En ocasiones, la gente me pregunta por nombres de líderes que me han inspirado en mi vida. Cuando pienso en las cualidades que todos ellos tienen en común, resalta la capacidad de llevar a otros a actuar y unirse a su causa.   Por Dov Seidman Aquellos líderes que me han inspirado tienen la habilidad de conectar la energía de un grupo diverso de personas y canalizarla hacia un objetivo o visión compartidos. Muchos de estos líderes son conocidos (Mandela, Gandhi, Luther King, Kennedy), pero hay una persona que siempre menciono y es recibida por la audiencia con intriga y curiosidad. “¿Quién es Krazy George Henderson?”, me preguntan. Sonrío. Aunque no lo conocen por su nombre, probablemente han experimentado personalmente el alcance de su liderazgo. La respuesta corta es que Krazy George es un jefe de barra profesional que ha venido levantando públicos por 40 años. La respuesta larga es que él introdujo el modelo de liderazgo que el mundo necesita en estos días, uno que crecientemente estamos viendo en las nuevas generaciones, especialmente en los millennials. Un 15 de octubre de 1981, en un partido entre los Oakland Athletics y los New York Yankees, el marcador iba 0-0 cerca del final. Entonces, Krazy George Henderson, armado tan sólo con un bombo y una visión, inventó algo increíble. Esto es lo que me dijo cuando lo entrevisté para el primer capítulo de mi libro How: “Primero le pegué al bombo. Eso llamó la atención de las tres o cuatro secciones junto a la mía. El bombo muestra energía y emoción; muestra que estoy personalmente involucrado con los hinchas.” De pronto, el aliento del público se hizo más fuerte. Pero mi bombo aún se podía sentir. “Esto es lo que haremos. Nos levantaremos de nuestros asientos y moveremos nuestras manos. Partiremos con esta sección, y luego con la de al lado. Vamos a empezarla y esperemos que siga.” El comentarista Tony Kubek dejó el juego por un momento y se empezó a fijar en las graderías: “El público está reaccionando. ¡Acabo de ver algo impresionante! Cada sección se está levantando coordinadamente alrededor del estadio.” Los Athletics perdieron el juego y la serie. Pero La Ola había nacido. Dos semanas después de la primera, la hinchada de la Universidad de Washington hizo una en su estadio. En los meses y años siguientes, La Ola se esparció por el mundo, de estadio en estadio, con o sin Krazy George y su bombo. Pero él es responsable de levantar a millones de personas de sus asientos agitando sus manos alrededor del mundo. ¿Pero qué explica la popularidad de La Ola? La respuesta, en parte, es que permite a grandes masas expresarse colectivamente. Pienso que La Ola es un símbolo poderoso de nuestra conexión e interdependencia humana. En un mundo en que la tecnología sigue acortando distancias y en que ocurren cambios profundos cada vez con mayor frecuencia, nuestras acciones hoy afectan a más gente (y de más lejos) que nunca. Crecemos cada día más interdependientes y, en consecuencia, nuestros líderes deben considerar más que nunca sus acciones, puesto que sus efectos nunca fueron más importantes. Una acción como La Ola es una metáfora perfecta para el estilo de liderazgo que necesitamos en nuestros días. Por lo mismo vuelvo a ella en cada charla que doy y hasta la utilicé para empezar mi libro. Lo que resulta interesante de La Ola es que no tienes que ser el dueño del estadio o alguien rico o poderoso para empezarla. Ni siquiera tienes que ser jefe de barra como George Henderson. Es un acto verdaderamente democrático, pues nadie está obligado a hacerla. Es tu decisión. Cuando te das cuenta de que no tienes poder sobre un grupo de gente, independiente de su tamaño, el hecho de que podamos generar olas y poder a través de la gente es impresionante. Empezar una ola es un acto que genera energía humana sostenible, inspirando a otros e invitándolos a sumarse no porque hay amenazas o sobornos, sino porque así lo quieren. Ésa es la esencia del liderazgo inspiracional y la enseñanza que todos podemos aprender de Krazy George. El liderazgo trata de cómo logramos que gente actúe y se una a nuestra causa. Existen tres formas de hacerlo: Coerción, Motivación o Inspiración. Coerción y motivación, garrotes y zanahorias, provienen desde afuera. La inspiración, en cambio, proviene desde adentro. Cuando la gente hace una ola en un estadio, lo que hace que se expresen poniéndose de pie, viene de adentro. En el mundo de los negocios, lo que inspira a otros a seguir una ola, es el sentido de que están en una travesía que merece su lealtad y encarna sus creencias e ideales más profundos. Hoy, la capacidad de generar olas positivas es mayor que nunca. Nuestro mundo interdependiente requiere que encontremos a los Krazy George dentro de cada uno de nosotros.
Dov Seidman (@DovSeidman) es autor de How. Por casi dos décadas, su organización, LRN, ha ayudado a algunas de las compañías más respetadas del mundo a construir culturas corporativas ganadoras y a inspirar un desempeño basado en principios.   Contacto: Twitter: @megustaleermex Facebook: Me gusta leer México Página web: megustaleer   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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