La respuesta tiene que ver con tu sentir al poseer o no algo. Por eso debes identificar cuando te sientes abundante o carente. Y como no es bueno sentirse carente, reflexionemos al respecto.   Una persona compra ropa de marca, otra prefiere salir de vacaciones a lugares exclusivos, una más opta por tener una camioneta de lujo y habrá quien prefiera comprar el último y más moderno smartphone. ¿Se vale darnos ese tipo de lujos? ¿Has escuchado a alguien decir: “Para eso trabajo” o “Me lo merezco”? ¿Crees que eso sea verdad? Es cierto que te mereces lo mejor. ¿Por qué no habría de ser así? ¡Claro que te lo mereces! Sin embargo, lo mejor no siempre es lo más caro. Además, cada persona es diferente y las cosas materiales generan sentimientos distintos para las personas. Supongamos, entonces, que tienes la posibilidad y te quieres comprar algún lujo. ¿Cómo decidir cuáles son válidos y cuáles no? ¿Desde qué perspectiva se pueden clasificar como válidos? A veces a las personas que pueden hacerlo, pero nunca se “dan un gusto”, se les considera como tacañas, pero tampoco esto es siempre cierto. Entonces, ¿qué podemos concluir? La respuesta tiene que ver con la forma en la que te sientes al poseer algo. ¿Te sientes abundante si lo tienes o carente si no te lo puedes comprar? Tienes que identificarlo. No es bueno sentirse carente: no te ayuda en nada para tu prosperidad. Y, del mismo modo, es muy bueno sentirse abundante; eso es algo positivo. Esto resulta más claro con un ejemplo: Una mujer se siente abundante al estar de vacaciones en un buen hotel, en un buen lugar, con ciertos lujos, pero no le importa tanto qué coche conduce. Eso no es importante para ella. Por el contrario, su marido se siente abundante siendo el poseedor de un buen automóvil. Entonces, el marido decide comprar un auto último modelo y sacrificar las vacaciones de este año. “Mi familia debe tener un buen coche. No está bien que andemos conduciendo ese armatoste. Finalmente, ¡para eso trabajo! Las vacaciones pueden esperar y con todo el trabajo que tengo, ni siquiera creo poder pedir unos días.” La esposa recibe con gusto el automóvil nuevo, pero se siente frustrada porque sabe que eso significa que no podrá tener las vacaciones que quisiera, y piensa: “¿Por qué tiene que ser así?, ¿por qué trabajamos y trabajamos y no podemos darnos ni siquiera ese lujo? En fin, el dinero no crece en los árboles. No tenemos suficiente y tengo que aceptar esa realidad.” El marido terminará por acostumbrarse al coche y dejará de sentir la abundancia que sintió cuando lo compró, pero la esposa recordará eventualmente que no tienen lo suficiente “ni siquiera” para salir de vacaciones, y cada vez que lo recuerde se sentirá frustrada y carente. La sensación de abundancia se desvaneció, pero la de carencia se quedó, y eso no es bueno. Cada vez que la esposa piense: “No tenemos suficiente y tengo que aceptar esa realidad”, está transformando esa sensación de carencia en una creencia, es decir, la está perpetuando. Entonces, con la precaución de que no afectes tu patrimonio, te recomiendo el siguiente ejercicio: analiza qué cosas te generan el sentimiento de carencia y cuáles no. Evita las primeras a costa de las segundas. Esto significa que podrías tener los calcetines rotos si eso no te genera una sensación de carencia, pero no podrás dejar de comprarte ese celular que quieres, porque al comprarte otro que en realidad no quieres, cada vez que lo uses te estará recordando la sensación de carencia. ¿Tiene lógica? ¿Andar con un celular moderno pero con los calcetines rotos? ¡Depende! Si tu pensamiento es: “El día que yo quiera, me compro los calcetines”, significa que no estás evitando la compra por carencia, sino por elección. Si tu pensamiento, en cambio, es: “No tengo ni para comprarme unos calcetines”, generarás esa sensación de carencia, que es la que debes evitar, antes de que se convierta en creencia. Por supuesto que no te digo que te compres todos los lujos que quieras y malgastes tu dinero, pero si te puedes dar un lujo, tu mente sabe que está a tu alcance y lo quieres comprar, que sea algo que te genere sentimientos de abundancia o, más importante aún: nunca dejes de comprar aquello que te generará sentimientos de carencia por no habértelo comprado. Nunca tengas esa sensación. Finalmente, recuerda: si no te lo puedes comprar, es sólo por ahora. No es mi deseo ofender a nadie con este artículo. Estoy muy consciente de que muchísima gente en México está en situaciones financieras desafortunadas, pero también sé que mucha gente malgasta su dinero en muchos lujos, y espero que estas reflexiones les resulten de utilidad.   Contacto: Correo: [email protected]   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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