivos, entre otras. “Los incentivos es solo una parte”, dice Haneine. Los incentivos tampoco son tema cómodo para la industria. El vocero de Nissan afirmó vía mail que la compañía no estaba en posición de comentar sobre el tema. En tanto que el gobierno federal opta por hacerse a un lado. Días después de la visita de periodistas a la planta de kia, el Secretario de Economía Ildefonso Guajardo visitó Monterrey y platicó del asunto con funcionarios estatales. Su postura fue que el diferendo con kia es un tema estatal y que la Federación respeta la soberanía estatal, según Turner. México no es el único país en Norteamérica que da incentivos a las automotrices, pero sí el que actúa con más secrecía. En mayo de 2014, el gobierno de Ontario, Canadá, rompió su tradición de no subsidiar la llegada de proyectos automotrices y creó un fondo de 369 mdd con ese fin. Canadá es el país en el país en la región que ha perdido la mayor producción automotriz en los últimos años. La prensa local documenta el vuelo de varios proyectos a Estados Unidos, gracias en parte a los incentivos. Alabama apoyó con 158 mdd el montaje de una planta de 400 mdd y 1,500 empleos de Honda; Mississipi con 363 mdd a Nissan por su planta de 1,400 mdd y 5,300 empleos; y Texas con 133 mdd a Toyota para su planta de 800 mdd y 2,000 empleos, según el portal Site Selection. En México hay casos enigmáticos, como el de Puebla. El gobierno de Rafael Moreno Valle dio incentivos a VW para que se estableciera la planta de su filial Audi, aún cuando difícilmente habría elegido un lugar distinto a donde están sus operaciones más grandes de Norteamérica y sus proveedores más importantes. grafico_automotriz_mx Incentivos, ¿hasta dónde? Entre las concesiones hechas a kia, según el contrato, está designar entre el personal del gobierno a gerentes y coordinadores, previa aprobación de la compañía, para que la asistan en todo lo que necesite, desde la preparación del sitio, permisos, impuestos, capacitación, víalidades, etcétera, y ante todas las oficinas y dependencias que haga falta. Kia se reserva el derecho de pedir incentivos adicionales en el caso de ampliación del proyecto o si hace contrataciones significativas adicionales a las previstas. El gobierno también se comprometió a hacer por su cuenta y costo las evaluaciones de impacto ambiental y obtener los permisos de semarnat y sedesu para las obras, y debe asegurarse de que no se establezcan restaurantes y bares en las áreas circundantes al complejo de Kia, ni otras automotrices. También prometió construir para Kia una subestación eléctrica de al menos 70 megavoltiamperios (MVA), a hacer que un tercero redireccione el gasoducto que pasa por el terreno y a pagar cursos de idiomas para 250 empleados de kia, de inicio. Pero las autoridades actuales piensan que hay puntos en el contrato que contradicen las leyes mexicanas. Uno es su carácter confidencial y que, en caso de controversia, las partes lleven el asunto a tribunales internacionales –a alguno de los 58 países de la convención de Naciones Unidas de 1958. “Nos critican porque dimos a conocer un contrato que consideran confidencial… pues que lean (los representantes de kia) la ley de transparencia que nos obliga a darlo a conocer”, dice Turner. El artículo 4 de la Ley de inversión del estado dice que la finalidad de ese ordenamiento es fomentar la inversión a través de incentivos claros y transparentes que den seguridad institucional a los inversionistas, en tanto que el artículo 18 dice que los incentivos están sujetos a la disponibilidad de dinero del estado. Turner concuerda en que estos convenios debieran regularse, para que las automotrices sepan a qué atenerse y para evitar excesos en lo que otorgan las autoridades. “Se están dando cada vez más cosas por cuestiones políticas, les dan hasta lo que no, y los municipios se ponen a hacer lo mismo, aunque estén quebrados”, señala.   Pesquería, en el plan global Kia es parte de Grupo Hyundai y su proyecto en México no es uno más. Cuando alcance su máxima capacidad, se podrán producir ahí 300,000 vehículos al año, un volumen que solo sus plantas en China y Estados Unidos pueden alcanzar. La planta de Pesquería tendrá la prensa de estampado más grande de la compañía, capaz de producir un vehículo por minuto –las prensas de estampado son máquinas que preparan las láminas para hacer puertas, salpicaderas, cofre, cajuela y otras superficies planas que dan forma al vehículo. “El objetivo es que esta sea una planta con tecnología de punta –dice Horacio Chávez, a cargo de los asuntos comerciales de kia en el país–. México va a ser estratégico para la demanda que hay sobre todo en el segmento de compactos”. kia produce 3 millones de vehículos al año en el mundo, así que la tarea para México es aportar un crecimiento de 10%. Seis de cada 10 vehículos producidos aquí se irán a Estados Unidos –arrancará con su compacto Forte y en 2017 arrancará la producción de otro compacto–, dos a Sudamérica y los dos restantes serán para el mercado local. La demanda de compactos en Estados Unidos está a la alza, por su menor consumo de combustible, dice Chávez. En México, Kia no será un jugador marginal. La meta inicial este año era cerrar con 7,000 vehículos vendidos, pero la respuesta del mercado llevó al corporativo coreano a elevarle el reto a Chávez a 9,000. Ante la contracción de China y Rusia, todo lo que México pueda aportar para compensar será muy importante, dice el directivo. Chávez empezó por dar a conocer la marca –solo uno de cada quinientos mexicanos sabía lo que era Kia–, siguió con un programa de preventa previo a la llegada de los vehículos y luego hizo un tour de pruebas de manejo en estacionamientos de centros comerciales en varias ciudades. También tendió una red de concesionarios en tiempo récord: entre junio y noviembre abrió 46 agencias. La meta de aquí a 2019 es tener una cuota de mercado de 5%, dice Chávez. Para llegar a la meta es vital que Pesquería comience a producir a tiempo. Por ahora, las contrataciones están en su momento álgido: Kia dice que ya tiene contratadas a 600 personas y que cerrará el año con 1,100 –de los 3,000 empleos directos dice va a generar, sin contar los 4,000 de sus proveedores. Los números ayudaron a Kia a obtener incluso concesiones extravagantes. Una es que el estado disponga de un helicóptero cada 15 días para tomar fotos aéreas de los avances de las obras y que en los caminos de acceso a la planta, carreteras adyacentes y rampas le pongan árboles chaparros, arbustos y flores silvestres de su elección. Pero es probable que paquetes de beneficios como éste no se repitan en el país, no por una regulación sino porque se acabó el dinero. Las reducciones de presupuesto por la caída de los precios petroleros obligarán a ser selectivos en qué apoyar, dice Hernández, de Guanajuato. Incluso es improbable que Kia sea complacida en todo, pero algo obtendrá. El gobierno de El Bronco sabe que con los planes que tiene en Pesquería, lo que Kia menos quiere es una pelea. “No hay pleito, las reuniones siguen y hay personal del gobierno haciendo las obras”, concluye Turner.

 

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