Por Madeline Berg Ayer, Bob Dylan fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura en Estocolmo, Suecia, por “haber creado nuevas expresiones poéticas dentro de la gran tradición de la canción estadounidense”, según un comunicado de la Academia Sueca. Dylan, nacido como Robert Zimmerman en Minnesota, saltó a la fama de la escena folk de Nueva York en la década de 1960 con canciones alabadas por sus letras poéticas y su comentario social. Algunas de sus canciones más famosas, como “Blowin’ in the Wind” y “The Times They Are a-Changin’”, se convirtieron en himnos de los movimientos por los derechos civiles y antibelicistas. Dylan, de 75 años, es el primer estadounidense en recibir el premio desde 1993, cuando lo ganó el autor Toni Morrison. La elección de un músico es un cambio sorprendente para un premio otorgado habitualmente a poetas y novelistas. Aunque la Academia consideró su “literatura” más típica, incluyendo su autobiografía Chronicles, el premio fue concedido por su música. Es probable que el Nobel genere una recompensa monetaria para el músico. Los ganadores del premio de literatura en general han visto un aumento significativo de las ventas de sus libros desde el anuncio, aunque esta vez esa euforia podría traducirse en un pico en el streaming de Spotify. Después de que la escritora canadiense Alice Munro ganara el premio en 2013, sus ventas se incrementaron en más de 4,000% en Canadá y más de 700% en EU. Cuando el poeta sueco Tomas Tranströmer ganó el premio en 2011, Amazon y otros minoristas enfrentaron problemas de abasto, dado que no contaban con suficientes copias de sus colecciones para hacer frente a la demanda. Dorris Lessing, quien ganó en 2007, vio las ventas de su novela The Golden Notebook despegar de las 50 copias a la semana a más de 1,100 copias. Si bien es difícil decir exactamente cómo se traducirá el premio en ventas de música y streams, es posible que el nombre de Dylan reaparezca en las listas de popularidad, donde era una presencia constante en la década de 1960. Cinco de sus álbumes han alcanzado el número uno en el Billboard 200, incluyendo, el reciente Together Through Life, de 2009. Eso hizo de Dylan el músico más veterano en haber debutado un álbum en la cima de la lista. Aunque Forbes no tiene un estimado del patrimonio del cantante de folk, Dylan ha tenido un año muy rentable. En abril, vendió una gran cantidad de recuerdos personales, incluyendo canciones escritas a mano y una chamarra de cuero, a la fundación de la familia de George Kaiser y la Universidad de Tulsa en lo que se reporta fueron entre 15 y 20 mdd. Durante décadas, Dylan se ha mantenido muy activo en el departamento de conciertos, que se ha convertido en la parte más lucrativa del negocio de la música para los artistas a medida que las ventas de discos han disminuido. Este año ha ofrecido 45 espectáculos desde enero, ganando en total un promedio de 405,113 dólares por presentación, de acuerdo con Pollstar. Y su 37º álbum de estudio, Fallen Angels, debutó en el número siete en el Billboard 200 en mayo. El fin de semana pasado hizo la primera de dos apariciones en el festival Desert Trip en California, en el que figura la realeza del rock de la década de 1960, incluyendo a Neil Young y los Rolling Stones. Billboard calcula que los ingresos del festival por los dos días serán de 130 mdd, lo que debería pagar bien a los artistas que se presentarán. Puede que los tiempos hayan cambiado, pero parece que la música de Dylan está aquí para quedarse.

 

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